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La cena más importante del año está a la vuelta de la esquina. Mariscos y cordero al alza, vinos exquisitos y la mesa repleta de dulces navideños que precederán al tradicional brindis requieren un presupuesto especial por parte de las familias para celebrar la ... Nochebuena y la llegada de la Navidad, bajo un contexto de imperante inflación, que ha repercutido indiscutiblemente en los precios. Algunos disfrutarán de este suculento festín, otros lo harán un poco más humildemente, dependiendo de lo que se quiera gastar. Por este motivo, LA VERDAD ha confeccionado dos menús navideños para cuatro personas y para distintos bolsillos, tomando como referencia los productos necesarios de tres conocidos mercados de abastos: Verónicas de Murcia, Santa Florentina de Cartagena y alameda de Cervantes de Lorca. El coste de la comida familiar difiere de una ciudad a otra.
En la capital, el precio del menú pingüe escala a los 202,8 euros, frente a los 182,73 y 157,95 de Cartagena y Lorca, respectivamente. Un 10,98% y un 28,39% más porcentualmente. La gamba roja y las costillas de cordero se vuelven a erigir entre los productos más destacados de este manjar, acompañados de una ensalada con tomate raf y bonito en salazón, queso manchego, jamón ibérico, hueva de maruca y almejas, que las familias podrían gustar si eligieran esta opción.
En la carta más económica, el gasto ascendería a los 65,55 euros en Murcia, mientras que el costo alcanzaría los 47,57 y 47,65 en Cartagena y Lorca. Se trataría de una diferencia que bascula casi el 38% entre la capital y las ciudades portuaria y del sol. La lubina y el pollo copan el peso de la mesa, acompasado de guarniciones como tomate, jamón serrano, queso semicurado y mejillones, que los más allegados compartirían.
«No escatimamos ni un céntimo en la selección de productos en estas fechas porque algunos de ellos solo los compramos por Nochebuena», explica María del Carmen Trigueros, después de comandar varios trozos de bonito en salazón en el mercado de Verónicas de Murcia. Cuenta las horas que restan hasta la cena porque le encanta los preparativos. «Realmente es el único momento del año en el que todos los miembros de mi familia se implican con pasión para elaborar los platos», prosigue esta ama de casa, de 46 años, que reconoce la subida de los precios. «Todo lo que lleve plástico y necesite un proceso largo de curación se ha encarecido mucho este año, pero no decae la demanda», recalca Óscar Rodríguez de Embutidos y Salazones Fenor. El charcutero está contento por el flujo de clientes: «Hemos tenido días con hasta diez veces más de compradores de lo normal». Al lado, la venta de la pescadería no cesa. «Este año hay mucha más alegría», confiesa Dolores Rebollo, de Caracola, quien destaca la cigala, la quisquilla y el percebe como los productos que más han subido. Muy cerca, el carnicero Paco López señala que está teniendo los mismos clientes que el pasado año, a lo que achaca que el precio de las costillas de cordero sea casi diez euros más caro.
María del Carmen Trigueros
Clienta
Óscar Rodríguez
Vendedor de salazones
En la segunda planta del mercado de Verónicas brotan las hortalizas y las frutas que se colocarán en las mesas de las familias. Las de temporada están a un precio normal, asequibles para todos los bolsillos, pero otros como las cerezas y la pitaya amarilla cuestan el doble. «La subida del coste del transporte nos ha obligado a encarecer frutas demandadas como las que vienen sobre todo de Suramérica», indica Brenda Gambín, de Tomates Quiles Bambín. Eso sí, su producto estrella, los tomates raf, es el que más se vende en estas fechas.
En Cartagena, el mercado de Santa Florentina está estos días de bote en bote por las mañanas. Los comerciantes aprovechan estas fechas para hacer buenas cajas, porque, pese a la inflación, las ventas van, por ahora, «muy bien». Eso lo sabe Virginia Roca, en su puesto: Pescados Cabomar. «Los precios, conforme se acerca los días grandes de la Navidad van aumentando, pero no mucho más que el pasado año», aseguró. A mediodía su puesto, junto a María Dolores, El Gato y Tres Hermanos estaban a reventar de clientes.
Francisco Ciudad
Frutero
Mariel Zamora
Panadera y confitera
Entre tomates, patatas, lechugas y naranjas, entre otras frutas y hortalizas, estaba Francisco Ciudad, un tendero cuya frutería es referencia en este mercado cartagenero. En su caso, los precios han subido también un poco, pero nada reseñable. Las ventas, confesó, van bien aunque «para las fechas en las que estamos no están siendo nada del otro mundo». Confía en que los próximos días, entre hoy, mañana y pasado, se animen aún más.
Muy cerca de allí está Mariel Zamora, con su puesto de panadería y confitería. «Lo que más se llevan son los polvorones y lo más caro que hay este año son los cordiales, pero sus precios son asequibles para todos los bolsillos». Con una alta clientela también estaba la Carnicería Raimundo, con más de cincuenta años al servicio de los cartageneros, donde estos días lo que más salida tiene es el cordero «entero, eso sí, porque sale más rentable», asegura uno de sus dependientes.
Con la gamba roja por las nubes, desde ayer en la plaza de abastos de la alameda de Cervantes de Lorca este marisco solo se vendía por encargo. Pasa a costar más de 100 euros el kilo, 30 euros más que el precio que marcaba anteayer. «Todos los clientes no se pueden permitir comprar marisco, así que algunos de ellos al final tiran más de los congelados», explica el pescadero del mercado Julián Bornás.
José Antonio López
Charcutero
Julián Bornas
Pescadero
En su mostrador no había ayer boquerones ni sardinas, porque los compradores buscan algo más especial para poner en la mesa en Navidad, como calamar nacional para cocinarlo relleno, pulpo, besugo, merluza o salmonetes. «La gente ha adelantado mucho las compras», indica el carnicero Martín Molina y los primeros días del mes fueron «más fuertes que otros años» para evitar pagar de más. Las costillas de cordero rozan los 20 euros el kilo, cuatro euros más que el año pasado y «hay menos demanda», apostilla Gertrudis Segura, una charcutera de este céntrico mercado lorquino, que estos días tiene un ambiente bullicioso, con los puestos adornados con espumillón y bolas de Navidad. Los clientes optan por llevarse otras carnes, como cerdo o pavo para sus comidas navideñas.
La inflación se ha notado también en los quesos, que se pagan un 12% más caros que el año pasado. Los clientes no renuncian a sus marcas favoritas en estas fechas, pero «miran mucho las cantidades» o piden un corte más fino, reconoce Segura mientras despacha. El puesto de los salazones, un clásico navideño, estaba ayer repleto de gente. «No se nota la crisis, yo no la veo por ningún lado», revela la tendera Carmen Martín mientras atendía a una clienta. Tampoco se nota en la venta de jamón de Jabugo, que se paga a 100 euros el kilo. «Aunque tengan que comer acelgas en enero, los clientes se lo siguen llevando», afirma entre risas el charcutero José Antonio López.
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