Un nuevo terremoto sacude la Asamblea Regional

Pero eso es una nimiedad si se compara con alguna de las hipótesis que circulaban ayer en los conciliábulos políticos para explicar la decisión de Salvador. O mejor dicho, de Santiago Abascal, porque en lo que todos coinciden es que el pase al Grupo Mixto es una imposición de la dirección nacional, a la que el diputado murciano se resistió con todas sus fuerzas, pero que terminó por acatar. Las discrepancias surgen en las razones que explicarían este movimiento de Santiago Abascal en el Parlamento regional a estas alturas de la legislatura.

Una de ellas se vincula con la reciente visita a Murcia de Macarena Olona, otra rebelde que fue acogida por Liarte y Carrera con los brazos abiertos y a la que le brindaron el escenario y el altavoz para exponer sus discrepancias con Abascal. La dirección nacional no podía entender que Pascual Salvador siguiera compartiendo grupo parlamentario con los tres diputados expulsados y que daban cobertura a quien amenaza con crear un partido alternativo.

Y así ha sido hasta ahora. Es más, según comentan en la Cámara, Salvador no se sentía incómodo en el grupo controlado por los parlamentarios expulsados de su partido, en el que, a pesar de su marginación, le habían asignado un asistente.

Con la salida de Salvador del Grupo, el partido lo que buscaría es romper definitivamente con los expulsados y dejar patente que su diputado nada tiene que ver con Liarte, Carrera y Campuzano.

Hasta que el propio Salvador, que ayer, según algunas fuentes, se encontraba recluido por su partido en un hotel para impedir cualquier marcha atrás, explique las razones de su paso no saldremos de dudas. Pero las consecuencias pueden ser mucho más profundas que un simple cabreo de Abascal por el número que Olona montó hace unos días en Murcia.

Un efecto inmediato es el debilitamiento del Grupo Vox. A partir de ahora, sus integrantes serán solo tres, el número mínimo para mantener grupo propio, y muy mal avenidos, puesto que Campuzano está enfrentada y se relaciona lo imprescindible con Liarte y Carrera.

Una baja más y el actual grupo ultraconservador desaparecería y sus integrantes pasarían obligatoriamente al Grupo Mixto, con lo que ello implicaría en la gobernabilidad de la Región, puesto que la mayoría parlamentaria de la que ahora goza el Ejecutivo que preside Fernando López Miras precisa de la contribución de los tres diputados expulsados de Vox.

Quienes apuestan por que la entrada de Salvador en el cajón de sastre en que se ha convertido el Grupo Mixto esconde alguna operación política de más calado, referían ayer que la finalidad última es, precisamente, cargarse el grupo que ahora siguen controlando los exdiputados de Vox y que les proporciona recursos económicos para organizar eventos como el protagonizado por Macarena Olona en el Paraninfo de la Universidad de Murcia y les facilita un papel principal en el parlamentarismo regional.

Para conseguirlo, el PP habría acordado con Vox –precedente de lo que nos espera la próxima legislatura– la salida del Gobierno regional de Mabel Campuzano, quien al verse obligada a regresar a su escaño y para no tener que aguantar a sus compañeros de grupo, acabaría por pasarse también al Mixto, lo que desencadenaría la disolución del Grupo de Vox.

Pase lo que pase, el proceloso mar de incertidumbres que genera el abandono del Grupo de Vox del único diputado que merecía ocuparlo reaviva el interés por el Parlamento autónomo y permite vislumbrar un agitado fin de legislatura.