Jesús Yelo
Domingo, 9 de marzo 2025, 08:41
Al bajar la persiana la última zapatera de Abarán, Saboa Gómez Carrasco, el municipio se ha quedado huérfano del oficio artesanal de zapatero. Durante los últimos noventa años fueron ocho (seis hombres y dos mujeres) los encargados de solucionar todo tipo de arreglos a los vecinos, que ahora se verán obligados, bien a desplazarse a Cieza, donde, al menos, trabajan en la actualidad dos zapateros, o bien ir a Blanca, donde trabaja una zapatera.
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Saboa Gómez ejerció de zapatera desde 2013 hasta su jubilación por enfermedad. Trabajó en el bajo de su casa, en la calle Ortega y Gasset, y alternaba su trabajo con la asistencia a mercadillos artesanales.
Con el cierre de su negocio desaparece el oficio de zapatero, dos años después de que lo hiciera también el de sastre.El primero en abrir un establecimiento dedicado al arreglo de los zapatos fue Manuel Tornero Morte, alias El Rápido Instaló su negocio en la calle Luis Carrasco. Comenzó a trabajar a finales de los años 30 y se jubiló en los años 80. Al no tener descendientes, fue su sobrino Joaquín Tornero Motos quien se hizo cargo del establecimiento tras regresar de Francia en 1976, y concluyó su tarea «cuatro días antes de morir», según confesó su hija, Jackeline Tornero. Posteriormente, Jesús Lucas Yelo regentó dos zapaterías, ubicadas en las calles San Damián y Ramón y Cajal. «Mi padre empezó a trabajar a los 16 años, sobre 1945, y se jubiló con 65», señaló su hijo Félix. A Jesús Lucas le apasionaba el cine, de hecho, fue operador de cabina durante los fines de semana en los teatros Guerreroy Cervantes, así como en el Cine Liceo y en la plaza de toros.
Una saga muy conocida de zapateros de Abarán fue la de Los Ritos. El precursor fue Jesús Carrillo Bermejo, que fue zapatero entre 1950 y 1970 en un local de la calle Médico Gómez, donde aprendieron el oficio su hermano José y Jerónimo Vargas, y, más tarde, en la calle Ramón y Cajal, donde también abrió una tienda. Dejó elnegocio al fallecer en un accidente de tráfico el 19 de junio de 1979, cuando regresaba, junto a su hijo Adrián, que resultó herido, de hacer el mercado en Albacete.
Otros zapateros de Abarán fueron Antonio Carrasco Tornero y Domingo Marín Martínez, alias Colilla, quien aprendió el oficio en Madrid, en casa de una hermana. Se instaló en Abarán en la Travesía General Aranda, la actual Ortega y Gasset, y durante cuarenta años fue un referente en Abarán. «Al salir de la escuela, le ayudaba a mi padre, que tenía apuntada en una libreta a todos los que le dejaron deudas», recuerda su hijo Domingo. Las últimas en ejercer este oficio han sido mujeres, ya que a Saboa Gómez le precedió Eli Gómez Marín, que cerró en 2017 tras regentar dos locales en propiedad y otro en régimen de alquiler. Los tres estuvieron ubicados en la calle San Damián.
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