César Nebot se asoma a la ventana de su despacho en la Facultad de Economía de la Universidad de Murcia. MARTINEZ BUESO

César Nebot: «En la política y la sociedad hay una falta tremenda de liderazgo»

Economistas frente a la pandemia ·

«La Región es como un patio de vecinos en el que cada uno defiende sus intereses, y debería ser una comunidad de vecinos que acuerdan lo que hay que hacer en beneficio de todos», apunta el profesor de Economía e investigador

Domingo, 14 de febrero 2021, 09:12

César Nebot (46 años, Barcelona) es un economista de amplios registros: ejerce la docencia en la Universidad de Murcia, ha investigado la resistencia de las ... bacterias a los antibióticos, lo que le valió su ingreso en la Academia de Farmacia, y vivió la experiencia política en la última etapa de UPyD. Todo ello le da un matiz especial a sus opiniones, que le gusta vestir con símiles. Descontento con la situación política actual, cree que la sociedad está huérfana de liderazgos y echa de menos un proyecto claro de Región que saque provecho de sus ventajas competitivas.

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–La pandemia lo está cambiando todo, el ocio, el trabajo, la enseñanza, las relaciones sociales... ¿cómo le está afectando a la economía?

–La economía no deja de ser la expresión cuantificada de todos esos sectores y actividades, y también le está afectando. Las previsiones son claras y los datos son abrumadores sobre las consecuencias económicas negativas de la pandemia. Tenemos un parón económico muy importante y se ha disparado el paro, a pesar de que los ERTE han hecho de colchón.

«Para salir de esta crisis será necesaria una visión multidisciplinar»

Vencer al coronavirus

–Usted es economista y también miembro de la Academia de Farmacia. ¿El enfoque multidisciplinar sería el más adecuado para abordar la crisis actual?

–La interdisciplinariedad es cada vez más necesaria. En las últimas décadas hemos tendido a una especialización cada vez mayor, pero ahora la única manera de salvar los escollos será mediante lo interdisciplinar. Las grandes empresas, como Google, apuestan por equipos multidisciplinares, por grupos 'adhocráticos', sin una estructura muy marcada pero con personas de distintas disciplinas que afrontan los problemas desde diversos puntos de vista. Para poder salir de esta crisis será necesaria una visión multidisciplinar porque los impactos son a todos los niveles. Debe haber un enfoque coordinado desde distintas áreas, la económica, la salud, la computación, la sociológica... Me va a permitir que haga el símil de una barca que queda paralizada en altamar porque no tiene combustible. La única manera de seguir avanzando es ponerse a remar por ambos lados y en la misma dirección, para lo que se necesita una coordinación multidisciplinar, o bien que nos traigan gasóleo, que serían las ayudas de Europa. Es una cuestión de aunar esfuerzos muy diferentes y también, que no es sustitutivo, esperar alguna ayuda.

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–¿Cuando comenta lo de remar todos en la misma dirección piensa en la clase política?

–La clase política tiene mucho que demostrar en ese sentido, porque remar en la misma dirección no quiere decir en la dirección que diga uno solo. Hay que remar en interés de todos, porque algunos se dedican más bien a romper el suelo de la barca diciendo que no es de plena normalidad.

–Ya que han salido a relucir los políticos, ¿qué sensación le ha dejado el escándalo de las vacunas?

–Es muy triste. Ante un reto tan importante como el que afrontamos, hay que ser fuertes socialmente, pero de repente descubres que dentro del equipo hay espabiladillos. Y habrá quien esté sacando provecho con la administración de las vacunas colando a unos y otros. Es decepcionante.

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Referentes sociales

–Lo más grave es que no son solo políticos. Ha habido autoridades en otros ámbitos, como el militar y el religioso, que también se han aprovechado de sus cargos para vacunarse. Quizás el problema es que hay una crisis de liderazgo social, de falta de referentes sociales.

–Ese punto es muy importante. El liderazgo social está fallando en lograr la cohesión necesaria para que todos actuemos de forma conjunta ante un problema. Cuando un teatro está en llamas, si hay un liderazgo claro será más fácil salvar al mayor número de personas, si no lo hay se convertirá en el sálvase quien pueda, el descontrol total. Ahora es cuando más se necesitan los referentes sociales.

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«Habrá quien está sacando provecho colando a unos y otros. Resulta decepcionante»

Escándalo de las vacunas

–¿Aprendió algo durante su etapa política que aún le sigue siendo útil?

–La lección principal fue de realidad. Los académicos y la universidad pueden aportar muchísimo, y lo hacen, con su trabajo, pero a veces les falta una dosis de realidad. El paso por la política te permite observar cuestiones de la sociedad que condicionan todo lo que uno puede hacer para ayudar.

–¿Añora la política?

–No, no, no, no. Llegué a la política no con la intención de hacer carrera, sino porque era una obligación moral por mi parte, quería intentar hacer algo y no estar solo quejándome de lo que había.

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–Desde su época en UPyD ha cambiado mucho el panorama político...

–Sí que ha cambiado mucho.

–¿A mejor o a peor?

