Oro nuevo para la capilla del Nazareno
La Comunidad da 40.000 euros para acabar la restauración del retablo y estudia la declaración de BIC. Las obras consistirán en reponer más de setenta piezas del retablo, darle un baño dorado y someter el monumento a una limpieza química
EVA GARCÍA
Viernes, 25 de marzo 2016, 02:14
«Gran satisfacción y alivio» es lo que sintieron los hermanos marrajos tras la primera fase de restauración realizada en la capilla Nuestro Padre Jesús Nazareno, en la iglesia castrense de Santo Domingo, tras el desprendimiento en noviembre del 2014 de la pechina del profeta Isaías. Esa intervención, que terminó en noviembre, dará paso en junio a la segunda y definitiva, que será apoyada por la Comunidad Autónoma con una subvención de 40.000 euros.
Así lo anunció ayer por la mañana el Gobierno regional, que avanzó que el presidente autonómico, Pedro Antonio Sánchez, tenía previsto comunicar la decisión unas horas después al hermano mayor de la Real e Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Domingo Bastida, en una visita a Cartagena para asistir a la procesión del Encuentro.
Sánchez expresó también «el compromiso de estudiar la apertura de un expediente para declarar Bien de Interés Cultural (BIC) la capilla y otorgar así el máximo grado de protección al patrimonio artístico y devocional de los marrajos».
El secretario general de la cofradía morada, José Luis Sáez, recordó a 'La Verdad' que la caída de la pechina «supuso un gran golpe anímico para los marrajos». Cuando los técnicos iniciaron las primeras labores de inspección de la capilla, se dieron cuenta de que existían graves deficiencias en los elementos internos. «El problema era más grave de lo que nos pensamos al inicio», dijo Antonio Vigueras, uno de los arquitectos encargados de la obra civil.
De finales del siglo XVIII
Otro de los expertos encargado en la rehabilitación y gerente de la empresa Restauralia Cartago, Juan Isidro Ros, destacó que la bóveda principal estaba totalmente agrietada. «Cuando accedimos al interior del retablo, vimos que el arco que sustentaba la bóveda estaba partido. También había lianas de trozos de madera, muchos daños por humedad y falta de traba entre muros de sustentación y cierre».
Los especialistas cuentan que todos los problemas de la capilla se debían al paso de los años, ya que fue construida en 1732. Antes de comenzar los primeros trabajos para que esta obra recuperase su esplendor inicial, Vigueras buscó la colaboración del arquitecto Juan de Dios de la Hoz, que ha reparado gran parte de las iglesias de Lorca después de los terremotos de 2011. «La mayoría de las decisiones al final las tomamos a pie de obra, porque hasta que no levantamos los andamios por dentro y no vimos a medio metro lo que teníamos delante no pudimos decidir nada», señaló Vigueras. La primera fase consistió en consolidar la capilla, afianzar la estructura de la bóveda y reparar la pechina. En sus explicaciones, el arquitecto Ros se detuvo en que la estabilización estructural se hizo a través de morteros con resina, varillas y cosidos. Y añadió que fue un trabajo muy complicado: «Hubo que hacerlo todo en un espacio muy reducido, porque apenas hay un metro de distancia entre el retablo y el muro. Solo podían trabajar tres obreros: dos arriba y uno abajo proporcionando el material». También se hicieron algunas obras para mejorar las conservación. Se mejoró la ventilación interior, se colocaron bombillas led para reducir el consumo, se añadieron puertas traseras en las hornacinas para mejorar el movimiento de las imágenes y se arreglaron y pulieron los suelos.
La primera fase costó casi 86.000 euros, unos 9.000 euros más de los previstos, debido a distintas incidencias y los trabajos de mejora.
Esta rehabilitación fue una de las más importantes a las que se ha enfrentado este monumento en los tres siglos que lleva erigido. No obstante, los técnicos afirmaron que se encontraron restos materiales de una posible restauración que hubo sobre los años 70, pero que no está reseñada en ningún documento.
Iglesia de Santo Domingo
La construcción del retablo que preside la capilla se realizó en torno a un camarín central, en el que se sitúa la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno (José Capuz, 1945). En él destaca la ausencia de columnas y la presencia de cuatro hornacinas, de autor desconocido aunque hay similitudes con la obra realizada por Nicolás de Rueda.
El trabajo del restaurador Enrique Barcala, que ya recompuso la pechina, va adquirir todo el protagonismo en la segunda etapa. Barcala anunció que, tras los esfuerzos en la conservación y la consolidación, toca una restauración a fondo. Él y su equipo repondrán los elementos de talla que faltan; arreglarán el oro, en algunas zonas muy desigual; dorarán unas 70 piezas nuevas y harán una limpieza química.
Para esta parte del proyecto, José Luis Sáez destacó que además del apoyo de la Consejería de Cultura, la Cofradía Marraja recauda fondos a través de una «fila cero» de donativos. Lo hace a través de esta cuenta bancaria: ES78 3058 0353 5627 2000 4053.
La fecha de inauguración prevista es el sábado 8 de octubre. Y Sáez anticipa que será un día histórico: «Después de todo el esfuerzo y el trabajo de los grandes profesionales, se habrá salvaguardado el epicentro y el origen marrajo».
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