El turismo de buceo va a más y genera ya seis millones al año
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La Región se consolida como uno de los principales destinos, con 68.200 inmersiones en laz dos reservas marinas y un aumento del 16% en el número de submarinistasJuana Martínez
Lunes, 17 de abril 2023, 01:36
«Llegué a La Azohía y pregunté cómo se hacía para no irse». Las aguas cristalinas de la costa cartagenera conquistaron al madrileño Rafael Benet hace un año. Como él, más de 50.000 aficionados practicaron buceo en la Región el año pasado. Algunos realizaron ... más de una inmersión y las cifras totales alcanzan las 68.200, mientras que los bautizos y cursos rondaron los 20.000, según la asociación de centros de buceo de la Región de Murcia.
«Durante 2022, los buceadores se han gastado cerca de 2.000.000 de euros en los centros, teniendo en cuenta que el turista solo deja ahí un 20% de su presupuesto y el 80% restante en alojamiento, restaurantes y ocio. Podemos calcular que durante el año pasado el buceo ha generado más de seis millones de euros en la Región», detallan en la asociación. Y el negocio va a más, ya que el número de buceadores aumentó un 15,7%.
Dos factores determinantes explican esos buenos datos. Por un lado, contar con dos reservas marinas de interés pesquero (Cabo de Palos-Islas Hormigas y Cabo Tiñoso) y, por otro, el buen clima durante todo el año. «Es el mejor destino del Mediterráneo para bucear», afirman desde la asociación. La reserva de Cabo Cope, en Águilas, sigue pendiente de aprobación. Además de estas zonas, La Manga-Isla Grosa y Mazarrón también destacan por la diversidad de sus fondos. Se constituyen así las cinco zonas de buceo de la Costa Cálida en las que se pueden observar desde pecios a cetáceos.
Para sumergirse en las reservas marinas es necesario pagar en los centros una tasa que ronda los 4 euros, y que incluyen en sus tarifas. Estas áreas, caracterizadas por su gran diversidad biológica y sus ecosistemas en buen estado de conservación, entre los que destacan los fondos coralígenos de naturaleza rocosa de Cabo de Palos, tienen cupos máximos de buceadores que no se pueden sobrepasar.
Sergi Pérez supo ver el potencial natural de La Azohía hace casi 30 años. Abrió el primer centro de buceo legal de la Región, Rivemar, en 1996. Ha vivido la evolución de este tipo de turismo en primera persona. «Antes no había nada y ahora somos uno de los destinos más solicitados», resume. A día de hoy existen 25 centros autorizados. El suyo está abierto casi todo el año, «menos el mes de mantenimiento de las embarcaciones». Incluso cuenta con un bar en el que desayunar o tomar una cerveza y una tapa bajo la sombra de las montañas mirando el mar. «El buceo es un deporte social, no es solo meterse debajo del agua, todo cuenta, implica muchas cosas, al final creas una comunidad. Nosotros ahora nos vamos todos juntos al Mar Negro», relata Pérez.
«Esta es mi oficina, solo la cambiaría por algo mejor. Y no lo he encontrado ni en Bali ni en Tailandia», lanza este analista químico de profesión, mientras se despide antes de sumergirse en el muelle de La Azohía. Va a continuar con una formación básica por lo que las inmersiones las realiza en la costa. Los alumnos son Kieran y su hijo Rian, que han contratado una formación básica de cuatro días.
En los niveles avanzados se desplazan con la lancha a zonas más profundas de Cabo Tiñoso como los acantilados. Es el caso de Virginia de Francisco, que se está preparando el curso de instructora para poder trabajar con personas con discapacidad intelectual. A ella el mar la atrapó hace años ya. Otras de las personas que cursan sus estudios son un grupo de profesionales del sector de Estados Unidos que realizan aquí sus certificaciones junto con un inspector ISO.
Estas empresas, al igual que otros negocios turísticos, suelen doblar su plantilla en los meses de verano. Otra modalidad al alza son los bautismos, en los que solo hace falta un día de aprendizaje. El coste varía pero casi todos los centros lo ofertan por menos de cien euros. Es una forma de tener una primera toma de contacto con la actividad «y descubrir si te gusta sin necesidad de adquirir nada de material. La demanda se ha incrementado», destacan desde el centro Islas Hormigas, en Cabo de Palos.
A parte de los centros en la Región existen asociaciones de buceadores que no se dedican a ello de forma profesional, los denominados clubes. Hay más de 20
El perfil del turista de buceo está muy definido, según un estudio de la asociación. Es un varón, de unos 40 años con recursos económicos, que viaja acompañado de su pareja, están de media unos cuatro días y se alojan en hoteles y apartamentos. Gastan unos 150 euros de media al día. El 85% son nacionales, predominando la zona centro del país; en el turismo extranjero, dominan los clientes procedentes del Reino Unido.
«Se ha observado un incremento del número de visitantes de Cataluña y el País Vasco, aunque el mayor porcentaje sigue siendo de la Comunidad de Madrid», concluyen desde la asociación. Si bien Pérez resalta que «cada vez se nota más la incorporación de la mujer».
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