Los murcianos de la Marcha a Gaza anticipan su regreso: «Nos han dicho que salgamos cuanto antes»
Enrique González y José Megías vuelven dos días antes de lo previsto ante el aumento de tensión en la zona y la desconvocatoria de la acción de protesta en Rafah
Enrique González y José Megías, dos de los murcianos que viajaron a Egipto para participar desde allí en la Marcha a Gaza, iniciaron este ... miércoles su regreso a España por consejo de la organización: «Nos han dicho que salgamos cuanto antes del país», asegura Enrique González en una publicación en sus redes sociales.
«Necesito llorar», señala este murciano al explicar que tuvo que cambiar el vuelo de vuelta, previsto para el día 20 de junio, ante el aumento de la tensión en la zona. «La policía militar está yendo a los hoteles para detener y deportar a los participantes en la 'March to gaza'», afirma.
Desde el día 12 en que llegaron a El Cairo con la intención de concentrarse en la frontera de Gaza, los participantes murcianos en la iniciativa, que ha llegado a congregar a cerca de 4.000 personas, han relatado diversos incidentes. Ese mismo día, «José Megías fue retenido durante casi media hora mientras los policías revisaban su pasaporte una y otra vez», cuenta Enrique González. «Evitaba mirarlo directamente para no despertar sospechas de la Policía de que veníamos juntos».
Peor suerte corrió Manuel García, «un jubilado activista de 71 años» al que conocieron en Barajas. «Estuvo detenido 14 horas», relata. «El lunes nos reencontramos con él en la plaza Thair y pudimos abrazarnos». Otros muchos tuvieron problemas con las autoridades. «Los policías retiraban los pasaportes y subían a autobuses a decenas de personas sin saber qué destino tendrían», asegura Enrique.
A la zona se desplazó también el exdiputado de Podemos Víctor Egío, que regresó a España después de que el día 16 la coordinadora de la iniciativa desconvocara las acciones en Egipto.
En el regreso, Enrique González, detalla la sensación de vacío que les queda por «no haber podido ayudar a que pase la ayuda humanitaria por el paso de Rafah». «Clavada llevamos en el alma la sensación de abandono, desamparo y tristeza profunda del pueblo gazatí en su hambruna […] No es falta de comida, es un crimen sostenido». La protesta no pudo ser, aunque les queda un consuelo: «Hemos contribuido a que la humanidad ponga sus ojos en Gaza».
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