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A la izquierda, Alejandro Pérez (segundo por la izquierda) y Lola Pascual (con camiseta rosa), en Byron Bay; arriba, Lola Pascual, en la reserva de Coombabah Lakes; y, abajo, la balsapintadeña Pilar Lorente, en Stradbroke Island. Cedidas
Incendios Australia: Murcianos en el paraíso en llamas

Murcianos en el paraíso en llamas

Así viven tres emigrantes en Australia los incendios que arrasan gran parte del país

Domingo, 12 de enero 2020, 12:08

Más de seis millones de hectáreas calcinadas, 480 millones de animales muertos y 24 vidas humanas perdidas. Frías cifras que integran la lista de víctimas que desde el pasado mes de septiembre han sucumbido a las llamas en Australia, a más de 17.000 kilómetros de la Región. Un paraíso natural en el que la selva tropical se da la mano con vastas extensiones de desierto y donde tres murcianos, entre muchos otros, han encontrado un hogar ahora amenazado por los virulentos incendios.

Como si de una plaga del Antiguo Testamento se tratase, un plomizo cielo de color ocre anunció a finales de noviembre que la temporada de incendios, conocida localmente como 'bushfire season', iba a ser mucho más dañina de lo normal. Esa fue la primera imagen con la que se encontró Pilar Lorente al aterrizar en el aeropuerto de Brisbane, la tercera ciudad más grande del país, tras pasar unos días con la familia. «En la calle había un olor a humo impresionante y ni siquiera podía ver el resto de edificios desde mi balcón», explica esta balsapintadeña de 24 años.

El inusual tono del cielo resultó ser la menor de las preocupaciones para los habitantes de Gold Coast, al sur de la ciudad que acoge a Pilar. Con los incendios a escasos 40 kilómetros de distancia, los cartageneros Lola Pascual y Alejandro Pérez padecieron el profundo deterioro que se produjo en la calidad del aire. «En noviembre tuvimos alertas que nos recomendaban que no practicáramos ejercicio al aire libre -apunta la ingeniera agrónoma-. Incluso teníamos dolores de cabeza y nos picaban los ojos». Molestias que en las zonas meridionales de la costa este australiana han cobrado más relevancia. En una excursión a Byron Bay, Alejandro se encontró con coches cubiertos por un manto de ceniza y con un dolor de garganta que compartió con el resto del grupo con el que viajaba; mientras que en Sídney, donde vive una importante colonia de españoles, algunos amigos le han comentado que desde hace tres semanas la ciudad está cubierta «por una humareda que da miedo» y la gente se ve obligada a salir a la calle con mascarilla.

Una reacción tardía

Acostumbrados a las imágenes de extensos bosques de eucaliptos en llamas durante el verano, que en el hemisferio sur comienza el 21 de diciembre, el apremio con el que este año llegaron los primeros fuegos no alarmó a la población 'aussie'. «Yo pensaba que eran unos pasotas», reconoce Alejandro, que dirige una empresa de asesoría para todos aquellos que quieren trasladarse a Australia a estudiar o trabajar. Pero, a medida que las llamas avanzaron y la esperada lluvia fue sustituida por jornadas de intenso calor, el alarmismo ciudadano escaló exponencialmente. «La gente está bastante preocupada y se está movilizando. Muchos incluso se están entrenando para poder ser voluntarios y ayudar», cuenta Lola.

La asesoría que dirige Alejandro ha donado 2.000 dólares a través de una campaña en Instagram

Carteles por las carreteras que llaman a la solidaridad, eventos para recaudar fondos y cestos en los que la gente puede donar comida y ropa en las puertas de los establecimientos son algunas de las herramientas con las que los australianos buscan la colaboración de todo el país. También han puesto su grano de arena estos murcianos, como hizo la asesoría que dirige Alejandro, que donó 2.000 dólares a través de una campaña en Instagram.

Pese a la masiva movilización ciudadana, los daños que los incendios están causando en el patrimonio natural del país son irreparables. Espacios como Kangaroo Island, que acoge una importante población de koalas, han perdido hasta un tercio de su extensión y los ecologistas alertan de que las llamas han calcinado entre el 30 y el 40% del hábitat de algunas especies autóctonas. Todo ello en un país donde, según Alejandro, «no se habla de animales, sino de vidas». «El otro día charlaba con una mujer y se le saltaban las lágrimas porque tenía cinco koalas adoptados en su casa y uno de ellos estaba muy grave», añade Pilar.

Las causas del desastre

Tras un 2018 en el que Australia fue noticia por las inundaciones que anegaron el estado de Nueva Gales del Sur, el pasado año el país registró la temperatura media más alta y la menor cantidad de precipitaciones desde que se tienen registros, según datos de la Oficina de Meteorología del Gobierno. Dos circunstancias que explican estos devastadores incendios y que han provocado que la población local tenga la certeza de que «el cambio climático ya está aquí», como apunta Alejandro y también corroboran Pilar y Lola.

Además de las críticas al Gobierno por su pasividad ante la crisis climática, el primer ministro australiano, Scott Morrison, tuvo que pedir disculpas tras irse de vacaciones a Hawái mientras su país se calcinaba. También se ha puesto en tela de juicio la gestión medioambiental del Ejecutivo: «Si tienes un año seco, es necesario preparar el terreno y hacer las labores forestales que se suelen realizar en España para prevenir incendios. Aquí no se ha hecho nada y el daño ya es irreparable», critica la ingeniera agrónoma cartagenera. Y es que parece que la desidia a la hora de gestionar los recursos medioambientales que Lola dejó en casa también se encuentra en la otra punta del mundo.

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