Una caracterización de cine

Una de las revoluciones estéticas pendientes en los desfiles bíblico pasionales era prestar más atención al maquillaje, caracterización y peluquería de los personajes. En una puesta en escena tan cuidada, este aspecto había sido el menos explorado, pero en los últimos años eso está cambiando.

Como reconoce la responsable de éste área en el Paso Blanco, Eugenia Olcina, «antes, el maquillaje y la caracterización estaban en segundo plano, se daba todo el protagonismo a los bordados, pero nos hemos dado cuenta de que todos los detalles tienen importancia». Añade que «hemos cambiado nuestro concepto de cómo debe aparecer en carrera cada personaje». Han corregido fallos y eso ha hecho que el resultado final haya mejorado de forma notable. «Estamos muy satisfechos», dice.

En el cortejo se han podido contemplar maquillajes y caracterizaciones que han dado como resultado rostros muy teatrales. Pelucas más naturales, tocados, joyas, pedrería y abalorios completan la puesta en escena de los protagonistas de los desfiles bíblico pasionales.

La creatividad del maquillador profesional Lewis Amarante al servicio de la puesta en escena de la procesión del Paso Blanco se percibe cada año más. Conoció la Semana Santa invitado por la esteticista Gelen Guerrero y quedó fascinado, pero consideró que había aspectos que podían mejorar.

La caracterización diseñada para los demonios del grupo del Anticristo y de la carroza de la Visión Apocalíptica de San Juan es espeluznante. Prótesis para la cara y cuernos de carnero realizados a mano por el artista, sombras oscuras en las caras, lentillas y garras en las manos, hacen que el resultado sea muy llamativo.

Nuevos materiales

El cuidado integral del aspecto que lucen los figurantes contribuye a la estética cinematográfica de la procesión y a marcar la identificación del personaje, como la cabellera pelirroja de Santa Elena o el rostro espectral del Anticristo.

Un equipo formado por una veintena de personas de la cofradía, dirigidos por Amarante, han realizado el trabajo. La jornada del Viernes Santo fue la más complicada porque el número de figurantes se multiplicó. Durante más de ocho horas, estuvieron trabajando sin descanso, «para que todo saliera perfecto», sin contar el tiempo dedicado a hacer pelucas a mano y preparar los abalorios y adornos que salieron en procesión, afirmó Olcina.

La cofradía está invirtiendo en nuevos materiales, en buscar los accesorios más adecuados para los figurantes, se preocupa cada vez más de unificar el colorido de los maquillajes para que todo tenga más sentido. «Vamos aprendiendo de la mano de Amarante, que nos asesora y aporta su visión de cada grupo que forma parte de la procesión».

El maquillador está creando escuela, transmitiendo sus conocimientos a las encargadas del maquillaje en el Paso Blanco.