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Mónica Chao (Lugo, 1971) acaba de crear una consultoría en ESG (siglas en inglés de enviromental, social y governance, es decir compromiso ambiental, social y de buen gobierno), sostenibilidad e impacto social. Su defensa del medio ambiente vino antes de que el término 'sostenibilidad' estuviera ... en boca del mundo empresarial. Fue en la Facultad de Económicas de Santiago de Compostela, tras ver una fotografía que mostraba la destrucción de unos pozos petrolíferos en Irak, cuando se preguntó por el valor económico de una catástrofe y el coste de su regeneración. «Si la economía es la administración de recursos escasos y resulta que la naturaleza no es infinita, integremos la protección del medio ambiente desde la empresa», explica. Desde entonces, ha pasado por los departamentos de sostenibilidad de PwC, Mapfre, NH Hoteles e Ikea, entre otros. En la actualidad, es presidenta y fundadora de Woman Action Sustainability (WAS), una asociación sin ánimo de lucro que busca elevar la sostenibilidad al primer nivel estratégico de las empresas, instituciones y entidades, y ha sido reconocida como una de las integrantes del Top 100 Mujeres Líderes en España. Este jueves (10.30 horas) impartirá la conferencia 'Aprendiendo de los mejores: sostenibilidad con Mónica Chao', en las instalaciones de Dinapsis-Hidrogea, en Cartagena, en una jornada organizada por la Fundación Isaac Peral.
–¿Cómo ha evolucionado la sostenibilidad entre las empresas?
–Ha habido una transición considerable. Un cambio brutal. Ahora ya estamos viendo que cuando integramos la sostenibilidad, las cuestiones medioambientales y de carácter social, estamos trabajando por un lado para preservar nuestra subsistencia como seres humanos, pero también para generar valor a la organización. Sin duda, se han producido importantes cambios, pero todavía hay otros que deben acelerarse.
–¿Por ejemplo?
–Uno de los grandes cambios que tienen que ocurrir es el conocimiento; que las personas, los profesionales y las empresas entendamos qué significan las cuestiones sostenibles o de sociedad y cómo integrarlas en las compañías, porque a veces hay demasiado ruido. Hay empresas que creen que se debe hacer por hacer, por dar un titular o exponerlo en marketing sin contenido. Lo que hay que identificar es dónde está el valor, dónde las empresas generan ahorro de costes y beneficios. Otro de los cambios que tiene que llevarse a cabo es la simplificación regulatoria, porque las administraciones públicas europeas han puesto cientos de normas encima de la mesa, de modo que cuando las empresas, sobre todo las medianas y las pequeñas, vayan a abordar todos estos cambios sepan afrontarlos. La Administración debe obrar como un acompañante para que las empresas quieran actuar. Y un tercer cambio reside en la generación de alianzas entre empresas. Con todo el conocimiento disponible ahora mismo resulta importante ser más eficaces en las soluciones. Podríamos aliarnos en diferentes campos como pueden ser el de la tecnología para la reducción del consumo de agua y el de la inteligencia artificial. La buena noticia es que hay mucho capital y mucha inversión disponible, tanto público como privado para seguir avanzando en la sostenibilidad.
–¿Tiene una parte de riesgo?
–Es el más difícil de ver porque cada vez actuamos más a corto plazo y muchas cuestiones que tienen que ver con la sostenibilidad son a medio y largo plazo; de hecho, las grandes corporaciones suelen establecer estrategias a diez años y, luego, se establecen otras como metas más cercanas, a un año, a dos o tres años, pero las estrategias tienen que ser a largo plazo porque estas están ligadas a cambios profundos y estructurales.
–¿Dónde se hallan los riesgos?
–Por ejemplo, qué pasa en Murcia en el sector agroalimentario: están subiendo los precios por diferentes factores, por los riesgos de carácter geopolítico, escasez de materias primas, de agua y de acceso a tecnología y a materiales para la fabricación de nueva tecnología. Esto no solo va a afectar a la cuenta de resultados a corto plazo, sino que va a tener que ver con la propia viabilidad y estructura del sector a largo plazo. O el turismo, muy relacionado con valores medioambientales. ¿Qué pasa si no protegemos el medio ambiente? Debemos tener cuidado con la manera en la que se gestiona, puesto que va a generar un riesgo a nuestra estructura económica.
–¿La reputación es otro factor importante para la sostenibilidad?
–Tenemos que ser más cuidadosos con la reputación. El consumidor o el cliente a lo mejor no te elige por una reputación mayor, pero sí que te deja de elegir porque hay un nicho de consumidores que puede descartar determinadas marcas o puede haber algún tipo de riesgo que te ponga en el punto de mira y sea difícil de borrar.
–¿Qué herramientas tienen las organizaciones para adquirir reconocimiento de sostenibilidad en el tejido empresarial?
–Con las nuevas normas, como la ley de información financiera, hay compañías que ya tienen que dar determinada información de forma obligatoria. De este modo, las empresas ya demuestran a sus grupos de interés cómo están actuando y construyen su imagen. Además, en temas de sostenibilidad e impacto social, hay toda una serie de 'ratings' y certificaciones que dan también las garantías a determinados públicos de que ya estás cumpliendo con unos estándares. Estas certificaciones son más interesantes para las empresas cuando operan en los mercados financieros, sobre todo en el mundo de la inversión en operaciones de compraventa o cuando buscan trabajar con empresas más grandes.
–¿Hay más formas de construir la reputación?
–La honestidad; es decir, qué tipo de impactos genero, cómo quiero perdurar en el tiempo y cómo estoy construyendo un legado. Es una buena herramienta para construir la reputación. Si soy una compañía de consumo, cómo comunico a mis clientes lo que estoy haciendo. El grado de reputación se alcanza por la forma de llegar a la gente que te compra y también a la que tienes más cerca. Muchas compañías tienen su centro de producción en un ámbito local, porque cuando actúas desde ahí también puedes llegar a lo global.
–¿Hay interés por parte de las empresas que desean impulsar un comportamiento sostenible?
–El interés es creciente. Hay una palanca fundamental que es la financiación sostenible. Esta está haciendo que muchos bancos estén mejorando o bonificando la financiación de proyectos que cumplan determinados componentes de sostenibilidad. Y, luego, impulsado por la nueva regulación en finanzas sostenibles, hay capital que está buscando invertir. Esto puede ayudar a transformar sectores, por lo que el interés es mayor.
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