El psicólogo José Manuel Contreras atiende a María, una de las pacientes del centro de día de la asociación Adaner, en Murcia. JAVIER CARRIÓN / AGM

Los trastornos alimentarios en jóvenes y adolescentes de la Región de Murcia se disparan tras la pandemia

La asociación Adaner advierte de que el número de pacientes atendidos «se ha duplicado», desbordando la capacidad de sus servicios

Javier Pérez Parra y L. Ramón

Domingo, 22 de mayo 2022, 17:17

María empezó a desarrollar las primeras conductas propias de un trastorno de la alimentación con 13 o 14 años, aunque fue con 16 cuando ... el problema se agudizó. Evitaba comer, o vomitaba tras levantarse de la mesa. «Pero quienes padecemos estos trastornos somos maestros del engaño, así que aunque mi madre algo notaba, no supo lo que realmente pasaba hasta el año pasado», cuenta. La situación se había hecho para entonces insostenible, y la pandemia tuvo mucho que ver con ello. «Estaba encerrada en casa, sin poder hacer planes, con mucho tiempo para pensamientos negativos», confiesa María.

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En su caso, la crisis sanitaria generada por la Covid agravó su estado. Para otras muchas jóvenes y adolescentes, el confinamiento representó una situación de estrés que «precipitó» los síntomas de anorexia o bulimia, explica José Manuel Contreras, psicólogo de María en Adaner, una de las asociaciones que en Murcia atienden a estas pacientes. «Antes de la pandemia, teníamos cada año un incremento de entre un 15% y un 20% en el número de personas que nos solicitaban asistencia. Pero ahora, la cifra se ha duplicado», advierte Emilia Hernández, presidenta de Adaner. «Acude muchísima gente, hasta el punto de que estamos desbordados», admite. El centro de día tiene 40 plazas, aunque se redujo a 30 como medida para prevenir la transmisión de la Covid. Para acceder a este servicio «hay lista de espera».

«Todas las semanas llega gente nueva: como mínimo, cuatro o cinco familias, cuando antes venían dos o tres», explica Hernández. También en la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) del Reina Sofía observan un aumento de la incidencia. De los 32 ingresos de 2019 se pasó a 40 en 2021, con una reducción en 2020 fruto del cierre de las camas durante la primera oleada pandémica, explica el psiquiatra Gonzalo Pagán, responsable de la unidad. Los profesionales están «desbordados», asegura, por su parte, Pilar Salobrio, psicóloga en este servicio y coordinadora de Afectamur, una asociación que, como Adaner, también ofrece atención psicosocial a estas pacientes en la Región de Murcia.

«Todas las semanas nos llegan cuatro o cinco familias nuevas, cuando antes eran una o dos», señala Emilia Hernández

Al incremento de casos se une el empeoramiento de quienes ya estaban diagnosticados antes de la pandemia. «El confinamiento provocó pérdidas de hasta 30 kilos en algunos casos», asegura Salobrio.

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Además, los profesionales detectan que cada vez acuden adolescentes o incluso niñas de menor edad. Si en 2019 la edad media de las pacientes ingresadas en la unidad del Reina Sofía era de 20 años, ahora ronda los 18. Entre las menores de 12 años, los trastornos de la conducta alimentaria han aumentado un 15% en los últimos años, señala Pilar Salobrio. En cuanto al género, sigue habiendo muchas más chicas que chicos entre los afectados.

«Sacaba buenas notas, así que nadie se dio cuenta»

A sus 19 años, María es una alumna modélica, brillante. Tras sacar notas excelentes en el instituto y en la Ebau, se matriculó en Físicas. «Yo ya tenía este problema en Segundo de Bachillerato, pero como iba tan bien, mi profesor no se dio cuenta. A veces están muy pendientes de quienes van mal en clase y no ven que delante está pasando algo que puede ser mucho más profundo», reflexiona. En casa, su madre sí sospechaba pero, hasta el año pasado, la situación no estalló. María se recupera ahora en el centro de día de Adaner.

Una de las claves de su proceso es tomar conciencia de por qué ha llegado hasta ahí. «Las personas que tenemos estos trastornos somos de un perfeccionismo extremo. Al final, ¿qué es lo que puedes controlar? Tu cuerpo», explica. Esto en un entorno en el que la imagen parece serlo todo: «Hay mucha presión; yo he recibido comentarios negativos sobre mi cuerpo. No en las redes sociales, pero muchas otras chicas sí. Todo el mundo critica a través de la pantalla».

Deterioro de la salud mental

El aumento de casos de bulimia, anorexia y otros cuadros de trastorno alimentario desde el inicio de la pandemia coincide con un preocupante incremento global de problemas de salud mental entre adolescentes y jóvenes. De hecho, los profesionales que trabajan en este campo detectan un crecimiento de intentos de suicidio y autolesiones. «Es algo que está ahí, un tema muy complejo que hay que abordar y al que hay que dar visibilidad frente al estigma», reflexiona el psicólogo José Manuel Contreras.

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Pero, ¿por qué este aumento tan destacado de trastornos alimentarios desde el inicio de la pandemia? «Quizás por el aislamiento, por haber tenido que estar tanto tiempo en casa y por la falta de contacto social», subraya Emilia Hernández. Tras la anorexia o la bulimia hay «factores predisponentes» y otros que son «precipitantes», añade José Manuel Contreras. En muchos casos, el estrés emocional vivido durante la pandemia «ha llevado a un desbordamiento de los síntomas».

La crisis sanitaria ha supuesto un «cambio de vida a todos los niveles» para los adolescentes, que se encuentran en un momento clave de su desarrollo. «Es una época en que empiezas a abrirte al mundo, quieres explorar y los iguales pasan a ser tu apoyo principal», explica este psicólogo de Adaner. Todo esto se ha visto alterado por la reducción de las interacciones sociales, y ahora empiezan a percibirse los efectos. Los expertos advierten de la necesidad de reaccionar antes de que los problemas de salud mental vayan a más. El Colegio de Psicólogos de la Región de Murcia puso la semana pasada sobre la mesa un plan piloto para crear unidades de Psicología en centros educativos.

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El papel de las redes sociales

El uso compulsivo de las redes sociales, donde se amplifican los cánones de delgadez extrema y cuerpos irreales, favorece el riesgo de sufrir trastornos como la anorexia o la bulimia. Lo advirtió un reciente estudio de la Universidad Oberta de Cataluña cuyas conclusiones no sorprenden a Magdalena Gómez, psicóloga y docente de la UCAM. «La exposición a estos mensajes puede repercutir en heridas emocionales, en problemas de alimentación, ansiedad y depresión», reflexiona. En redes como Instagram, lo que más se valora es la imagen, sometida además a una permanente comparación. «Las redes sociales han tenido un peso importante en el aumento de problemas psiquiátricos y de trastornos alimentarios», advierte Gonzalo Pagán, jefe de la Unidad de TCA del Reina Sofía.

Este problema se ha agudizado durante la pandemia: los adolescentes han echado mano del móvil cuando no podían reunirse con sus iguales.

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