Así montó 'El Niño' una red de tráfico de drogas en la prisión de Campos del Río
El seguimiento de la Guardia Civil a este renombrado narco gaditano permitió desmantelar la primera fábrica de hachís localizada en España
En prisión, un culo ajeno es un tesoro. No por aquello que cualquiera pueda suponer, que igual también. Allá cada cual con su culo y ... con los ajenos, siempre y cuando medie consentimiento. Pero no va esto de tales usos. Un culo en prisión vale un Potosí porque, más que cualquier otra cosa, es fuente de promesas, caja de regalos, cofre mágico, valija diplomática, chistera de mago, cuerno de la abundancia... Sin culos no serían las prisiones lo que tradicionalmente han sido ni lo que hoy siguen siendo. Ni tendrían algunos presos lo que tienen ni vivirían como viven.
Esto, que seguramente requiere de prolija explicación aquí fuera, lo sabe el más lelo de cuantos alguna vez hayan pisado el talego. Y lo sabe, como no podría ser de otro modo, el narcotraficante gaditano Iván Odero, más conocido por el sobrenombre de 'El Niño', en su día mítico piloto de lanchas en el Estrecho y desde hace unos años destacado miembro de la aristocracia penitenciaria, a quien una película inspirada en su persona y que llevaba su alias por título acabó por conferirle, además de un importante reconocimiento popular, un privilegiado estatus entre la población reclusa.
'Domiciliado' desde hace largos meses en el Módulo 5 del centro penitenciario Murcia II-Campos del Río, donde algunos funcionarios lo definen como «un tío muy simpático y, habitualmente, de trato fácil», comenzó a centrar la atención de los especialistas del Equipo de Delincuencia Organizada-Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil allá por el mes de enero de 2021, cuando los servicios de seguridad de esa prisión alertaron de que podría estar liderando una red de distribución de estupefacientes detrás de aquellos muros y de aquellas rejas.
Los datos que apuntaban en ese sentido habían surgido casualmente, a raíz de la interceptación de las comunicaciones, con la pertinente autorización judicial, a un interno marroquí, quien habría comentado por teléfono que algunos compatriotas suyos estaban colaborando estrechamente en ese negocio ilícito con el conocido traficante español. El informe de los funcionarios de Instituciones Penitenciarias aportaba otros datos 'de contexto' sobre Iván Odero, como el hecho de que estuviera cumpliendo en Murcia una condena por tráfico de drogas de diez años y tres meses, que se encontrara clasificado en el FIES 2 (Fichero de Internos de Especial Seguimiento) y que mantuviera buenas relaciones con reclusos del entorno de ETA y con otros penados por narcotráfico.
Encargos por teléfono móvil
Las primeras gestiones practicadas por el EDOA confirmaron las informaciones que apuntaban a que Odero estaba vendiendo drogas a internos del Módulo 5, ayudado por dos reclusos magrebíes, y que para realizar los encargos de estupefacientes estaba en apariencia utilizando al menos un teléfono móvil introducido ilegalmente en prisión. También que los pagos se canalizaban como giros postales. Una información que sirvió a la Guardia Civil para reclamar de un juzgado de Mula que ordenara pinchar el teléfono de un familiar íntimo de 'El Niño', a través de cuya observación pronto averiguaron los números, dos, de los que el sospechoso hacía uso de manera clandestina.
Ya con sus comunicaciones personales intervenidas, 'El Niño' no tardó en desvelar su conexión con un individuo residente en la Vega Baja del Segura, M.A.R.J., que era quien en apariencia le servía de enlace en el exterior para poder introducir las drogas en el establecimiento penitenciario. En los atestados del EDOA, a los que LA VERDAD ha tenido acceso, hay numerosos ejemplos, y muy reveladores, de la relación que Odero mantenía con ese hombre. Pues no en vano se dedica a facilitarles nombres y teléfonos de familiares de otros reclusos del Módulo 5, con el aparente objetivo de que contacte con ellos y les convenza para introducir estupefacientes en prisión aprovechando sus visitas y contactos 'vis a vis'.
