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Salvadora Martínez, la única superviviente del triple atropello de Molina de Segura en el que fallecieron dos vecinas de Lorquí, Juani Palazón y Dolores Abenza, declaró este jueves ante el titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Molina.
«No me acuerdo de ... nada», explicó a La7, muy afectada tres meses después del suceso ocurrido el 3 de febrero en la avenida de la Industria de la mencionada localidad. Durante su comparecencia, Salvadora no pudo dejar de llorar y reiterar que no se acordaba nada de lo que pasó aquella noche, según confirman fuentes cercanas al caso.
Desde el entorno de su familia aseguran que esta vecina de Lorquí se encuentra muy triste, apenada y aun en estado de shock desde que se enteró del fallecimiento de sus dos amigas. Durante semanas, su familia no se lo dijo para evitar un empeoramiento de su salud, ya que sufrió lesiones muy graves en la cadera, el cuello y la espalda.
Salvadora ha estado recuperándose de las graves heridas que sufrió en el hospital Morales Meseguer, en el que tuvo que ser operada y donde recibió el alta a mediados del mes de abril. «Le han intervenido dos veces. Una en la pelvis y otra en la espalda y está pendiente de una posible tercera operación en las cervicales. El proceso de recuperación que le queda por delante es todavía una incógnita», afirmó María Isabel Murcia, abogada de Salvadora, en la puerta del juzgado.
Las tres vecinas de Lorquí fueron atropelladas el sábado 3 de febrero, entre las 22.45 y las 23 horas, por un turismo que se saltó un semáforo en rojo y cuyo conductor iba ebrio. El mismo día del accidente perdió la vida Loli, cuando la trasladaban en ambulancia a un centro hospitalario, y el 5 marzo falleció Juani.
Fuentes policiales indicaron en el momento de los hechos, tal y como confirmaron varios testigos, que las víctimas cruzaron correctamente el paso de peatones y que el semáforo estaba en rojo para los vehículos. El juez ha citado a declarar próximamente a estos testigos. Sin embargo, un coche no respetó la señal y atropelló a las mujeres, algo que ratifica el atestado policial que indica que no había marcas de frenadas en la calzada. El conductor, Miguel R. un jubilado de 64 años y residente en la pedanía molinense de Llano de Molina, arrojó la noche del atropello, un resultado de 0,68 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, casi el triple de la tasa permitida.
A pesar de que el letrado de las acusaciones personadas solicitó el pasado 19 de abril que se impusiera prisión provisional mientras durara la tramitación de la causa, el juez denegó esta medida cautelar. En su lugar, acordó la retirada del pasaporte y la prohibición de salida del territorio nacional y el deber de comparecer ante el juzgado los días 1 y 15 de cada mes. Así como la retirada inmediata del permiso de conducir y la prohibición de conducción de vehículos a motor y ciclomotores.
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