Antonio Muñoz Armero, en su despacho de la sede del grupo AMC en Espinardo. Enrique Martínez Bueso

Antonio Muñoz Armero

Empresario y presidente de AMC Group
«El secreto que he inculcado a mis hijos es que pueden lograr todo lo que se propongan»

El principal pionero del sector agrícola, que puso la Región en el mapa mundial, recibirá el jueves la Medalla de Oro de Croem

Domingo, 18 de junio 2023, 08:01

Antonio Muñoz Armero (Cabezo de Torres, 1931) es el pionero por antonomasia. Abrió mercados para los cítricos murcianos y españoles en la URSS en ... los años del Telón de Acero, en el mercado de EE UU y en Japón. Defendió los intereses de la agricultura regional en los foros europeos y mundiales. Heredó de su padre la empresa familiar y luego pasó el testigo a sus hijos, que la hicieron crecer hasta convertir AMC en el tercer grupo alimentario en ventas internacionales. Antonio Muñoz, un empresario irrepetible y con una vida de película, recibirá este jueves la Medalla de Oro de la Croem en reconocimiento a su intensa trayectoria empresarial. Con sus estudios en Deusto y hablando cinco idiomas, fue un visionario que puso la Región de Murcia en el mapa. A sus 92 años y con una memoria envidiable, todavía acude a diario y durante un rato a las oficinas para interesante por la marcha del holding, que cuenta con más de 3.000 empleados, una sólida presencia mundial y una facturación aproximada de 2.000 millones de euros. Siempre ha optado por la discreción. En esta entrevista repasa los hitos más relevantes de su trayectoria.

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–¿Qué representa para usted esta distinción de Croem?

–La medalla se la deben dar a mis hijos. Yo no soy el que debería estar agraciado. En este momento, lo que hago es dar bendiciones sobre la marcha de la empresa. Creo que se han equivocado porque esa medalla es para mis hijos, porque hoy AMC es lo que es gracias a Antonio y a Álvaro.

Reconocimiento

«La medalla de la Croem se la deben dar a mis hijos; AMC Group es hoy lo que es gracias a Antonio y a Álvaro»

Al pie del cañón

–Algún mérito tendrá usted.

–Siempre he animado a mis hijos, diciéndoles que pueden lograr los retos que se propongan. Les he dicho 'tú puedes y vas a conseguir todo lo que quieras'. Es el gran secreto. A mis hijos les he inculcado estos valores.

–¿Cómo es su vida diaria, su relación con la empresa?

–Vengo por las mañanas una hora. Charlo con Antonio (su hijo mayor, CEO de AMC Natural Drinks Group) y después me voy tranquilamente. Miro lo que quiero, leo los dosieres y pregunto y me intereso por algunas cuestiones. Me contestan que ya están resueltas o superadas, lo cual me satisface. Empezamos a abrirnos al mundo entero y ese relevo lo han tomado mis hijos. Me hacen feliz y disfruto de mejor salud. Tengo 92 años y sigo, dentro de cierto nivel, al pie del cañón, porque los animo.

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Relaciones con Israel

«Ariel Sharon fue muy amigo mío; vino a Murcia a conocer nuestro sector»

–Cuando empezó, ¿se imaginó que el grupo AMC iba a adquirir estas dimensiones? ¿Este es su sueño cumplido?

–Mi sueño ha consistido en luchar siempre un poco más. Yo admiro a los fundadores, entre ellos a mi abuelo, que era pimentonero; y, por lo tanto, me cae tan bien el pimentonero que tenemos ahora de presidente de Croem (José María Albarracín). Mi abuelo, que falleció justo cuando yo nací, tenía una pequeña fábrica en Cabezo de Torres donde machacaban el pimiento para sacar pimentón. Aquello fue el germen y, a partir de ahí, la empresa familiar fue creciendo y se diversificó con la producción y comercialización de cítricos. Mi padre me contó una anécdota de mi abuelo, cuando se quiso ampliar el negocio del pimentón a Argentina. Cuando le dijeron que aquella operación costaba 25.000 pesetas, mi abuelo contestó que era mejor repartir ese dinero entre la familia, y todos ricos.

–De todo lo que ha vivido y creado como empresario, ¿qué considera más relevante? ¿Se queda con algo en especial?

