Salud detecta un fuerte aumento de brotes de sarna desde la pandemia

Los datos facilitados por Salud muestran con claridad una tendencia al alza, aunque no se trata de cifras de incidencia. Más allá de los brotes, hay muchos otros casos de sarna que no se contabilizan en esta estadística. Los dermatólogos avisan de una explosión de escabiosis en sus consultas desde el inicio de la pandemia. «Hubo un 'boom' tras el confinamiento. La gente convivía más en espacios cerrados, en algunos casos en situaciones de hacinamiento, y eso pudo facilitar la transmisión», señala José Navarro, dermatólogo del Reina Sofía. El contagio se produce por el contacto piel con piel o por el uso de toallas o sábanas compartidas.

El también especialista Miguel Lova, de La Arrixaca, coincide: «La sarna existe desde siempre, pero probablemente debido a la pandemia y al hecho de que estuviéramos hacinados en las casas, compartiendo habitáculo, se ha disparado». No obstante, Lova aclara que, en su consulta, hay ahora un volumen de pacientes menor «al de hace seis meses o un año».

Independientemente del efecto que pudo tener el confinamiento, lo cierto es que la explosión de sarna comenzó en los años anteriores. En 2019 hubo 9 brotes con 70 afectados en la Región de Murcia, unas cifras superiores, de hecho, a las registradas en 2020. En 2019, la escabiosis fue noticia por brotes en residencias de ancianos como la de San Pablo, en Ceutí, con 16 personas infectadas. También se detectó sarna en el Morales Meseguer (5 casos) y en institutos de Secundaria y Bachillerato.

Según un informe del servicio de Epidemiología, entre 2010 y 2020 se diagnosticaron, en total, 11.109 casos en la Región de Murcia. Con toda esta información encima de la mesa, la jefa del servicio de Medicina Preventiva del Reina Sofía, Shirley Pérez, avisa de que «debemos empezar a considerar la escabiosis como una enfermedad reemergente en los países desarrollados». Hay muchos factores, señala. Por ejemplo, «un mayor hacinamiento» en «infraviviendas» y unas malas condiciones socioeconómicas de parte de la población.

Pero aunque los determinantes sociales están ahí, como en tantas otras enfermedades, cualquier persona puede padecer escabiosis, recuerda José Navarro. En este sentido, es importante desestigmatizar la enfermedad.

La Dirección General de Salud Pública señala que la escabiosis «es una enfermedad cíclica», de forma que ahora estaríamos en una fase ascendente. Generalmente, la sarna «se contagia por el contacto directo y prolongado, y se transmite fácilmente a los miembros de la familia o convivientes», recuerdan desde Salud Pública.

Esta facilidad para transmitirse en entornos cerrados de convivencia está detrás de la proliferación de brotes en residencias de mayores, centros de menores y otro tipo de instituciones. Según los datos publicados por Salud, entre 2010 y 2020 se registraron 5 brotes en centros de mayores, 3 en escuelas y guarderías, 14 en hogares y 10 en diferentes instituciones cerradas.

Muchas veces, la transmisión se ve facilitada por el retraso en el diagnóstico, aunque las lesiones de la sarna son muy características vistas a través de los dermatoscopios que utilizan los médicos: los surcos abiertos por el parásito se pueden encontrar «en las muñecas, entre los dedos, las axilas, debajo de las mamas, genitales, ingles o tobillos», detalla José Navarro. Otra señal clara es el picor, más intenso durante la noche.

El tratamiento habitual frente a la escabiosis es la permetrina, en forma de crema. Los pacientes deben repetir la aplicación durante varios días para acabar con el parásito y también con las larvas tras la eclosión de los huevos. Sin embargo, los expertos debaten una posible pérdida de eficacia de la permetrina frente al ácaro, lo que podría ser un factor más detrás del aumento de casos. «Se están haciendo muchos estudios a nivel mundial para comprobar si hay una pérdida de eficacia de la permetrina, y aún no está claro», subraya Miguel Lova.

«Hay una corriente de dermatólogos que defiende que el problema reside en el mal uso del tratamiento. La crema hay que aplicarla de forma correcta, por todo el cuerpo. Pero cada vez hay más especialistas que están de acuerdo en que se está generando resistencia a la permetrina», avisa el médico de La Arrixaca. La Academia Española de Dermatología ha puesto en marcha un proyecto de investigación para tratar de arrojar luz sobre este aspecto.

Lo cierto, señala Lova, es que en La Arrixaca cada vez son más los casos en que hay que optar por tratamientos «que se utilizaban hace décadas», como la vaselina con azufre, ante la falta de respuesta a la permetrina. Entre el arsenal disponible, los dermatólogos también disponen de ivermectina.