
JAM ALBARRACÍN
Domingo, 9 de septiembre 2007, 03:53
Había un dicho hace años, que todos hemos oído, que rezaba así: «El fútbol es un deporte que juegan once contra once y gana Alemania». Pues me permitirán la paráfrasis, porque viene que ni pintada: «El Lemon Pop es un festival en el que tocan grupos diversos y suena mal». Han pasado 12 años y la organización del festival sigue tropezando con la misma primera piedra. Como para pedirle asesoramiento, oiga. Lo curioso es que la gente se me acerca a quejarse («tienes que ponerlo», «no había escuchado cosa igual», «esto es una tomadura de pelo») y nunca sé bien qué decir, más allá de tienes razón o, bueno, el Lemon siempre ha sido así: cutrecico pero entrañable. En realidad el equipo no era malo, sino muy corto, de manera que forzarlo era aún peor. No es una cuestión de presupuesto, sino de criterio.
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Aclarado lo fundamental y jugando con la intuición en modo buena fe, se pudo comprobar que Sidonie, el grupo estrella de esta primera velada del festival, se ha convertido en un grupo de pop de sofá. Agradable, adulto y aburrido. Atrás quedó aquella época en que sus directos eran un compendio de excitación, irreverencia, diversión y locura psicodélica. Su repertorio actual está conformado por canciones de medio tiempo, melódicamente aceptables y sin atisbos de aquél espíritu juvenil que los encumbró. Basaron su concierto en su último álbum, Costa azul, se marcaron una de psicodelia doméstica con sitar, dejaron un destello de lo que fueron con la dinámica Feelin' down y finalizaron con Fascinado. Todo tan previsible como un show de sevillanas. Lástima ver lo mayores que se han hecho en sólo 10 años.
La velada la abrió Ross, quien próximamente presentará un disco recopilatorio de éxitos y rarezas, quien se hizo acompañar de los también murcianos Octubre, así como de músicos que han pasado por la formación, entre ellos algunos hoy se alinean en Second. Tiró de su repertorio menos conocido, lo que no le impidió demostrar su condición de maestro. A continuación y tras la actuación de The Afternoons, llegó el turno para los madrileños Layabouts, promesa del rock bailable de acento punk que casi consiguieron ganarle la partida al sonido gracias a su energía y actitud insolente. Como ya sabíamos tras sus dos recientes actuaciones en el Club 12 & Medio.
Los Marañones abrieron su actuación con Extraña familia, la canción que da título a su última entrega y que fue la base de su directo, con la excepción única de dos temazos como son Cruzando las galaxias y La memoria del extranjero. Miguel, Román, Pedrín y Campoy están en buena forma y además yo los adoro, así que si había que irse hasta la tercer fila para escucharlos, pues allí que nos vamos.
Tras la actuación de Sidonie, el público comenzó a desfilar. Nadie advirtió de que quedaba lo mejor de la noche y el 80% del público creyó que había llegado el final. Pero los portugueses X-Wife saludaron («hemos hecho muchos kilómetros para poder estar esta noche aquí»), tocaron 20 excelentes minutos de post-punk electrónico estimulante, con referencias a la new wave, a XTC, a Tubeway Army pero también a Radio 4, y la organización les cortó el sonido a las 2.59 horas, pese al amago de revuelta del centenar de espectadores que reclamaban un poco más. Aquello parecía una broma, para uno que sonaba bien Pero bueno, el Lemon es asín, con ene.
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