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Una paciente recibe terapia en el Servicio de Psicología Aplicada de la Universidad de Murcia. Guillermo Carrión / AGM
Dos de cada diez murcianos atendidos en la red de salud mental son menores de 16 años

Dos de cada diez murcianos atendidos en la red de salud mental son menores de 16 años

Los expertos alertan de que el sistema asistencial está sobrepasado por un fenómeno no solo sanitario

Domingo, 20 de febrero 2022, 07:47

El impacto psicológico de la pandemia en la población lo avisaron los expertos desde los primeros compases del confinamiento. El distanciamiento social y la situación de incertidumbre darían la cara en algún momento. Ya en 2020 se detectó una clara subida de la demanda en los servicios de salud mental. Hoy, casi dos años después del inicio de la crisis sanitaria, la tendencia continúa al alza, y son muchas las señales que invitan a prestar una atención especial a la situación psicológica y psiquiátrica de los más jóvenes. En 2021, una de cada dos personas atendidas en los centros ambulatorios de salud mental de la Región de Murcia tenía menos de 16 años. En total, 14.266 niños y adolescentes de los 72.346 usuarios que pasaron por los programas de atención a adultos, a la infancia y adolescencia y de adicciones. Esto se ha traducido en un aumento de las consultas infantojuveniles del 17% desde el inicio de la pandemia, al pasar de 62.671 en 2019 a 73.692 el año pasado. La reclamación de la comunidad educativa de recursos para atajar las autolesiones de alumnos y sucesos como la agresión de un menor a un profesor del colegio de Monteagudo han incrementado la alarma social, pero los expertos piden no centrar en un hecho puntual el foco de un problema más amplio que venía atisbándose desde antes de la pandemia: la salud mental de los jóvenes se está resintiendo en los últimos años. Faltaba una pandemia.

Refuerzos en la red ambulatoria

«Hemos agotado las bolsas de psiquiatras y psicólogos»

«El aislamiento, la ruptura con el entorno habitual y las referencias afectivas en esta situación han hecho que la población adolescente se vea especialmente dañada», explica la gerente de Salud Mental del Servicio Murciano de Salud (SMS), María José Lozano. «Estamos haciendo un esfuerzo importante para coordinarnos con todas las consejerías e instituciones implicadas en el desarrollo y detección de estos problemas». El aumento de la demanda de la red de salud mental, más acentuado en menores, ha sido generalizado en toda la población, con un crecimiento del 25%, lo que ha rebasado la capacidad de los centros y estirado las esperas, que en algunas áreas alcanza ya los tres meses, según reconoce la gerente.

Para el psiquiatra Félix Crespo, del centro de salud mental del Mar Menor, está claro que «el sistema actual es insuficiente. Se ha sobrepasado nuestra capacidad de absorción y se está empezando a notar».

María José Lozano apunta a la existencia de dificultades más allá de lo económico para llevar a cabo los refuerzos necesarios: «Hemos incrementado el número de profesionales hasta donde nos ha sido posible, porque hemos agotado las bolsas de psiquiatras y de psicólogos clínicos». Ante esto, el esfuerzo se sitúa ahora en «discriminar lo que es urgente para darle prioridad en la atención» y evitar las consecuencias más graves.

La psiquiatra y coordinadora del proyecto Prevención Suicida Murcia, Loreto Medina, avisa de que «el año pasado siguieron creciendo las autolesiones, los cuadros de ansiedad y de depresión en la franja infantojuvenil», pero también los suicidios consumados. «Evidentemente, no hasta la proporción de otras edades, porque siempre han sido menos frecuentes en estas franjas de edad, pero sabemos que han aumentado en 2021. Todavía no podemos dar la medida, y estamos muy pendientes también de 2022». Para abordar el problema, subraya, «no se puede ver solo desde el punto de vista de la salud. El suicidio es multifactorial y apela a toda la sociedad».

El jefe de la Unidad de Agudos de Psiquiatría de La Arrixaca, Francisco Toledo, está viendo de cerca el incremento de autolesiones e intoxicaciones voluntarias. «Se han multiplicado por siete respecto a lo que se veía antes de la pandemia -alerta-. Y eso es una barbaridad».

