Los problemas para contratar personal frenan el inicio de la campaña estival en la hostelería
La patronal achaca la falta de mano de obra a los continuos cierres de actividad por la Covid, y los sindicatos apuntan a las «indignas condiciones laborales»
Carlos tiene varios bares en Murcia que ahora empiezan a sacar la cabeza del profundo pozo que ha supuesto la pandemia. También regenta otra ... cafetería en Los Alcázares que debía empezar a funcionar hace ya varios días, con la llegada de las altas temperaturas y el aumento del flujo de turistas. Pero la cafetería en cuestión sigue sin subir la persiana, una semana después y con el calor 'in crescendo', por las «enormes dificultades» que tiene este hostelero para encontrar camareros con los que reanudar la actividad en su negocio de costa. «Y eso que pago el apartamento y los gastos», deja caer a posibles interesados. Pese a todo, Carlos no tiene nada claro que la selección de personal que iniciaron en este local hace ya varias semanas vaya a dar su fruto en los próximos días: «No me llega nada». ¿Sueldo ofrecido? Algo más de 800 euros al mes, «por encima del mínimo que marca el convenio», defiende.
Este problema no es nuevo y tampoco es exclusivo de Carlos y su socio. El presidente de la Federación Regional de Empresarios de Hostelería y Turismo (Hoytú), Jesús Jiménez, explica que «antes de la pandemia ya había dificultades para encontrar perfiles específicos en cocina o en sala. Pero esto ha ido a más y se ha generalizado en los últimos meses». A su juicio, «los trabajadores han estado mucho tiempo en ERTE con la pandemia, y el ERTE no da para vivir». Por eso, «muchos empleados de la hostelería optaron en los últimos meses por buscar trabajo en sectores como la logística y la alimentación, que no paran de absorber personal de la hostelería».
«En Baleares el sueldo es más alto, pero también hay dificultades»
Jesús Jiménez
Hoytú
Jiménez reconoce que el pasado fin de semana debió significar el «despegue de la playa», pero muchos locales de costa «tuvieron que reducir las mesas» para poder dar servicio. En muchos casos, los hosteleros que tienen locales en la ciudad y la playa «no encuentran suficientes trabajadores para compaginar ambos establecimientos». Y una posible solución a corto plazo, con el verano a la vuelta de la esquina, se antoja «muy complicada», admite.
«Esta es una de las grandes consecuencias de la pandemia»
José María Rubiales
Acbarm
El presidente de la Asociación de Cafés, Bares y Afines de la Región (Acbarm), José María Rubiales, coincide con Jiménez al asegurar que el problema «no solo se da en la costa», sino en ciudades como Murcia y Cartagena, y tampoco es una cuestión de ámbito local o regional, sino nacional. «Es una de las grandes consecuencias que estamos pagando por la Covid y los continuos cierres que hemos sufrido, además de ser el sector que más ha tardado en reanudar la actividad. Camareros y cocineros con 15 y 17 años de antigüedad en nuestros bares y restaurantes que no han soportado esta situación. El ERTE ayudó un tiempo, pero la gente no aguantó y ha ido buscando otros sectores que no cerraran». La pandemia, resume, «nos ha destrozado».
Temporalidad y formación
Soledad Díaz, presidenta de la Asociación de Empresarios de Hoteles y Alojamientos Turísticos de la Costa Cálida (Hostetur) y miembro de la Mesa del Turismo de España, introduce el hándicap añadido de la «temporalidad» con la que tiene que capear el sector, que causa rechazo en muchos trabajadores que buscan «estabilidad durante todo el año». Y, como Jiménez y Rubiales, Díaz incide en la necesidad de apostar de manera decidida por la formación en el sector. «Hay que dignificar el arte de servir. No puede ser que la hostelería sea el único sector donde una persona pueda entrar a trabajar sin recibir un mínimo de formación», lamenta. Y recuerda que, si ya es difícil encontrar personal, contratar trabajadores cualificados se convierte estos días en «misión imposible».
