Quince personas han perdido la vida en lo que va de año mientras se bañaban en playas, piscinas o balsas de la Región de Murcia. Es una cifra que prácticamente iguala a la registrada en todo 2023, cuando hubo 16 fallecimientos. Detrás de estos ahogamientos ... hay en muchos casos síndromes de inmersión (cuando el cambio brusco de temperatura al entrar en el agua conduce a una pérdida del conocimiento). Pero también hay otras situaciones: desde personas que se ven arrastradas por la corriente a posibles infartos, ictus o síncopes por hipoglucemias.
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La Gerencia de Urgencias y Emergencias 061 ha atendido en total a 38 bañistas en lo que va de año. De ellos, 14 terminaron falleciendo. A esta cifra hay que añadir otra muerte: la de Emmanuel, un chico de 17 años que desapareció el pasado 29 de julio en la playa de Las Amoladeras, entre Cabo de Palos y La Manga. Su cuerpo fue encontrado al día siguiente en Las Sirenas, en La Manga. Al ser hallado ya sin vida, no intervinieron los equipos de emergencias del 061. El trágico suceso causó conmoción en Cartagena, donde el adolescente era muy conocido por su participación en diferentes iniciativas sociales y de integración.
La gran mayoría de los ahogamientos se producen en el mar, pero también se han registrado dos muertes en piscinas: se trata de un hombre de 60 años que falleció el 16 de julio en Monteagudo y de una joven de 31 que fue encontrada sin vida el pasado 4 de agosto en una piscina de una finca privada de Torre Pacheco en la que se celebraba una fiesta. A estos casos hay que sumar el ahogamiento de un hombre que quedó atrapado, sin poder salir, en una balsa de riego de Torreagüera.
Entre los atendidos por el 061 hay personas de todas las edades, aunque la mitad tenían más de 65 años. También han requerido asistencia ocho niños, de los que tres tuvieron que ser ingresados. «Las personas más vulnerables son las de edad avanzada, que pueden sufrir más alteraciones de la temperatura, y los niños», recuerda Lázaro Campuzano, director médico del 061. El síndrome de inmersión o hidrocución suele estar detrás de muchos de los ahogamientos. «Cuando se produce un cambio brusco de temperatura, de calor a frío, el cuerpo reacciona con una vasoconstricción generalizada (estrechamiento de los vasos sanguíneos). Eso hace que la sangre no llegue bien, por ejemplo, al cerebro, y por eso se pierde la consciencia», explica Campuzano. «Los primeros síntomas suelen ser mareo, náuseas, retortijones. Es un primer aviso. Si nos ocurre, tenemos que evitar seguir metiéndonos de golpe en el agua. Hay que parar, esperar unos minutos y mojarse poco a poco». Para referirse a estas situaciones, tradicionalmente se hablaba de 'corte de digestión', pero esto no existe como tal. El problema no es la comida, sino el cambio precipitado de temperatura: de un calor intenso tras haber estado tomando el sol o haciendo deporte al agua fría.
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Pero la sabiduría popular no va del todo desencaminada, aclara el director médico del 061. Una comida copiosa eleva el riesgo de síndrome de inmersión. «En una digestión pesada, hay más sangre en el sistema digestivo. Así que si se produce una vasoconstricción, todavía habrá menos sangre para regar órganos como el cerebro», explica.
En general se habla de síndrome de inmersión como causa de los ahogamientos, pero en realidad en muchos casos el origen puede ser otro. «Puede producirse un infarto, un derrame cerebral o un síncope por una hipoglucemia en un diabético», recuerda Lázaro Campuzano.
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Para prevenir síndromes de inmersión es importante «una buen hidratación», así como introducirse en el agua poco a poco, mojándose diferentes partes del cuerpo, desde las muñecas al cuello. En piscinas es conveniente ducharse previamente y no tirarse directamente al agua.
Campuzano advierte, además, de los efectos del alcohol y drogas, así como de medicamentos como las benzodiazepinas.
Más allá de esto, hay que respetar las prevenciones básicas, como seguir las indicaciones de las banderas en las playas. Asimismo, hay que estar especialmente pendiente de los más pequeños y de las personas de edad avanzada. «A veces nos confiamos, pero con los niños en las piscinas hay que tener mil ojos, aunque lleven flotador o manguitos. Muchas veces se les escapan y no saben recolocárselos», recuerda el director médico del 061.
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En cuanto a los ancianos, es conveniente que se bañen siempre en lugares donde queden a la vista de otras personas y donde el agua no cubra por completo.
Para contribuir a la seguridad del baño, la Comunidad tiene activado el Plan Copla, un servicio de vigilancia y rescate en playas y aguas costeras, con medios propios y municipales. Más de 300 efectivos participan en un dispositivo que cubre los 250 kilómetros de costa de la Región de Murcia.
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