–Yo la veo peor porque hay una falta tremenda de liderazgo, tanto en la política como en la sociedad. Pero es que, además, ha derivado hacia el marketing político. No se comunican políticas, sino que se hacen campañas. No hay consistencia; lo que diga hoy el presidente del Gobierno no tiene nada que ver con lo que dirá mañana. Y es igual en los diferentes niveles de la administración. El nivel de inconsistencia es tal que nos tiene anestesiados a todos.

–Usted lleva años investigando la resistencia bacteriana a los antibióticos desde un enfoque econométrico. ¿Se puede abordar la actual pandemia desde ese mismo enfoque?

–Hay muchos artículos de investigación que analizan la relación entre la epidemia y la economía. Está muy en boga de qué manera unos comportamientos económicos afectan a unos comportamientos epidemiológicos. Creo que con la pandemia la interdisciplinariedad entre economía y salud es más necesaria que nunca.

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–Con la pandemia también ha aumentado de forma considerable el intervencionismo del Estado. ¿Eso es bueno o malo para la economía? ¿Afectará al modelo de libre de mercado?

–La economía de libre mercado tendrá vigencia en tanto que nos siga preocupando más la libertad individual que las libertades colectivas. En tanto que sigamos pensando en el individuo, o las familias, como unidad económica fundamental se seguirá apostando por el modelo de libre merado. Ahora bien, hay momentos como el actual en el que el Estado debe coordinar esfuerzos para hacer que la barca avance. Y esa coordinación puede requerir que la libertad individual quede supeditada al objetivo colectivo. Todo esto entraña un riesgo, y es pensar que la única manera de que la barca avance es cediendo totalmente la libertad. Cuando eso se acepta se crea el caldo de cultivo para el totalitarismo, porque la libertad del individuo es siempre el último escollo que le queda al totalitarismo para alcanzar el éxito. Estamos en un momento complicado y la autocracia a lo largo de la historia siempre ha sido una tentación. Es muy fácil cargarse una democracia. Y hay políticos que sistemáticamente machacan las propias instituciones para sacar rédito personal.

«Es muy fácil cargarse la democracia. Y hay políticos que sistemáticamente machacan las instituciones»

Situación política

–¿Tiene Murcia un proyecto colectivo de región?

–El problema es que todos los temas que podrían englobar ese proyecto de región no se han abordado de manera complementaria y no se han aprovechado las ventajas competitivas de nuestra región. En un momento dado alguien decía: '¿qué nos falta?, ¿un aeropuerto? Pues vamos a hacerlo'. Pero no se pensaba en la complementariedad de esta infraestructura, para qué era beneficiosa además de para traer turistas. Lo mismo ocurre con el Corredor Mediterráneo. Las infraestructuras no deben ir por separado, sino que deben ser complementarias para explotar lo más posible sus ventajas competitivas.

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Visión estratégica

–¿Pero usted cree que Murcia cuenta con ese proyecto de región que marque su camino hacia el progreso?

–No, no lo ha habido. La Región es como un patio de vecinos en el que cada uno defiende sus intereses, cuando debería ser una comunidad de vecinos en la que se ponen de acuerdo en qué hay que hacer en beneficio de todos. No ha habido una visión estratégica común, sino que se ha tratado de satisfacer diferentes intereses, muy lícitos, en la medida de las posibilidades presupuestarias de cada momento. Y ahora ya ni eso, porque la deuda de la Región es considerable, desde 2007 ha sido la que más crecido, con diferencia, en comparación con el resto de comunidades.

–¿Cuál debería ser, a su juicio, el eje principal de ese proyecto?

–¿Qué ventajas competitivas tenemos? Por ejemplo, la industria genera trabajo de calidad y estable y no podemos renunciar a ella, pero debemos atinar en los sectores específicos, como el tecnológico, que es uno de los más potentes. Tampoco podemos dar la espalda a la agricultura, ya que tenemos un sector muy competitivo. Una vez detectados esos focos, entre los que también puede ser clave el turismo, hay que ver la manera de colocar los escalones para apuntalar los sectores y que unos se puedan servir de otros. La trampa está en considerar que la Región solo debe centrarse en un sector, eso sería limitarla.

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«Hay que recuperar la clase media, sin ella la desigualdad es brutal»

–La clase media hay que recuperarla porque es la garantía del ascensor social y el termómetro de la calidad democrática. Es muy difícil encontrar una democracia sana que no tenga clase media, sin ella la desigualdad es brutal y sería muy difícil remar todos en la misma dirección.

–Nuestra forma de relacionarnos está cambiando por la pandemia y también nos está condicionando internamente, en cómo pensamos y cómo somos. Pero yo creo que los cambios culturales requieren mucho tiempo. Nuestros nietos es posible que desarrollen pautas de comportamiento influenciadas por aspectos como la distancia social, las mascarillas o la higiene. Los niños que ahora están creciendo no ven la cara de la gente, solo la de sus padres, y eso puede afectar a la forma que se relacionen con el mundo en el futuro. Ahora es difícil precisar las consecuencias de la pandemia en la sociedad a largo plazo porque aún no se ha acabado. Espero que haya necesidad de volver a nuestros orígenes mediterráneos, valoramos mucho el ocio y la libertad.

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