Contundencia italiana
Las pizzas de La Góndola son de un tamaño más reducido del habitual, pero compensa por la cantidad de condimentos que portan y el queso emmental
SERGIO GALLEGO
Viernes, 27 de enero 2017, 23:54
LLa Góndola es el restaurante italiano más antiguo de Murcia. Si bien esto no es garantía de nada, todos conocemos locales que son una bazofia y están abiertos desde hace décadas; en el caso de este coqueto italiano, los años sí cuentan en positivo.
La Góndola de toda la vida no cuenta en la carta con un plato que no estoy dispuesto a dejar pasar, como es la sopa de cebolla, por lo que, caña en mano, me levanto después de haberme acomodado en una mesa con enchufe cerca para el cargador del movil y me paso al local de al lado, a lo que era El Abanico de Cristal, ahora también de La Góndola, para apretarme la sopa francesa y entrar en calor.
Los asientos de piedra son ideales para parejas recién enamoradas, pero para quienes necesitamos un perímetro alto de espacio vital se quedan un poco justos. Un amable camarero me toma la comanda al tiempo que va recibiendo a un buen número de clientes que, o bien se quedan en el propio restaurante, o bien recogen su pedido y se marchan a casa para comer viendo Los Simpsons.
El restaurante tiene entrantes, tapas, pizzas, pastas, carnes y pescados, además de postres. Empiezo por unos crujientes de marisco: unos pañuelitos de pasta brick rellenos de una mezcla irreconocible con sabor a mar y piñones. Correctos, pero sin más. Muy al contrario le ocurre a la sopa de cebolla, que recomiendo para los días fríos de invierno y, aunque de italiana no tiene nada, es un plato contundente y un delicioso entrante aquí, en Francia o en Sebastopol. Viene con tres buenas rebanadas de pan con queso emmental gratinado y con la cebolla cortada en juliana bien caramelizada.
Tengo entendido que las ensaladas, especialmente La Tropical, también son cuidadas y uno de los platos más demandados del local, pero mi intención pasa por llegar a los postres tras embaularme una pizza y un plato de pasta, por lo que dejo el verde para otra ocasión.
La pizza es de las que encuentro con más personalidad del panorama italomurciano que, dicho sea de paso, parece estar invadiendo la capital a golpe de ofertas de dos por uno. La de La Góndola entra de cabeza en el top tres de mis pizzas favoritas por original y bien ejecutada. A diferencia del resto de la humanidad, el queso que se utiliza es emmental y no gorgonzola, lo que le aporta una marcha más en la boca. El tamaño puede llevar a una leve decepción, ya que no se salen los bordes por los dos lados del plato, pero la cantidad de tropezones que le suministran hace que no tenga los insípidos bordes de masa sin condimento y que los bocados sean de más calidad. Yo pido siempre la misma; la de peperoni, bacon, cebolla, huevo y guindilla. En este caso, la guindilla la sustituyen por un botecito de tabasco para que me sirva al gusto. Intento comerme solo la mitad, ya que seguidamente viene un plato de tortellini a los cuatro quesos, pero es imposible resistirse a un trocito más y termino con todo el plato. La masa es fina, pero se sostiene. El huevo, perfectamente cocinado con la yema esperándome para ser desramada y esparcida delicadamente por toda la pizza. Deliciosa.
Otra cosa son los tortellini. La pasta no es fresca y ni siquiera está elaborada en casa. La salsa de queso baña la pasta sin mucha delicadeza -parece queso disuelto en nata- y la textura presenta una clara sobrecocción que hace que se deshagan en la boca. Para mí es preferible pedir dos pizzas y dejar pasar este tipo de pastas.
Para los postres no tengo opción. Hay crema catalana casera y hace que no nos vemos varios años. La encuentro en forma, como en su día encontraba a sus primas ya extintas de las cartas de los restaurantes murcianos. Por cierto, el hilo musical de La Góndola con Spotify lleva sus anuncios correspondientes. Mátame camión.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.