La ciudad de Murcia, afectada por la contaminación atmosférica, la semana pasada. Ros Caval / AGM

La prolongada contaminación amenaza a los pacientes crónicos y vulnerables

Los expertos recuerdan que los elevados niveles de partículas en suspensión suponen un riesgo para la salud

Domingo, 7 de enero 2024, 00:47

El prolongado episodio de contaminación que en las últimas semanas ha afectado a Murcia y su área metropolitana -y también a otras zonas de la Región, aunque con menor intensidad-, supone un problema de salud pública que amenaza con pasar factura, muy especialmente, a pacientes ... crónicos y personas vulnerables. Las elevadas concentraciones de partículas en suspensión inferiores a 10 micras (PM10) que se han registrado en la capital y en localidades como Alcantarilla y Molina de Segura han llegado además en el peor momento, con la epidemia gripal más intensa desde hace años y una alta incidencia de todo tipo de infecciones respiratorias que pueden provocar serias complicaciones en pacientes de EPOC, insuficiencia cardíaca u otras patologías.

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«La mala calidad del aire afecta a la salud respiratoria», recuerda Olga Meca, presidenta de la Sociedad Murciana de Patología Respiratoria (Somupar) y neumóloga en el Hospital Santa Lucía. Las partículas en suspensión procedentes del tráfico rodado, el polvo sahariano o las quemas agrícolas llegan a las vías respiratorias, y quienes padecen patologías como EPOC (enfermedad obstructiva pulmonar crónica) están expuestos a una «exacerbación de los síntomas», subraya Meca.

«La contaminación del ambiente puede afectar al buen funcionamiento del sistema respiratorio y al sistema inmune. Eso puede favorecer cuadros más severos de infecciones respiratorias», apunta Enrique Bernal, jefe de Infecciosas en el Hospital Reina Sofía.

La Unidad de Salud Medioambiental de La Arrixaca, que lidera Juan Antonio Ortega, llegó en 2020 a la conclusión de que «la contaminación urbana aumenta los ingresos hospitalarios en Pediatría por patología aguda respiratoria, especialmente por crisis de asma y bronquiolitis». Los investigadores, entre quienes se encontraban médicos de La Arrixaca y también expertos del Centro Nacional de Epidemiología, analizaron los ingresos por enfermedades respiratorias durante 2015 en Murcia, y cruzaron estos datos con los picos de contaminación. Observaron «una asociación» entre la media diaria de NO2 (dióxido de nitrógeno) y «el riesgo de ingresar por bronquiolitis».

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Un reciente estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), publicado en 'Nature Communications', advirtió de que estar expuesto a la contaminación atmosférica de manera prolongada se relaciona con un mayor riesgo de sufrir covid grave y de ser hospitalizado por este motivo.

Infarto e ictus

El NO2 es especialmente peligroso, como también las partículas en suspensión inferiores a 2.5 micras (PM2.5). Pueden depositarse en los alveolos pulmonares, pasando al torrente sanguíneo, recuerda el cardiólogo José María Clemente, exresponsable de la Unidad de Deshabituación Tabáquica en el Hospital del Noroeste y experto en este campo. Así que las PM2.5 no solo pueden agravar o agudizar patologías respiratorias, como las PM10, sino que favorecen infartos o ictus. «La contaminación está detrás de una de cada cuatro muertes por infarto», señala Clemente. La Organización Mundial de Salud (OMS) calculó en 4,2 millones las muertes atribuibles a la contaminación en todo el mundo en el año 2019.

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El pediatra Juan Antonio Ortega, responsable de la Unidad de Salud Medioambiental de La Arrixaca, amplía la lista de amenazas que implica la contaminación atmosférica en los entornos urbanos: «En niños, se incrementa la incidencia y la gravedad de las infecciones respiratorias de vías bajas, y la exacerbación de asma. En los adultos, se asocia a EPOC, al cáncer de pulmón y a enfermedades cardíacas». Cada vez hay más estudios que apuntan además al papel de la contaminación en enfermedades neurodegenerativas, la hipertensión o incluso la diabetes.

Los contaminantes

  • PM10 Las partículas en suspensión inferiores a 10 micras (PM10) son emitidas por la combustión de carburantes fósiles generada por el tráfico, en particular los vehículos diésel, y llegan también de la mano del polvo sahariano. Pueden penetrar hasta las vías respiratorias bajas.

  • PM2.5: Las partículas en suspensión inferiores a 2.5 micras son más peligrosas que las PM10, por su menor tamaño. Penetran en el sistema respiratorio y se depositan en los alveolos pulmonares, pudiendo pasar al torrente sanguíneo.

  • Dióxido de nitrógeno (NO2): La fuente principal de emisiones es el tráfico rodado, sobre todo los vehículos diésel. Un estudio del departamento de Ingeniería de la UMU ya advirtió en 2015 de que la contaminación por N02 es elevada en la ciudad de Murcia. Las quemas agrícolas son otro foco de contaminación.

Desde el 23 de diciembre

Ecologistas en Acción ha solicitado a la Consejería de Salud que analice si el último episodio de contaminación ha podido tener un impacto en los ingresos por enfermedades cardíacas o respiratorias. Desde el pasado 23 de diciembre, en Murcia y su área metropolitana se ha sobrepasado sistemáticamente el límite diario de partículas PM10 (50 microgramos por metro cúbico) que fija la legislación nacional. En algunos días se han llegado a rozar los 100. La normativa considera que hay un riesgo para la salud cuando se supera el valor límite diario durante al menos 35 días al año. En 2022, en Murcia se rozó este umbral, con exceso de partículas en suspensión durante 31 días. Habrá que esperar al balance de 2023 para confirmar si la situación ha empeorado.

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La organización ecologista advierte también de los elevados niveles de PM 2.5 y de dióxido de nitrógeno (NO2). La normativa estatal no fija límites diarios, pero la OMS recomienda no superar los 15 y 25 microgramos, respectivamente, unos valores que se han sobrepasado sistemáticamente en el último mes.

La importancia de concienciar a los médicos

La evidencia científica sobre el papel de la contaminación en numerosas enfermedades es cada vez más robusta. Para formar y concienciar a los futuros médicos sobre la importancia de tener en cuenta estos factores ambientales en su práctica clínica, el pediatra y profesor Juan Antonio Ortega ha puesto en macha un taller en la Universidad de Murcia bajo el lema 'La contaminación no es invisible'. El objetivo es que los alumnos «aprendan a monitorizar e interpretar los datos de contaminación, para que puedan así comunicar los riesgos a la población».

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