JESÚS YELO
Ojós
Sábado, 1 de septiembre 2018, 02:24
Motivos académicos y profesionales le llevaron a abandonar Murcia rumbo a Barcelona, y ya lleva más de 35 años en tierras catalanas. Emiliano Bermúdez Palazón, presidente de la Casa de Murcia en Barcelona -cargo que ostenta desde 2010-, agota sus últimos días de vacaciones en su pueblo natal, Ojós. Profundo conocedor de la historia y testigo de la situación que se vive en las calles de Cataluña, este ojense bucea con sinceridad en los estragos que el secesionismo catalán ha causado y en la ruptura de la convivencia que se respira en la comunidad.
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-Estimamos en más de 120.000 los murcianos y descendientes de murcianos en primera y segunda generación que conviven a día de hoy en las cuatro provincias catalanas. La mayor parte lo hace en Barcelona, pero también, en menor medida, en Tarragona y, minoritariamente, en Lérida y Gerona.
-Con mucha pena, con preocupación y con frustración al comprobar cómo una sociedad plural que siempre ha sabido convivir en cierta armonía se desintegra poco a poco y se divide en dos bloques cada vez más radicalizados, más distantes. Una sociedad en las posiciones irreconciliables rompen amistades, familias y provocan un sustrato de intolerancia impropio de sociedades avanzadas, como la catalana. Es un retroceso que nadie se merece.
-Soy murciano de Ojós. Me siento catalán y, desde luego, soy español. Creo que esos criterios de pertenencia son perfectamente compatibles y enriquecedores. Creo, honradamente, que ser catalán y sentirse español suma, y considero que cualquier otra fórmula no es buena para Cataluña ni para España. Desde luego, respeto a aquellas personas que no se consideran españolas y se sienten únicamente catalanas. Solo les pido que me respeten de la misma forma que yo lo hago.
-Es una anormalidad de la democracia. En el momento que alguien se pueda sentir amenazado o incómodo por no poder expresar libremente y sin temores su nacionalidad o la exhibición de los símbolos legales de su país, estamos ante una situación de xenofobia inaceptable en una democracia. Por desgracia se están produciendo casos en esa dirección y eso no hace más que acrecentar la brecha social que se ha abierto en Cataluña.
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-Cualquier policía de un estado democrático tiene la obligación de defender y proteger el cumplimiento de la legalidad vigente. Por desgracia se han producido casos que ponen en entredicho el compromiso de la policía autonómica catalana con la legalidad vigente en España. Es inaceptable que tome partido en un conflicto de este estilo aunque tampoco debemos generalizar ya que existen agentes que cumplen con su obligación y merecen nuestro reconocimiento.
-Las autoridades de la Generalitat catalana se han instalado en un discurso que defiende el 'pensamiento único' con el único objetivo de la independencia de Cataluña, y alientan y empujan a las masas hacia la comisión de agravios permanentes a todo lo que pueda oler a España. Esta es la realidad por desgracia. Los lazos amarillos entran dentro de esa estrategia de confrontación y más allá de la libertad individual de cada persona para llevar un lazo del color que considere, suponen un insulto a España ya que cuando alguien lleva un lazo amarillo está diciendo: 'Tu país, España, no es un país democrático porque tiene personas presas por sus ideas y no respeta los derechos fundamentales de los ciudadanos'. No es justo, no es verdad y si alguien no lo remedia, la situación puede derivar en episodios de violencia de incalculables consecuencias.
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-Lejos de apaciguar la situación, creo que en estos días vamos a asistir a la exaltación por una parte de la sociedad catalana del discurso independentista, vamos a contemplar las calles llenas de sus símbolos y vamos a escuchar cosas que a los españoles nos van a doler y van a acrecentar el hartazgo que ya tenemos de todo este asunto. En definitiva, la brecha seguirá creciendo, las posturas serán más irreconciliables y las afrentas van a continuar minando la convivencia y la paz social. La pregunta es hasta cuándo.
-Por ser comedido, la voy a calificar como poco acertada. No solo la actitud del Gobierno, sino de la totalidad de las fuerzas políticas españolas que deberían actuar con la premisa de hacer de esto una cuestión de Estado con una unidad de criterio común y defender el cumplimiento de la legalidad vigente, y de procurar un acercamiento de posturas para alcanzar una línea de solución.
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-La Casa de Murcia es un claro exponente del mestizaje de procedencias que configuran la realidad de la sociedad catalana actual. Es un ejemplo de integración. Eso es enriquecedor y un tesoro al que no debemos renunciar porque si lo hacemos estaríamos construyendo el futuro sobre una gran mentira.
-Básicamente, trabajando para poder mantenernos en activo otros noventa años más, si es posible. Tenemos previsto celebrar nuestro cumpleaños con un programa de actos que respeten nuestra historia y la de todos los murcianos que, ya desde los años veinte del siglo XX, empezaron a llegar a Barcelona a trabajar. La participación de todas estas personas en la construcción de Cataluña creo que merece un especial reconocimiento.
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