«Apunta este teléfono. Se llama María Teresa. Es para que te pongas en contacto con ella mañana», le dice El Niño a M.A.R.J. a las diez de la noche del 13 de marzo. «Eso lo tengo hecho. Lo tengo que abrir y meterlo», le responde el contacto. «Ponlo en dos partes de cinco y cinco», concluye el recluso, que despide a su colega informándole de que «El Tajuelo se ha muerto en Marruecos».
En unos casos, la droga va oculta entre las ropas que los familiares portan para los internos. «Le voy a llevar catorce. Le pondré una pegatina a las que van 'premiadas'. Les pondré una pegatina o algo», le comenta en una ocasión M.A.R.J.. Pero la clave sobre el modo habitual en que se produce ese trasiego ilícito les llega a los guardias civiles a raíz de un pique surgido entre el supuesto socio de Odero en prisión, el marroquí Ch.M., conocido por los sobrenombres de 'Simón' o 'Chimo', y otro interno del Módulo 5, A.C.C., alias 'El Guau'. Este, enfadado por un presunto intento de 'Simón' de utilizar a una mujer para meter droga, le remite un SMS a Odero y le hace saber que «ese culo es mío y no de nadie. El Paco le a dicho a su ermana que no coja na del Simón y eso es que lo va a acer conmigo A siesque eso lo cojo yo, no nadie».
Un paquete en el recto
Cuando el 5 de abril, la mencionada María Josefa llega a la cárcel para mantener un encuentro con su hermano 'El Paco', los funcionarios de prisiones, alertados por la EDOA, aguardan a que concluya el 'vis a vis' y hacen saber al interno que van a someterlo a un examen de rayos X. Con el resultado, 'voilá', del hallazgo de un paquete en su recto, que se acabó desvelando como constituido por marihuana y dos paquetes de papel de liar. No aclara el atestado la manera en que el bulto se trasvasó entre los fraternales culos, pero bien se puede presumir que no fue por arte de magia ni por ósmosis inversa.
Al día siguiente, los investigadores obtienen una nueva prueba cuando un recluso, de nombre José, hace uso de uno de los teléfonos de Odero y se pone en contacto con su pareja sentimental, quien al parecer se va a encargar de meter otro paquete en prisión. La mujer, aunque receptiva, no puede evitar quejarse al conocer el contenido del encargo: «Esto es una brutalidad. ¡Lo que hay aquí, madre mía! Hay una brutalidad. Mira, te lo juro por la tumba de mi padre que es lo último que paso. Hay tres, en total hay tres pelotas».
Al cabo de una semana, tras celebrarse el 'vis a vis' de José y su novia, el interno fue igualmente trasladado a La Arrixaca, donde le acabaron extrayendo del recto uno solo de los tres bultos prometidos. Contenía quince gramos de resina de hachís.
Las intervenciones de estupefacientes se suceden, semana tras semana, como en la jornada del 29 de mayo, en que a otro interno, después de un nuevo encuentro íntimo con su mujer, se le descubren en el vientre ocho cuerpos extraños, esta vez en apariencia cargados con cocaína.
Un regalo inesperado
Con material probatorio más que sobrado para desmantelar la supuesta red de narcotráfico montada por 'El Niño en prisión, los especialistas de la Benemérita todavía no saben que la investigación va a concluir con un inesperado y valiosísimo regalo. El seguimiento telefónico que llevan sobre el contacto de Odero en el exterior y supuesto 'captador de culos', M.A.R.J., les permite captar retazos de conversaciones en los que se deslizan términos como «maquinaria», «THC», «hielo seco»..., que los agentes no tardan en vincular con una nave industrial sita en Bigastro (Alicante), en la que se habría montado una plantación de marihuana.
De esta forma, cuando el pasado 26 de mayo se llegó a término la fase de explotación de la 'Operación Overdose', además de arrestar a los presuntos integrantes de la red supuestamente dedicada a la introducción de drogas en prisión, la Guardia Civil penetró en ese almacén y se topó con una de las primeras fábricas de hachís desmanteladas en España. Además de las más de ocho toneladas de cannabis que se intervinieron, el mayor éxito de la operación consistió en el decomiso de una maquinaria que había sido especialmente diseñada para convertir la marihuana en 'polvo de hachís'. La organización había recibido, no cabía duda, una buena patada en el trasero.
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