–Entre los muchos proyectos y retos destacaría los inicios en Japón, un mercado que yo abrí para los cítricos españoles, superando todas las barreras de exigencias fitosanitarias extremas. Lo mismo sucedió con la entrada en la Unión Soviética. Estábamos muy bien relacionados con unos y con otros, y conseguíamos el apoyo de los políticos para abrir puertas que estaban cerradas.

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Con la URSS y con EE UU

–Usted siempre ha ido abriendo puertas para su empresa, para el sector y para la Región. ¿Fue muy complicado acceder al mercado japonés?

–Así fue. En Japón eran muy estrictos debido a las exigencias y condiciones que debía reunir el producto para evitar la mosca del Mediterráneo. Existía un tratamiento muy riguroso de temperatura y, si te pasabas en una décima, había que repetir todo el proceso desde el principio. Fue muy interesante, porque existía mucho atractivo hacia los cítricos españoles, concretamente los limones. El primer embarque a Japón de limones de la huerta murciana fue un éxito tremendo.

El PSOE le quiso fichar

«Boyer me ofreció la presidencia del INI, pero lo rechacé porque quería seguir con mi agricultura»

–Entrar en la URSS y en los países del Este supuso otro reto. Lo hizo asociado a Ramón Mendoza, que después fue presidente del Real Madrid.

–Ramón Mendoza y yo nos hicimos muy amigos. Le invité a mi casa para que viera que no estaba trabajando con cualquiera. Le impresionó lo nuestro y, a partir de entonces, se volcó con nosotros. Ramón Mendoza poseía una virtud de la que yo me enteré mucho más tarde: tenía un acuerdo secreto con la Pasionaria, con Dolores Ibárruri, que le abrió las puertas y contó con una serie de privilegios para hacer negocios en Rusia, sobre todo de petróleo. Aquello empezó con una reunión con el ministro de Comercio Alberto Ullastres, que expuso entonces que España necesitaba el petróleo ruso porque el de los americanos era muy caro. A raíz de aquella relación que mantenía con Mendoza, nuestra empresa fue una de las primeras de España en penetrar en el Telón de Acero, en plena Guerra Fría, para vender cítricos en aquel país en los años 70. Negociamos con el Partido Comunista de la URSS y también implantamos los productos murcianos en los mercados de Polonia, Checoslovaquia, República Democrática Alemana y Hungría.

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–Al mismo tiempo que comerciaba con Europa del Este, también lo hacía con Estados Unidos en aquellos tiempos. ¿Cómo se consigue eso?

–Viajando mucho. Antes me movía por todo el mundo, una actividad que mis hijos han multiplicado por veinte. En lo que se refiere a Estados Unidos, los dos mayores operadores de cítricos internacionales, Antonio Muñoz y Cía. y Pascual Hermanos, formamos una 'joint venture' con un gran importador de EE UU, Fisher, y abrimos el mercado USA a la clementina española.

Pionero

«Lo más relevante fue abrir los mercados de Japón y de la URSS a los cítricos españoles»

–Fue el primer murciano que estudió en la Universidad de Deusto, donde obtuvo las licenciaturas de Empresariales y Derecho. También habla cinco idiomas. Con este bagaje se movía por el mundo. ¿Era muy difícil comerciar en ciertos países ?

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–En cierto modo tenías que someterte a sus reglas. En algunos países había un control tremendo. Por ejemplo, para entrar en la Alemania del Este tenías que llegar a través de Frankfurt y, luego, cruzar el paso fronterizo Checkpoint Charlie de Berlín para que te vieran la cara los alemanes comunistas. El avión tenía que volar a una determinada velocidad y altitud. Fue muy interesante.

–Conoció y se relacionó con personas muy influyentes y de relevancia internacional, como Ariel Sharon, que fue primer ministro de Israel.

–En aquella época Ariel Sharon era ministro de Agricultura. Yo pertenecía al Comité de Liaison de Agrúmes Méditerranée (Clam), del que era cofundador, y, a través de esta institución, quiso ver con sus propios ojos la agricultura murciana y valenciana. Sharon fue muy amigo mío; visité su casa y él vino a la mía en Murcia. Como sabe, fue general en la Guerra de los Seis Días; tenía muchos conocimientos en agricultura y una finca con grandes producciones de cítricos y tomates. Llegamos a financiar algunos proyectos conjuntos con Israel.

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–Puso a la Región en el mapa.

–Se puede decir que sí. Con esos acuerdos pudimos vender en gran parte del mundo. Murcia era una pequeña provincia que hacía cosas, pero con Japón, URSS y otros países ampliamos mucho.

