Tres minutos para dibujar el atropello de Alejandro Valverde

A la hora de aclarar qué ocurrió aquella mañana en ese tramo de la carretera de La Ñora, cercano al río, la Policía Nacional ha realizado una exhaustiva infografía forense, una especie de montaje en el que, ensamblando las declaraciones de los testigos y el acusado, ofrece la que considera la versión más plausible. Tres minutos de 'frames', poblados de viñetas, en los que los investigadores dibujan las supuestas circunstancias que rodearon el arrollamiento del conocido ciclista y su grupo de amigos.

Gran parte de ese trabajo de los investigadores se fundamenta en la declaración del principal testigo del caso, un repartidor de Glovo que circulaba a esas horas por la zona y que, siguiendo al escuadrón de ciclistas, observó todo desde una posición privilegiada y consiguió incluso fotografiar la matrícula del Citroën Xsara que conducía el sospechoso. Este hombre explicó a los agentes que, aquel mediodía, en torno a las 12.30 horas, cuando circulaba por la carretera de La Ñora -concretamente al pasar el cruce de la vía a Puebla de Soto-, vio el Citröen Xsara del sospechoso, que circulaba muy pegado al pelotón en el que entrenaba Valverde. Los deportistas, según explica el fiscal en el escrito con el que solicitó al juzgado el procesamiento del sospechoso, iban de dos en dos, alineados en fila.

El conductor del Citröen, según explica este testigo, comenzó a adelantar al grupo de ciclistas cuando estos empezaban a cruzar el puente de esa travesía, en un lugar sin visibilidad y señalizado con línea continua al ser de doble circulación. El automovilista, mientras llevaba a cabo la maniobra, se vio sorprendido por otro coche que venía en sentido contrario, lo que le llevó a hacer «una maniobra agresiva, pasando muy cerca de los ciclistas y sin guardar la distancia de seguridad».

A partir de este momento, las declaraciones de unos y otros se bifurcan. Cristóbal V., en su declaración, niega que realizara esa maniobra temeraria y sostiene que jamás puso en riesgo a nadie. Su mujer, que viajaba de copiloto, explicó que el grupo lo conformaban entre 30 y 40 ciclistas que ocupaban todo el carril y que eso obligó a su marido a invadir el carril contrario para adelantar, volviendo a su lado sin acercarse al grupo.

Los ciclistas coinciden, sin embargo, en sus declaraciones en señalar la conducción peligrosa del sospechoso. Valverde sostuvo que el coche les pasó muy cerca y que estuvo a punto de tirarlos. Esa conducta, relató el conocido deportista, les llevó a decirle que llevara cuidado, ante lo que supuestamente Cristóbal V. sacó el dedo por la ventanilla haciéndoles una peineta, recabando los aplausos de su esposa -en el asiento del copiloto-. Este testigo sostiene que volvieron a recriminarle su actitud y, en ese momento, el conductor frenó en seco y comenzó a ir marcha atrás hacia ellos, logrando él y sus compañeros esquivarlo por los lados.

Los ciclistas sostienen que el conductor inició entonces la marcha hacia delante, pegando un acelerón y dirigiéndose hacia ellos. En su maniobra, se llevó por delante a Valverde y a Moya, causando unas lesiones que finalmente no revistieron gravedad pero les obligaron a ingresar en el hospital y guardar reposo.

Según declaró el detenido en el juzgado, frenó para preguntar el motivo de los improperios y los deportistas comenzaron a lanzarle botellas de agua al coche, provocando daños en la carrocería y ventanas. Cuando reanudó la marcha del vehículo, según su versión, para huir y evitar que continuaran lanzándole objetos y ser agredido, «pude desestabilizar a alguno de ellos de la bici y por eso cayeron al suelo, pero no di marcha atrás al coche ni arrollé a nadie», manifestó.

El conductor de Glovo sostiene que los ciclistas insultaron al automovilista y llegaron a lanzarle una botella de agua. Cuando pasaron delante del coche, explica este testigo, el hombre aceleró a gran velocidad, atropellando a uno de los deportistas. Después, según su versión, giró el vehículo hacia la derecha, llevándose por delante a su segunda víctima.