Los consumidores murcianos se resignan: «Ha subido la fruta y también la vida»

Esta vecina de la pedanía murciana de Sangonera la Verde, que va «muy de vez en cuando» a la plaza de abastos, también ha notado el encarecimiento de productos básicos como la fruta. «Se nota bastante, aunque aquí cunde un poquito más llenar la cesta de la compra que si vas al supermercado», asegura. Elena se va a casa con una bolsa llena de albaricoques, paraguayos, melocotones y picotas. Y con veinte euros menos en el monedero. «En general, noto que el precio de la fruta se ha incrementado mucho», destaca.

La sandía ha experimentado una subida de un 147% y el melón del 77% respecto al año pasado, según el último boletín semanal de precios de frutas y hortalizas del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Una escalada que hace que clientas como María Alarcón empiece a estar bastante preocupada. «Está todo carísimo, no sé a dónde vamos a llegar como sigamos así. Parece ser que viene todo de Ucrania», apostilla refiriéndose a que no le cuadra que la guerra sea «la excusa de ahora». «Si aún fuera marisco, dices 'me puedo dar un capricho de vez en cuando', pero la fruta es algo que se come a diario y a este paso se va a convertir en un artículo de lujo», reflexiona carro en mano mientras ojea los precios de los puestos. «Yo veo el panorama muy mal. Da miedo, pero tendremos que comer», dice resignada.

Paco González es otro de los clientes que se suele dejar caer por el Mercado de Verónicas de vez en cuando. En su caso, cuando se queda sin tomates. «Vengo siempre a llevarme los de la huerta, que son los mejores para la ensalada. Hoy los he comprado a 2,50 el kilo. No me parece tan caro porque he estado pagando el raf a 6 y 7 euros», explica.

Fernando García y Carmen Pinar están escandalizados con la situación. «No es que vea el panorama feo, es que está horroroso. Ha subido la fruta y la vida, que se está poniendo hecha un asco», dice Carmen. Opina que «cuanto menos vengamos a comprar, mucho mejor, pero no nos queda más remedio que comer. Es lo que hay y lo que nos ha tocado. Vayas donde vayas los precios están disparados», lamenta esta madre de familia numerosa que dice que «se desespera uno hasta de ir a hacer la compra y llenar el carro».

«En mi casa somos 17 entre mis hijos, nietos, novios, novias y los que se agregan», recuenta. «Nada más que en fruta me gasto un disparate, el otro día me dejé 50 euros y me llevé sandía, nectarinas, plátanos, peras y poco más», detalla esta mujer de La Alberca cuyo marido lo tiene muy claro. «Yo no pienso comprar fruta si no es por menos de 4 euros el kilo. Hay que mirar bien el precio porque la cosa se está yendo de las manos. Entendemos que ha subido la gasolina y la electricidad pero esta situación es insostenible», recalca. No es el caso de otras clientas como Concha Martínez, quien cuenta que no compra mucho volumen porque vive sola y reconoce que no se fija mucho en los precios ya que ha asumido que «donde vayas tienes que pagar más por lo que compras. La fruta ha subido como lo ha hecho todo y la situación se está poniendo cada vez más difícil. No se trata de caprichos, sino de lo más básico».