Ante discursos de odio y antidemocráticos, 'Sí toca'
Más empleo de calidad, más igualdad y más democracia
Paqui Sánchez Salmerón, Santiago Navarro y Julia Martínez
Jueves, 1 de mayo 2025, 01:28
Estamos ante un panorama nacional e internacional con múltiples frentes de batalla que amenazan los logros conseguidos con la lucha de las organizaciones sindicales. Si ... nuestros retos ya son grandes, los retos de la transición digital, tecnológica y ecológica también nos acechan, tras el apagón eléctrico vivido el pasado lunes del que aún se desconocen sus causas profundas y el impacto económico y social de este hecho inédito. Pero, ante las dificultades, hoy más que nunca son necesarios los sindicatos. No lo decimos nosotros, sino los grandes observadores de la política y la economía internacional.
Como sociedad estamos viviendo tiempos convulsos, hace solo unas semanas las guerras de Ucrania y de Gaza eran el centro de todos los noticieros y, de golpe, estamos viviendo una revolución (que casi es una involución) con la amenaza de los aranceles a medio mundo de Trump y sus estrategias de convulsionar la política y la economía con tratamientos de 'shock' que nos llevan a tiempos que nos recuerdan los de la Guerra Fría, con un mundo cada día más polarizado. Aquí la Unión Europea tiene mucho que decir y, aunque tradicionalmente no ha sido ágil en sus movimientos, ahora tiene un papel primordial para defendernos tanto de los ataques financieros como del panorama bélico que tenemos a las puertas de la UE.
Ahora nos enfrentamos a discursos que buscan la provocación en lugar de buscar el entendimiento. Como sindicatos de clase y contentos de serlo con toda la responsabilidad y orgullo que merece, escuchamos mensajes de algunos dirigentes políticos y empresariales que van justo en sentido contrario: acabar con los derechos democráticos y con las organizaciones que los defienden. Pretenden cambiar las relaciones laborales, individualizar las mismas, acabar con la negociación colectiva y el diálogo social.
Frente a la extrema derecha, empeñada en exterminarlos o recortar cualquier acceso a financiación pública, apagar nuestra voz y hacernos desaparecer, olvidando interesadamente que la Constitución española otorga una representatividad a las organizaciones sociales más representativas, los sindicatos de clase vamos a continuar defendiendo los derechos de las personas trabajadoras y de la sociedad en general.
Es cuanto menos curioso observar que los problemas que nos empeñamos en solucionar se van encauzando (empleos más estables gracias a la reforma laboral, salarios mínimos más dignos, una bajada del desempleo que se prolonga en el tiempo) y, sin embargo, otros se van acrecentando: el bloqueo sistemático de convenios colectivos; la creciente burbuja inmobiliaria y el incremento casi exponencial de los alquileres; la privatización de servicios públicos esenciales y el aumento de las listas de espera en la sanidad pública; la siniestralidad laboral que no cesa; el aumento de las desigualdades y lo que es peor, la negación de lo evidente. No hay más ciego que quien no quiere ver. Y junto a ello, seguir primando lo privado antes que lo público (financiado con el dinero de todos); ninguneo al cambio climático y, ahora, medidas arancelarias que van a incrementar los precios y, como siempre, acabaremos pagando los y las ciudadanas los excesos y extravagancias de las políticas que auspicia la extrema derecha para la que solo existe el poder económico y sus intereses.
«Los sindicatos de clase vamos a continuar defendiendo los derechos de los trabajadores y de la sociedad en general»
Estamos ante una clara relación causa-efecto entre la derechización de la vida política y sus relatos para tratar de aplicar medidas regresivas en lo económico y social, y para ello consideran clave el debilitamiento de las organizaciones sindicales de clase.
Frente a los voceros que cuestionan nuestra propia existencia, los sindicatos somos más necesarios que nunca. Ellos solo pretenden aumentar las desigualdades en todos los terrenos, singularmente en perjuicio de las y los trabajadores, de los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Precisamente aquellos que son la referencia y la razón de ser de nuestras organizaciones.
Los sindicatos de clase participamos constantemente en la vida pública, somos protagonistas de los avances y logros de la sociedad en general y, en especial, de la clase trabajadora. Somos los interlocutores válidos dentro de la negociación colectiva y el diálogo social. De ahí los ataques recibidos.
Una vez más tenemos que escuchar (no sin sonrojo) que el representante de la patronal murciana hable de que haya que trabajar 41,6 horas semanales para tener la productividad media de la UE, y que reducir la jornada laboral semanal a 37,5 horas «no toca ahora», mientras que en buena parte de nuestros socios europeos están en las 35 horas semanales, es decir, ¿allí sí toca? Pues nos van a permitir los lectores que hablemos de unos empresarios que mantienen convenios atrancados años y años (establecimientos sanitarios, transporte de mercancías por carretera o el convenio agrícola forestal y pecuario, entre otros), a pesar de que muchas empresas están con récords de beneficios en los últimos años y que las cifras de empleo son las mejores desde la crisis de 2008-2009, dejando atrás la crisis del covid.
Eso sí, de esta manera colaboran para que sigamos teniendo el mayor índice de pobreza, las brechas de desigualdad más grandes y los terceros salarios más bajos de nuestro país. Este 1º de Mayo le vamos a decir a toda la sociedad que 'Sí toca'.
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Los sindicatos llaman a salir hoy a las calles de Murcia y Cartagena
'Proteger lo conquistado y movilizarnos para ganar el futuro' es el eslogan elegido este año por los sindicatos para la celebración del 1º de Mayo, que volverá a sacar a la calle hoy a miles de personas en la Región para reivindicar y poner en valor los logros sociales alcanzados en los últimos años. Las manifestaciones empiezan a partir de las 11 de la mañana en Murcia (plaza Fuensanta) y Cartagena (plaza de España).
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