La conquista del Este

«A través de Ramón Mendoza, que tenía un acuerdo secreto con la Pasionaria, pudimos cruzar el Telón de Acero»

–Miguel Boyer, ministro de Economía y Hacienda con Felipe González, le ofreció la presidencia del Instituto Nacional de Industria. ¿Resultó muy tentador?

–Me ofrecieron la presidencia del INI, que era algo fenomenal, pero les dije que no; que quería seguir con mi agricultura.

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Los inicios para entrar en la UE

–También tuvo un papel destacado en la Clam, un organismo que defendía los intereses agrícolas de los países del Mediterráneos ante la ONU y la FAO, así como en la Unión Europea, antes de que España ingresara en el club de Bruselas, donde usted también dejó su huella.

–Intervine en negociaciones críticas para la viabilidad de la agricultura española, defendiendo nuestros cítricos contra las Tasas de Compensación Europeas, combatiendo a Francia y su protección de los productos de Argelia, que en aquella época era una provincia francesa. Aquello fue un fallo histórico del Gobierno francés bajo mi punto de vista. Los únicos que le podían hacer sombra a la agricultura argelina eran Murcia y Valencia, España, pero nos pusieron muchos obstáculos que logramos sortear. En el Clam teníamos gran influencia y conseguimos que nos respetaran. En cierto modo, sentamos las bases que sirvieron para el ingreso de España en la UE en lo que concernía a la agricultura. En aquella época coincidí con Pedro Solbes y trabajamos en defensa de nuestros cítricos.

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–En el sector empresarial se toma a AMC como ejemplo. ¿Qué les diría a los emprendedores?

–Primero, que sigan trabajando con fe; y, en segundo lugar, que digan a sus hijos y a sus allegados 'tú puedes'. Como le he dicho al principio, es el secreto que he transmitido a mis hijos e hijas para que lleven a cabo sus planes; que pueden hacer todo lo que sea. Es lo que aconsejo a todo el mundo.

Una saga familiar abonada a los retos, al esfuerzo y al éxito

Antonio Muñoz Armero nació en 1931, el mismo año en el que su padre, Antonio Muñoz Alemán, fundó AMC. Junto a sus cinco hermanos, empezaron enviando limones al mercado mayorista de Madrid. En aquella época todo se hacía por tren, que podía tardar varias semanas en hacer el viaje hasta Legazpi. Para evitar tanta dilación, uno de los hermanos, Pepe, repartía 1.000 pesetas entre los jefes de estación para que engancharan los vagones lo antes posible. De esta forma, los limones murcianos podían llegar frescos a Madrid. El siguiente paso fue el mercado francés, donde Antonio Muñoz Armero inició su carrera empresarial. Así fueron los comienzos. Casado con Ana Beraza en Bilbao en 1956, siempre tiene presente a sus hijos. Antonio y Álvaro lideran la historia más reciente de la compañía global, una corporación formada por 58 empresas internacionales, con centros de producción en 13 países. Antonio Muñoz, el mayor de los hermanos, licenciado en Deusto y MBA en Stanford, creó y dirige AMC Natural Drinks Group, líder europeo de zumos refrigerados, gazpachos y bebidas vegetales innovadoras. La compañía con sede en Murcia es uno de los dos pilares de AMC Group, junto con AM Fresh, dedicado a fruta, flores y otros productos frescos. Esta división, que dirige Álvaro Muñoz, licenciado en Icade y MBA en Stanford, compró el año pasado la empresa californiana IFG y creó uno de los grupos agrotecnológicos más grandes del mundo. Su hija Ana Muñoz, economista, premio extraordinario en la Universidad Suiza de Zurich, con siete idiomas y un MBA de Chicago, es consejera de importantes empresas y figura entre las directivas más influyentes de España. Sus otras dos hijas: Elvira es directora principal de Diseño Interior en Emea, Aecom, y directora del programa de Arquitectura y Diseño del IE. Y la doctora Rocío Muñoz, médico general y naturista por la Universidad de Navarra, enfocada en medicina natural, tiene su exitosa consulta en Palma de Mallorca y participa en programas radiofónicos. Carlos Muñoz, el más pequeño de los hijos, licenciado en Icade y MBA en Harvard, fundó la aerolínea Vueling y, posteriormente, Volotea, una línea de gran éxito en Francia e Italia que tiene una creciente actividad en los aeropuertos regionales. A final de año, abrirá las rutas del aeropuerto de Murcia con Madrid y Barcelona.

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