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El economista y empresario cartagenero Pedro Pablo Hernández, de 53 años, cumple su primer mes como presidente de la Autoridad Portuaria de Cartagena, tras haber ejercido como tal durante casi dos años, debido a su anterior condición de vicepresidente del consejo de administración de ese ... organismo público dependiente del ente estatal Puertos del Estado. En su primera entrevista tras el nombramiento defiende el puerto de contenedores en El Gorguel, que rechazó el Gobierno; la ampliación de la dársena de Escombreras, también cuestionada en La Moncloa, y convertir en una terminal portuaria la zona de actividades logísticas proyectada en el polígono de Los Camachos.
–¿Cómo va el puerto?
–Podríamos decir que trabaja con normalidad después de este año pasado, aunque eso [por la crisis interna debido a las investigaciones judiciales relacionadas con contratos durante las presidencias de Antonio Sevilla y Yolanda Muñoz] ya está superado. En cuanto a actividad, estamos trabajando a un excelente ritmo. 2023 fue el mejor año en la historia del puerto. Este año probablemente no alcancemos esas cifras, pero vamos a estar muy cerquita y será de los tres mejores.
–¿A qué se debe?
–El puerto es la suma de muchas cosas. Nosotros ponemos la infraestructura y el mejor servicio para que la gente quiera trabajar con nosotros. Pero las mercancías las traen los concesionarios, los consignatarios y, por ejemplo, en el tráfico de graneles sólidos dependemos de cosechas de grano. Entonces estamos al albur de lo que va pasando. Lo que sí hacemos es seguir ampliando servicios y hacer un puerto cómodo para que todos esos operadores quieren trabajar con nosotros.
–¿Los importadores y exportadores del área de influencia de Cartagena están aprovechando los servicios del Puerto? Hay muchos que trabajan más con Valencia y Alicante.
–Nosotros tenemos dos dársenas. En la de Cartagena, la histórica, entre otros servicios tenemos la terminal de contenedores, que da para lo que da. La otra, la industrial, es la de Escombreras, que las empresas la están usando y la están demandando hasta tal punto que llegamos prácticamente al máximo de capacidad. Por eso hay empresas que se tienen que ir a Valencia, porque no podemos darles servicio. Tenemos como prioridad el proyecto de una terminal de contenedores, que es un tráfico en el que somos prácticamente insignificantes, aunque estamos creciendo desde que abrimos la línea con África Occidental. Pero en estas fechas llegamos a 49.000 contenedores, que no es nada. Empresas de la región que están moviendo mercancías distintas a la que nosotros podemos trabajar están yendo a otros puertos asumiendo mayores costes.
–¿Está perdido el proyecto de dársena de contenedores en El Gorguel tras el no de un Gobierno que, además, cuestiona la ampliación de los muelles de Escombreras, Barlomar?
–Creo que no. Necesitamos El Gorguel porque para trabajar el contenedor tienes que tener un gran tamaño. Las empresas del sector no van a venir a invertir y trabajar en una terminal pequeña. Solo podemos captar los barcos que están pasando frente a Cartagena y aprovechar los transbordo con El Gorguel, que no es Barlomar. Barlomar surge como una terminal polivalente que tenía algo de contenedor, algo de granel, algo de mercancías de proyectos y algo de grandes plataformas. Pero en todos estos años que han ido pasando hemos visto que hay que ampliar Barlomar, porque ya estamos prácticamente a tope de capacidad. Además, tenemos que dar respuesta a todo lo que está ocurriendo en el Valle de Escombreras, con una industria que está evolucionando hacia la energía y los combustibles limpios. El Puerto no puede coartar ese crecimiento. La ampliación de la dársena de Escombreras es necesaria para seguir trabajando lo que ya sabemos hacer y nos demandan. Ya tenemos más demanda de suelo que el que podemos concesionar.
–¿Y cómo pretenden convencer al Estado de que El Gorguel es una buena oportunidad?
–El Puerto plantea un proyecto estratégico para la región y el país, porque es económicamente transformador y porque es una oportunidad medioambiental. Este puerto lleva veinte años analizando el medio ambiente, ayudando a especies, controlando parámetros, haciendo una labor tremenda. Tenemos todo muy analizado. El proyecto de El Gorguel está más que visto y, lejos de ser un problema, el estar en la red Natura es una oportunidad. Hemos demostrado que los parámetros medioambientales en el entorno de Escombreras son incluso mejores que antes de su ampliación, trabajando a pleno rendimiento como está. Y queremos demostrar que podemos tener nuevas infraestructuras en un ambiente como el portuario, de fuerte actividad, haciendo las cosas bien. El Puerto de Cartagena podría ser el ejemplo de hacer las cosas de manera sostenible.
–¿Usted es de los que cree que El Gorguel no sale por intereses políticos de otros puertos y de otras comunidades? Ahora lo rechaza una administración socialista, como antes no la apoyó decididamente una popular.
–No sé yo por qué la Administración central no lo ve como una oportunidad. Analizado en profundidad esta cuestión y en la posición que ostento ahora, creo que tenemos la obligación de hacer crecer el puerto de Cartagena porque es una locomotora económica y social de la Región de Murcia y de este país. Y lo tenemos que hacer crecer porque vamos a generar actividad económica y empleo. Un puerto grande tendrá que crecer sí o sí. Y si no es por ahí, será por otro sitio, pero es nuestra obligación. Y, además, es que ahora nos toca estar pensando en el puerto de dentro de treinta años. Tienen que escuchar nuestros argumentos. Y los estudios están ahí: en temas de medio ambiente, habrá pocos puertos como este tan estudiados y tan analizados. Y ese es el empeño que yo tengo en este momento para poder desbloquear El Gorguel. Si las cosas han venido anteriormente de una manera o de otra, no sé; ahora me toca pelearlo y espero tener enfrente por lo menos interlocución y entendimiento de que esto es importante para España.