«Contratar trabajadores cualificados es misión imposible»
Soledad Díaz
Hostetur
De hecho, el presidente de los hosteleros de Cartagena (Hostecar), Juan José López, que coincide con sus colegas en las razones que han llevado al sector a esta escasez de mano de obra y también reclama un plan de formación, pretende organizar antes de junio una feria de empleo en La Manga del Mar Menor para «poner en contacto a empresas y trabajadores». El objetivo es remediar por la vía rápida una sequía de profesionales que puede suponer un auténtico «frenazo», apuntan los entrevistados, a lo que se presentaba como una prometedora campaña estival.
Un convenio desfasado
Pero, ¿cómo influye el hecho de que los salarios no se hayan actualizado en la Región desde 2018? ¿Cómo afecta que el sector tenga un convenio colectivo totalmente desfasado? Todos los representantes empresariales consultados se muestran partidarios de avanzar en una negociación colectiva que lleva atascada trece años. Pero no creen que esta sea la causa principal del problema. «En Baleares tienen sueldos más altos y en Navarra acaban de firmar un nuevo convenio, y tienen las mismas dificultades. Además, aquí todos pagamos por encima del convenio», resume Jesús Jiménez.
«Cuando se pagan salarios razonables, sí hay demanda de empleo»
José Hernández
UGT
Sin embargo, la visión de los sindicatos es completamente diferente. Un informe publicado en febrero por UGT y CC OO revelaba que más de la mitad de los trabajadores de hostelería encuestados en la Región (53%) habrían recibido dinero sin declarar, lo que «supone un fraude a los empleados, a la Seguridad Social y a la Agencia Tributaria». Incluso el 11% afirma haber trabajado sin contrato. A juicio de José Hernández, secretario general de FeSMC-UGT, la principal causa de los problemas para encontrar mano de obra son las condiciones laborales «abusivas e indignas», que están relacionadas directamente con «el bloqueo del convenio y la congelación de los salarios». Hernández tiene claro que «cuando se paga un salario razonable, sí hay demanda de empleo». Y pone el ejemplo de un hostelero de Asturias que hace unos días ofreció un salario mensual de 1.400 euros y recibió en unas horas más de mil currículos.
Además, y según datos del INE, la Región fue la segunda comunidad donde menos creció el empleo en el sector en los últimos cuatro meses de 2021. Algo tendrá que ver, desliza Hernández, «que un camarero gane un 25% más en Alicante que en Murcia».
«Mi jefa de cocina me ha pedido volver y es como si me hubiera tocado la lotería»
Belén Romero trabaja de camarera y de cocinera, hace sus pinitos como personal de seguridad y estos días también dedica buena parte de su tiempo a dirigir el departamento de Recursos Humanos de su empresa. «Suelo decir que yo quería ser empresaria de hostelería», bromea Belén, que estos días multiplica sus tareas al frente de sus negocios, dos en Cartagena y uno en Cabo de Palos, mientras se termina de completar el proceso de selección para cubrir siete vacantes.
«Yo vengo de Ciencias, pero no tengo ni idea de cómo voy a sacar esta fórmula para multiplicarme. Si la resuelvo, la patento», vuelve a bromear. Esta hostelera pone buena cara a los malos tiempos de un sector que, asegura, está en plena «revolución» como consecuencia de los cambios en el consumo de los clientes... y en el mercado laboral. Como ocurre en otros establecimientos, aquí hay muchos trabajadores que «se han ido a otras comunidades». Belén recuerda que la hostelería de la Región «fue una de las últimas» en volver a subir la persona y los empleados «no pueden soportar tantos meses de ERTE». Los que no han emigrado, coincide con otros colegas, «se ha ido a otros sectores como la logística y el comercio». Y son trabajadores con cierta experiencia «que se van y no vuelven». La excepción que confirma esta regla es la jefa de cocina que se reincorporará estos días al Papaya después de unos años trabajando en Colombia. «Se fue justo antes de la pandemia y ahora me ha pedido volver. Es una gran chef que no deja indiferente a nadie y tengo mucha suerte. Es como si me hubiera tocado la lotería».