Fuensanta Robles, jefa de servicio de Atención a la Infancia y la Adolescencia, lanza un mensaje de «tranquilidad»: «No todas las autolesiones tienen como fin quitarse la vida», apunta. «Lo que vemos es la necesidad de descargar la ansiedad sintiendo en el cuerpo el dolor que sienten por dentro», corrobora Félix Crespo. «Estamos viendo una subida generalizada de síntomas en todo lo que tiene que ver con la imagen y la identidad».

Para ponerles freno, Educación y Salud presentan en breve su guía de prevención de estas conductas, y en los próximos días arrancarán los trabajos de una comisión conjunta de las consejerías de Educación, Política Social y Salud para abordar los problemas de salud mental en los centros.

Ingresos hospitalarios

Cae la edad media en el trastorno alimentario

Los desórdenes con la comida también se han visto afectados. En la Unidad de Trastornos de la Alimentación del Hospital Reina Sofía de Murcia constatan tanto un aumento de nuevos casos como de las descompensaciones de casos ya estabilizados. «Cualquier cambio tan radical provoca un desajuste. La pandemia afecta de forma muy directa al perfil de pacientes con trastorno de alimentación», explica el jefe de la unidad, Gonzalo Pagán. «Ya en 2020 vimos una tendencia de aumento, cuando tuvimos 32 ingresos, pero es que en 2021 hemos tenido 44». Además, Pagán aprecia otro aspecto preocupante: «La edad ha bajado. Antes del coronavirus estaba en torno a los 20 años, y el año pasado fue de 17, siendo el grupo más numeroso el de pacientes de entre 14 y 17», subraya. «El aislamiento ha tenido mucho que ver».

Así lo ven los expertos

  • Francisco Toledo, jefe de la Unidad de Agudos de Psiquiatría de La Arrixaca: «Seguimos viendo en la puerta de Urgencias siete veces más tentativas de suicidio que antes de la Covid. Es una barbaridad».

  • Loreto Medina, coordinadora del proyecto Prevención Suicida: «El año pasado siguieron creciendo las autolesiones, los cuadros de ansiedad y depresión y los suicidios en la franja infantojuvenil».

  • Gonzalo Pagán, director de la Unidad de Trastorno Alimentario del Reina Sofía: «Tenemos más ingresos por trastornos alimentarios, tanto de casos nuevos como por desajustes de otros ya estabilizados».

  • Pilar Balanza, psicóloga del hospital Román Alberca de Murcia: «Necesitamos estar más cerca del paciente. El modelo actual es muy hospitalocentrista y está muy farmacologizado».

  • Félix Crespo, psiquiatra del centro de salud mental del Mar Menor: «Hay un aumento de síntomas relacionados con el cuerpo, todo lo que tiene que ver con la imagen y la identidad».

  • Fuensanta Robles, jefa del servicio de Atención a la Infancia y la Adolescencia: «Esto ya lo detectamos hace unos años. Los jóvenes han ido reduciendo la relación humana e interpersonal»

  • José Antonio Ruiz, doctor del Servicio de Psicología Aplicada de la UMU: «Muchas personas no detectan a tiempo las señales y cuando llegan a pedir ayuda están ya muy deterioradas».

  • Emilia Martínez, psicóloga de la residencia de ancianos Amavir: «Tras los primeros meses de angustia, los mayores están resistiendo mejor, pero hay que tener en cuenta su contexto».

«Las dificultades en el lazo social de los jóvenes no son nuevas -asevera Fuensanta Robles-. Esto ya lo detectamos hace unos años. Han ido reduciendo la relación humana e interpersonal, encerrándose más en la tecnología, y eso les está provocando problemas. La pandemia los ha potenciado».

Impacto en las facultades

La comunidad universitaria también se resiente

Lo que más preocupa ahora es la evolución del virus. «Como esto siga y aparezca una nueva variante y volvamos a tener que estar otro año con todo esto, nos va a pasar una factura importante», advierte el psicólogo y director del Servicio de Psicología Aplicada de la UMU (SEPA), José Antonio Ruiz. Sobre todo, porque «muchas personas no detectan a tiempo las señales de alerta y, cuando llegan, están ya muy deterioradas», afirma. «Estos marcadores se pueden manifestar de muchas formas -explica Ruiz-: desde la apatía a los problemas de concentración, cambios de humor, pérdida de interés, aislamiento...». «El punto clave es cuando detectas que empieza a afectar a tu funcionamiento -señala Félix Crespo-, pero tampoco creo que haya que psicologizar o psiquiatrizar todas las circunstancias. Hay reacciones que forman parte de nuestro proceso adaptativo a la nueva situación».

