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Una azul retoca el manto negro de la Dolorosa instantes antes de iniciarse la Septena en presencia de la Camarera de la Virgen.

Las 'joyicas' de la Dolorosa

Un vestido de malla de plata a modo de delantal es una de las piezas más antiguas del ajuar de la titular del Paso Azul. El primer manto, de 1856, realizado mediante la técnica del bordado a la carta, es uno de los tesoros con que cuenta; lo lució en su vuelta a San Francisco tras los terremotos de 2011

A. S. / P. W. R.

Viernes, 27 de marzo 2015, 01:03

El estandarte de 'El Reflejo' tiene especial protagonismo dentro del ajuar de la Santísima Virgen de los Dolores. Se trata de una de las obras más destacadas del que fuera director artístico del Paso Azul, el pintor Francisco Cayuela Sánchez, que la realizó entre 1914-1918 junto a los estandartes de San Juan, María Magdalena, y el conocido como del Medallón, éste en 1927.

'El Reflejo' es precisamente eso, un reflejo de la antigua Virgen de los Dolores. Y sirvió como documento histórico para poder reclamar la antigua corona de la Dolorosa que se encontró en un baúl en la iglesia de San Juan de Dios de Murcia, que contenía piezas requisadas durante la Guerra Civil.

«Alguien se dio cuenta de que la corona que lucía la Virgen de la Luz era la de la Virgen de los Dolores y gracias al estandarte de 'El Reflejo' el entonces presidente del Paso Azul, José Antonio Mula, y yo, que ya era camarera de la Virgen, pudimos reclamarla», cuenta la presidente de la Asociación de Nuestra Señora la Virgen de los Dolores, Paso Azul, Joaquina Gil Arcas.

La corona de plata se restauró y es una de las joyas históricas que suele lucir la Virgen de los Dolores. Pero 'El Reflejo' también permitió que la Dolorosa contase con un traje idéntico al que lucía la imagen antigua en el estandarte. «Joaquín Gimeno tenía mucha ilusión de que la Virgen de los Dolores tuviese un traje igual al que luce en 'El Reflejo'. Es el que viste en la procesión de Viernes de Dolores desde 2010. La malla es idéntica a la del estandarte Guión», explica la camarera de la Dolorosa.

Francisco Cayuela Sánchez y Emilio Felices Barnés, ambos directores artísticos de los talleres de bordados del Paso Azul y Paso Blanco en los inicios del siglo XX, lograron llevar a los bordados a sus mayores cotas de perfección. En esos años surgieron obras tenidas hoy por clásicas, alcanzándose un alto grado de especialización y, también, una clara distinción entre los dos talleres de bordados.

Entre esas piezas 'selectas' está el manto azul de la Virgen de los Dolores que luce en la Serenata, la procesión de Viernes de Dolores y la del Viernes Santo. El manto fue realizado durante siete meses entre 1904 y 1905 con el trabajo simultáneo de 28 bordadoras. «La pieza es la primera de tradición de la Semana Santa lorquina que fue bordada íntegramente en sedas con la técnica del puntillismo de Francisco Cayuela, que luego se extendió a otras obras de los Desfiles Bíblico Pasionales», explica la camarera de la Virgen de los Dolores.

Está bordado sobre raso azul y sus motivos centrales sobre la Pasión de Cristo se enmarcan dentro de una cenefa de hojas de acanto de todas las gamas del color azul de la cofradía. La pieza está declarada Bien de Interés Cultural por su valor «cultural, histórico y antropológico» junto a los estandartes de 'El Reflejo', San Juan, María Magdalena, 'Ángel Velado' y Guión. No es el único manto con que cuenta la Dolorosa, ya que en su ajuar hay otra joya a la que los azules profesan un cariño especial.

«Se trata del primer manto que tuvo la Virgen de los Dolores. Es negro y se realizó con la técnica del bordado a la carta. Data de 1856 y se lo mandó a hacer la primera camarera de la Virgen, Luisa de Álvarez Fajardo. Fue, precisamente, el que lució en su vuelta a San Francisco tras los terremotos. Es negro y una auténtica 'joyica'», relata Joaquina Gil Arcas.

De ese manto se hizo en 2012 una réplica, aunque de mayor tamaño «ajustado al trono actual». Fue dirigido por Joaquín Gimeno Mouliaá. «A este se le añadió la 'María', pero el resto, es idéntico al antiguo que se conserva en una vitrina en la Casa Museo del Paso Azul», añadió. Cristóbal Leal le regaló también un manto a la Virgen que se bordó en sus talleres. Cuenta con otro en damasco y uno más que luce en su camarín.

De encaje richelieu

La Virgen tiene varios 'delantales'. Entre los más espectaculares, una malla de plata, una de las piezas más antiguas, que fue restaurado hace unos años. Otro de ellos es de encaje de richelieu. Y también especial cariño le tienen al vestido que lució en su coronación canónica en 1997. «Es el que viste todo el año. Es rosa y está bordado en sedas. La dirección corrió a cargo de Joquín Gimeno Mouliaá y fue regalo de la familia García Mínguez», detalla Gil.

La Dolorosa no tiene prácticamente joyas, a excepción de las coronas y puñales. «Algunos regalos que ha recibido, como una magnífica cruz de zafiros, la ha lucido en el interior, en agradecimiento a la familia que la donó. Igual ocurre con algún pañuelo de encaje de bolillos con que se le ha obsequiado. En agradecimiento lo luce, pero prendido de las sayas», explica la camarera de la Virgen de los Dolores.

Entre esas 'joyas' está una corona de plata y un puñal de 1942 o la espada del dolor de 1967. En cuanto a sayas, la Dolorosa tiene una magnífica colección. Muchas de ellas, de más de un siglo de antigüedad. «Con encajes de bolillos antiguos. Algunas son de niñas de comunión que las han querido ceder con todo el cariño del mundo a la Virgen», concluye.

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