Belén llega a emocionarse con esta noticia porque «nadie quiere trabajar los fines de semana, porque la hostelería no ha sido considerada por nadie, ni si quiera por los propios empresarios», y cree que «no todo el mundo vale para trabajar en este sector, que siempre se ha utilizado como un puente para alcanzar otro puesto de trabajo». Esto, asegura, es «un problema estructural» que arrastra el sector, y cuya raíz es «la falta de formación en habilidades y competencias para hosteleros presentes y futuros». Hay un «problema», admite Romero, «pero también tenemos una gran oportunidad para mejorar».
«Tuvimos que coger menos reservas en la playa porque no dábamos abasto»
Pasan unos minutos de las doce del mediodía y en la barra del emblemático bar El Pulpito, en la plaza de las Flores de Murcia, empiezan a despacharse raciones de una suculenta tortilla de atún que pide a gritos ser acompañada con unos buenos trozos de tomate. Aquí todo funciona como un reloj, y de ello se encargan camareros como Jairo, que lleva siete años en la empresa, o Fran, que va camino del cuarto de siglo. «Y Salva se va a jubilar aquí», celebra María José Jiménez la fidelidad laboral de otro de sus trabajadores. «Yo me puedo dar con un canto en los dientes, porque también tenemos terraza y hemos podido abrir antes que otros establecimientos durante la pandemia», explica. Eso ha evitado en parte que sus trabajadores emigren a otros sectores, como ha ocurrido en negocios vecinos.
Con todo, María José Jiménez reconoce que este año han tenido «dificultades» para encontrar personal con el que nutrir el local que regenta en La Manga del Mar Menor, y que subió la persiana este mes para afrontar la temporada estival. Eso sí, lo hizo a medio gas porque «tuvimos que coger menos reservas porque no dábamos abasto con el personal que teníamos». Coincide Jiménez con el resto de hosteleros en la «odisea» que supone encontrar «personal cualificado», más aún en esta época del año. De hecho, relata esta empresaria que la cosa se ha puesto tan complicada para contratar camareros y cocineros que «son los propios camareros los que ahora montan empresas para seleccionar camareros que ofrecer a bares y restaurantes». Ella tiene las espaldas bastante cubiertas, pero admite que no le vendrían mal «cinco 'extras' para el fin de semana».
Hostecar formará a refugiados ucranianos para que trabajen de camareros en verano

La ayuda que presta la Asociación de Empresarios de Hostelería de Cartagena (Hostecar) a los refugiados ucranianos llegados a la ciudad portuaria en los últimos meses tendrá continuidad la próxima semana. Será cuando comience a impartirles formación en distintos puestos que precisan cubrir los hosteleros locales, sobre todo, los de la costa. Según los cálculos del presidente de este colectivo, Juan José López Escolar, bares, restaurantes, cafeterías y hoteles necesitan cubrir 300 puestos para hacer frente a la demanda de clientes que esperan tener en junio, julio y agosto. La mayoría de los locales están ubicados en Cabo de Palos y La Manga, aunque también hay ofertas de establecimientos urbanos.
Para ello, se ha creado una bolsa de empleo a la que ya se están apuntando los ciudadanos llegados desde Ucrania. «Es una forma de que puedan conseguir un trabajo y se mantengan con sus propios medios», explicó López Escolar. Las clases serán impartidas por los propios socios de Hostecar y se tratarán temas muy genéricos para enseñarles cómo trabajar. «Eso agilizará su entrada al mercado laboral».
Jefes de sala de varios restaurantes serán los encargados de prepararlos. Además, tendrán que participar en cursos reglados de manipulador de alimentos y riesgos laborales. Una empresa cartagenera especializada en este tipo de formación se ha prestado de manera altruista. Así, los refugiados podrán obtener estos títulos obligatorios para poder trabajar en un local de hostelería.
«Es una forma de que logren un empleo durante el tiempo que estén aquí y de que se mantengan con sus propios recursos»
Juan José López Escolar. Presidente de Hostecar
Aprender el idioma
«Serán destinados a puestos en los que no tengan mucha responsabilidad, sobre todo porque el idioma lo llevan justo», aclaró el presidente de la patronal cartagenera. Para mejorar este aspecto, voluntarios de Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), como profesores titulares y Personal de Administración y Servicios, contribuyen de forma altruista a que estos ciudadanos ucranianos aprendan el idioma, y así sea más fácil que puedan integrarse en la sociedad.
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