El incremento de personas atendidas en la red de salud mental crece en todas las franjas de edad respecto a 2020

En las puertas del SEPA también se ha disparado la llegada de universitarios. Las consultas han crecido un 75%. «Llevábamos una línea ascendente ya, pero este pasado 2021 fueron cifras récord, con más de 5.600 consultas», remarca el responsable del servicio, José Antonio Ruiz, que acaba de incorporar a cuatro personas más a su plantilla y ya tiene previsto entrevistar a otras dos. Allí también acuden profesores y trabajadores. La pandemia no ha dejado indemne a ningún grupo poblacional. Loreto Medina pide no olvidar tampoco ahora a los ancianos. «Ya nadie habla de ellos, pero desde hace tiempo es la franja donde mayor tasa de suicidio tenemos». En 2020, a partir de los 85 años hubo una subida marcada, que «llega a multiplicarse por hasta 130 en los de más de 94», cuenta. La psicóloga de la residencia de ancianos Amavir de Cartagena, Emilia Martínez, recuerda que fue uno de los colectivos que más sufrió en los primeros compases de la crisis sanitaria. «A veces pensaba que algunos se nos iban a morir de pena», señala. «Lo peor fueron los aislamientos. Estos pacientes necesitan el contacto y los que tenían alguna demencia empeoraron mucho». El problema es, denuncia, que «en la mayoría de las residencias no hay psicólogos en plantilla», algo que considera «básico». «Yo veo que están resistiendo ahora mejor que los jóvenes, pero hay que tener en cuenta que esta es una generación que ha pasado una guerra y una posguerra».

Una avalancha que no cesa

La atención primaria, un escudo «machacado»

Ante la crisis de salud mental, la psicóloga clínica del Servicio Murciano de Salud Pilar Balanza, que trabaja en el hospital psiquiátrico Román Alberca de Murcia, tiene claras las medidas a tomar: «Inversión, y no solo en lo económico; también en lo formal».

Las mayores tasas de suicidio en la Comunidad corresponden a los mayores, con un marcado ascenso a partir de los 85 años

«La pandemia ha puesto de relieve que el sistema estaba muy en precario tras diez años de recortes», afirma. «El modelo actual es muy hospitalocentrista y está muy farmacologizado. Necesitamos estar más cerca del paciente, y reforzar la atención primaria, que está machada», lamenta.

Los expertos coinciden en señalar que el aumento de la demanda en la red de salud mental tiene mucho que ver con la falta de herramientas para sobrellevar el malestar. «Es un problema de todo occidente, y va más allá de lo sanitario. Hay una creciente falta de madurez y cada vez más dificultad para afrontar los inconvenientes de la vida», apunta Francisco Toledo. «No podemos dar respuesta a todo. Posiblemente falten profesionales, pero es que tengo la sensación de que pongas los recursos que pongas, se van a llenar».

Autopsias psicológicas para mejorar la prevención del suicidio

El Servicio Murciano de Salud proyecta iniciar la realización de autopsias psicológicas para poder encontrar causas que hayan podido llevar a un suicidio consumado. «Está ya hablado y coordinado con el Instituto de Medicina Legal», asegura la psiquiatra y coordinadora del proyecto Prevención Sucicida Murcia, Loreto Medina. Esta práctica consiste, según explica la especialista, en «ir hacia atrás» para analizar los factores que han podido llevar al fatal desenlace. «Siempre se ve la edad, la época del año, el método suicida, el municipio, el área... pero queremos dar un paso más allá para ver si esas personas tenían o no diagnóstico, si tuvieron algún contacto con algún profesional de salud mental, de atención primaria o de pediatría, si estaban con tratamiento, y entrevistar a personas cercanas», explica Medina. «Es una investigación que requiere muchísimo trabajo, pero si puede dar más luz a lo que está pasando, lo vamos a intentar», asegura. «También tenemos que ver si la pandemia ha destapado algo que ya estaba o son otras causas las que se esconden tras la autolesión, el intento de suicidio, la ansiedad o la depresión».

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