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Pepa Gómez sostiene en alto el teléfono móvil intentando no perder el encuadre ni dejarse un detalle. Enfoca a su hijo, Ángel Ricardo Sáez, uno de los diez funcionarios de carrera con discapacidad intelectual que la Comunidad acaba de incorporar. Como tantos familiares, trata de inmortalizar el emotivo momento que se vive este martes en el interior del salón de actos del Servicio de Empleo y Formación, en la avenida Infante Juan Manuel de Murcia, donde los protagonistas toman posesión de sus plazas con un juramento que pone fin a un largo camino de dudas y miedos.
Pepa todavía recuerda las primeras señales que la advirtieron de que su hijo era diferente. «Era muy bueno y muy tranquilo e iba muy lento en el aprendizaje». En su trabajo en la banca, había ido escuchando a lo largo de los años casos de varios clientes que tenían hijos con necesidades especiales, ejemplos que le vinieron a la mente cuando empezó a sospechar que también el suyo podía necesitar ayuda. «Fui a una psicóloga y le dije: 'Ningún médico me hace caso, pero mi hijo tiene algo'». Y ese algo, que se manifiesta en forma de problemas de psicomotricidad, dislexia y dificultades para pronunciar determinados fonemas, se traduce hoy en el 41% de discapacidad reconocida que ha obligado a Ángel Ricardo a hacer un esfuerzo adicional en el estudio para lograr el empleo que pronto empezará a ejercer como ordenanza.
Junto a él, tomaron posesión de sus puestos Daniel Alonso Martínez, Encarnación Flores, Rubén Tosete, Bárbara Molina, Jorge Calatrava, Manuel Iván Pérez, Javier Martínez, Patricio David Prieto y Sandra Periago, que se sumarán a otros 18 empleados públicos con discapacidad que ya trabajan para la Comunidad y que son un ejemplo de superación.
Bárbara lo intentó primero examinándose en unas oposiciones en Madrid. «Fue hace ya mucho tiempo, por lo menos en 2010. Pero no pudo ser», relata esta joven de 32 años, que atesora diez años de experiencia como conserje en un colegio privado que le harán la adaptación más sencilla. «El trabajo ya lo conozco, pero esto me da mucha tranquilidad, porque estuve sufriendo hasta el último momento. Tuve que reclamar y todo. Pero cuando me confirmaron que la plaza era mía, sentí un gozo…, una alegría inmensa», asegura.
Algo parecido experimentó Patricio Prieto, de 40 años, que reside en una vivienda compartida donde ya ha dado muestras de su capacidad y autonomía, como ha hecho a lo largo de nueve años como empleado en la UCAM. «He tenido que estudiar bastante, pero al final he podido conseguir mi meta», afirma orgulloso. Detrás de él, sus padres, María José y José Luis, lo miran satisfechos. «Es la guinda de un pastel que se ha ido elaborando todos estos años», declara su padre. «Tenemos una ilusión que no te puedes imaginar», subraya María José.
También Ángel Ricardo culmina ahora, a sus 38 años, un castillo que siente que ha tenido que levantar piedra a piedra. «Si algo he aprendido es que si fracasas, puedes intentarlo de nuevo usando lo que has aprendido para motivarte», afirma sentado en primera fila, a la espera de que arranque la ansiada sucesión de juramentos. «Empecé con esto de las oposiciones en 2018 y desde entonces no he parado de estudiar», señala, aunque reconoce que no han faltado «momentos bajos». «Pensé que no lo iba a conseguir nunca, me preguntaba en qué momento del camino podía haberme equivocado, pero ahora veo que no, que todos los pasos que he seguido, gracias a mi madre y a que no me he rendido, han servido para llegar aquí. Todo el esfuerzo ha valido la pena», afirma antes de cobrarse una pequeña revancha: «Todos los que pensaron que no llegaría a nada, que miren ahora lo que dijeron hace años».
El consejero de Economía y Hacienda, Luis Alberto Marín, que presidió el acto acompañado de la directora general de Función Pública y Diálogo Social, Micaela Martínez, explicó que, en su incorporación a las funciones de ordenanza en diversos centros de la Administración regional, los nuevos trabajadores contarán con un programa especial de «formación y adaptación».
La Comunidad ha organizado junto al Cermi un curso de acogida centrado en aspectos como la prevención de riesgos laborales, la organización y funcionamiento de la Administración, la integración e inclusión o las competencias digitales, «un proceso de brazos abiertos para que inicien su labor con la máxima comodidad posible», aseguró.
«Desde el Gobierno, lo digo absolutamente de corazón, estamos supercontentos de que estéis aquí», señaló Marín dirigiéndose a los nuevos funcionarios, un término que consideró «desfasado». «Me gusta más decir servidores públicos, eso es lo que sois vosotros». «Espero que cuando terminen vuestras carreras podáis mirar atrás y sentiros felices de haber servido a vuestra Región, que yo creo que es lo más importante que se puede hacer».
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