–El Puerto de Cartagena quiere crecer. Pero tampoco tiene tren. ¿Así se puede mejorar?
–En lo que toca al Puerto, hemos hecho nuestro trabajo. La terminal [ferroviaria] de Escombreras la tendremos operativa a lo largo de 2025. Ahora falta la conexión fuera de nuestras fronteras portuarias. Eso ya no nos corresponde, pero sí que estamos trabajando y solicitando que todo eso avance. Del trazado, por ejemplo, está ya el estudio informativo redactado pero no sale a exposición pública.
–¿Están perdiendo oportunidades de crecimiento?
–Sí, sí. El tiempo que tardamos en conectamos, tiempo que resta oportunidades. En la intermodalidad está la oportunidad de las empresas de logística. Por eso estamos exigiéndole al Ministerio que lo publique ya.
–Dice que ya planifican el puerto de dentro de 30 años. ¿Cómo lo ve usted? En los últimos veinte años se ha hecho una ampliación en Escombreras, pero se ha atascado El Gorguel y no hay intermodalidad. ¿Hay riesgo de que todo siga casi igual?
–Yo espero que no. Nosotros estamos trabajando y poniendo empeño en avanzar. El futuro pasa por tener una terminal de contenedores competitiva, El Gorguel, que después de todos los estudios realizados no tendría sentido dejarlo morir sin mayor argumento. También hay que ampliar Escombreras para dar servicios a las empresa. Y otra parte importante es el proyecto de integración puerto-ciudad. Hemos ido trasladando servicios desde la ciudad y liberando espacios, que en colaboración con el Ayuntamiento hemos recuperado para los ciudadanos. En breve empezamos con el nuevo edificio de [la dársena de] Santa Lucía y abriremos toda esa zona a los ciudadanos; con el acceso a la terminal de cruceros, que licitaremos al primero del año que viene, para crear una zona comercial muy agradable que va a dar la bienvenida a los cruceristas y luego, lo que vamos a hacer en el Espalmador. Hay una colaboración estrechísima con el Ayuntamiento y con la alcaldesa.
–¿Qué papel jugará en todo ello la zona de actividades logísticas (ZAL) de Los Camachos? ¿Un puerto seco? ¿Una ampliación de espacios portuarios?
–Nosotros pensamos que sí. De hecho hay empresas y consignatarios que tienen naves y trabajan allí. Hoy por hoy la ZAL es muy importante para nosotros. Por eso hemos planteado el proyecto del rack [conjunto de líneas de tuberías] ecoenergético hasta Los Camachos. Ha suscitado muchísimo interés en el ámbito industrial porque supone disponer de una conexión desde Los Camachos hasta el puerto de Cartagena pasando por el Valle de Escombrera en todas direcciones. Es un rack que va a poder llevar cualquier gran líquido que se le ocurra a cualquiera: gases, CO2, vapor de agua o frío. Desde ese momento la ZAL pasa a llamarse zona de actividades logísticas e industriales de Cartagena. Habrá una parte para el tejido industrial y otra que no sé si llamarla puerto seco, pero estará relacionada con actividades portuarias.
–En su contestación a la primera pregunta se refirió al clima laboral de la Autoridad Portuaria como consecuencia de las denuncias que salieron de aquí y la posterior investigación judicial por presuntos amaños de contratos. ¿Están restañadas las heridas? ¿Han vuelto a recibir la visita de la Policía?
–En los últimos meses no ha habido requerimientos de más información. Cuando se produce, se actúa con la máxima colaboración y mucha normalidad. Y yo usaría esa palabra, la normalidad, después de esos momentos convulsos, a primeros de 2023. Entiendo que ha habido personas que se han visto afectadas de una u otra manera en todo ese proceso y habrá tira y aflojas normales en una plantilla numerosa como la nuestra.
–¿Ha sido para usted una tarea difícil o desagradable gestionar todo esto desde el puesto de vicepresidente, mientras esperaba una confirmación que no llegaba de la Comunidad?
–Las cosas tienen sus tiempos de cocción y yo en eso no entro. Las circunstancias serían las que serían y las decisiones se han tomado cuando se han tenido que tomar. Cuando yo asumo la presidencia en funciones, la situación era muy complicada y por esa complejidad, a sabiendas de que estaba en funciones. Sí que transmitía a todo el mundo que se iban a tomar las decisiones que hubiera que tomar, puesto que las funciones eran plenas. Y que la actividad tenía que seguir y el puerto, en su actividad, no podía perder ni un minuto, había que seguir trabajando y tomar decisiones para mejorar la situación, estuviese un día, dos o tres. Yo me lo he tomado con la normalidad de que en ese momento era lo que tocaba hacer. Y sabiendo que al día siguiente podría no estar.
–¿Y qué le motiva a una persona a seguir aquí casi dos años en situación de interinidad? ¿Se puede interpretar como una especie de falta de respaldo?. Tampoco tenía un sueldo. ¿Qué le motivaba para seguir?
–Desde que comencé mi vida laboral y me convertí en empresario también empecé a trabajar para organizaciones empresariales: AJE, COEC, Croem... Siempre he creído que hay que hacer cosas por el entorno que te rodea. Esa ha sido siempre mi visión, mejorar nuestro entorno para poder hacer empresas lo más fácil posible; que nuestra región y nuestra comarca tuviesen crecimiento económico, porque eso nos venía bien a todos. Va en mi ADN. Aquel momento fue muy complicado y tocó afrontar una situación compleja. Esa función se fue alargando en el tiempo. Pero cuando uno está comprometido y ve que su trabajo está sirviendo para algo lo que no va a hacer es retirarse.
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