En la mochila que ya está preparando Lorena Fernández (Cartagena, 1986) para viajar el mes que viene a Nepal no podrá faltar la pulsera que le hizo su abuela «contra el mal de ojo». Pero piensa dejar fuera «los miedos» que suscita el imponente valle del Annapurna, en plena cordillera del Himalaya. Una complicada ruta de casi 400 kilómetros en bicicleta a más de 4.000 metros de altura por la décima montaña más alta del mundo y una de las más peligrosas para escaladores y aventureros será el escenario de la cuarta edición del Reto Pelayo Vida, que por primera vez ha seleccionado a una mujer de la Región para «divulgar los beneficios del ejercicio físico durante y después del tratamiento contra el cáncer de mama». Para esta enfermera, este reto será poco más que «un paseo» en comparación con la enfermedad que acaba de dejar atrás. «Por muy complicada que sea la experiencia, que seguro que lo es, pasar por un cáncer da mucho, mucho más miedo».
Publicidad
En una autoexploración, en julio del año pasado, Lorena se detectó un «bultito» en el pecho. Acudió al médico para hacerse una ecografía. En un principio parecía ser benigno, pero los resultados le golpearon con otra cruda realidad que obligó a esta joven de 31 años, con toda la vida por delante, a realizar primero un ejercicio de asimilación: «No me lo creía, no pensaba que eso me podía pasar a mí. Yo soy una persona que me cuido muchísimo. No fumo, no bebo, y llevo una alimentación bastante sana. No entendía por qué me pasaba eso». Después llegó el giro radical a su vida. Tuvo que dejar su trabajo como enfermera en el centro de salud de Los Dolores y dedicar un año a lo más importante: «Recuperarme». Ahora, en las revisiones a las que tiene que acudir cada tres meses, sale «todo perfecto». Y por eso se encuentra «muy bien, física y mentalmente».
Lo deja claro con cada sonrisa, con las risas con las que hilvana sus sensaciones ante «el segundo gran reto de mi vida después del primero, que ha sido vencer el cáncer». La idea de apuntarse al Reto Pelayo Vida le surgió después de haberse operado hace un año, comiendo en su casa, cuando vio por televisión «a cinco mujeres que habían superado un cáncer de mama y se disponían a cruzar el Ártico», en lo que suponía la tercera edición del Reto Pelayo Vida. Cinco mujeres que le inspiraron «fuerza y valentía». Y Lorena lo tuvo claro: «Yo quería ser como ellas». Dicho y hecho. A los pocos días ya tenía entrevistas en Madrid con los responsables del proyecto, que la seleccionaron entre 286 candidatas de todo el país, supervivientes del cáncer de mama como ella. A las pocas semanas, ya estaba entrenando con las otras cuatro mujeres con las que se ha embarcado en esta expedición, y con las que ya ha compartido bastante sudor y alguna que otra lágrima. «Nos compenetramos muy bien, formamos un buen equipo. A mí me están ayudando mucho», reconoce. Y eso que todavía no han cogido el avión a Nepal.
Lorena siempre ha practicado deporte, es aficionada al senderismo y va «casi todos los días» al gimnasio, aunque las condiciones excepcionales que exige el Annapurna, con muy poco oxígeno a semejantes alturas, requieren cierta preparación adicional. Ella, por ejemplo, sale a entrenar con su padrastro, bombero de Cartagena, con el que se ha pedaleado ya todos los montes de Cartagena. Solo el pasado fin de semana se metieron entre pecho y espalda más de doce horas de 'paliza'. «Entre semana bajamos el ritmo, principalmente por las obligaciones del trabajo», relata sin perder la emoción.
Todo sea por llegar bien preparada al punto de salida de la aventura, de ese «paseo» que comienza en Katmandú el próximo 13 de noviembre, y que le llevará a cubrir en bicicleta de montaña la distancia que separa las ciudades de Pokhara y Lo Manthang, capital del reino prohibido de Mustang. Igual que el cáncer provocó un cambio radical en su vida y en su forma de afrontarla, cree esta joven cartagenera que el viaje supondrá también «un antes y un después» para ella. «Volverá otra Lorena», se sincera. Tampoco tiene dudas de que alcanzará la meta, fijada para el 26 de noviembre: «Cuando me propongo algo, nunca me rindo».
Publicidad
Antes, esta mujer rebosante de vida realizará esta mañana las pruebas de esfuerzo en el Hospital Quirónsalud de Murcia, donde mantendrá un encuentro con las trabajadoras del centro médico. Mañana será recibida en el palacio de San Esteban por el presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, quien le entregará la bandera de la Región: «Habrá una orgullosa murciana ondeando nuestra bandera en uno de los puntos más altos del planeta», sonríe. Allí también gritará a los cuatro vientos del Himalaya un mensaje que ya ha metido en la mochila, junto a grandes dosis de «fuerza» y la pulsera de su abuela: «Que es posible superar el cáncer de mama, que la vida es maravillosa y que merece la pena pelear para curarse».
Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.