A mí... que me registren

La última encuesta del Cemop de enero dio 19 escaños al PP, que crecía a costa de Ciudadanos, y dejaba al partido naranja la mitad de los seis diputados que tenía. Pero estos también los puede perder si se consuma el hundimiento de la formación de Arrimadas tras los desastres de Cataluña y Madrid. Y entre medias, el descalabro de la moción de censura de Murcia. Como en Madrid, el PP podría capturar casi todo el voto liberal de la Región, ya que Martínez Vidal lo tendrá muy complicado para reflotar un partido en descomposición.

No parece que los vientos le sean ahora propicios al PSRM, y tampoco a Podemos, para conformar una alternativa de izquierdas. Tienen dos años por delante. Esta precisaría en cualquier caso del empuje de Más Región de la mano de Óscar Urralburu, con posibilidades de crecimiento y de atraer a la militancia y votantes de Unidas Podemos.

En este contexto, ¿qué partido quiere un adelanto electoral en la Región? ¿Diego Conesa y Ana Martínez Vidal seguirán pidiendo urnas, como reclamaron hasta hace bien poco, tras ver frustrada su operación para echar al PP? En cuanto a Vox, que persiste en esta medida, es lógico que tenga prisa por materializar en escaños sus expectativas actuales en la Región (ganó en las últimas la elecciones generales). Después del resultado de Madrid, no se sabe cómo evolucionará.

Es obvio que el factor determinante de la victoria de Ayuso (que le ha quitado incluso votos al PSOE) ha sido su gestión de la pandemia, ya que la Comunidad de Madrid ha sido un verso suelto, el espacio más libre y abierto en el marco de las restricciones y de la suspensión de derechos fundamentales. Palabras mayores. En este sentido, López Miras responderá al final por su gestión de la crisis sanitaria y socioeconómica, de ahí que lo acontecido en Madrid sea un aviso a navegantes.

En otro contexto, Díaz Ayuso no habría obtenido estos resultados; un balance que incluye además un voto de castigo a Pedro Sánchez por muy diversos motivos, junto a la 'perspicaz estrategia' de Pablo Iglesias, a quien le ha salido el tiro por la culata estimulando el voto de centro derecha.

Ya sea el efecto dominó o una coyuntura aprovechada por Díaz Ayuso, la fallida moción de censura fue el detonante del 4-M. La movida empezó en el 'laboratorio de Murcia', precedida por el resultado de las elecciones catalanas. Fue cuando el alto mando del PSOE intentó frustrar los planes del PP de recomponer el centro derecha, para empujarlo hacia Vox; al tiempo que Inés Arrimadas pedía oxígeno y apostó por un revolcón político en Murcia, y lo que venía detrás, sin percatarse de que dejaba su partido bajo las garras del PP y PSOE. (Ábalos alentó a Ciudadanos a romper todos sus pactos con el PP en España). Ahora, los autores de aquella moción no hacen autocrítica por los descalabros sufridos por sus partidos en el 4-M. A mí, que me registren. Como si aquí no hubiera pasado nada.