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Esther Clavero (c), tras la reunión en el Ministerio.

El Ministerio se compromete a desarrollar el proyecto de defensa frente a riadas en 2018

La alcaldesa obtiene la palabra de la directora general del Agua, Liana Ardiles, durante una reunión celebrada en Madrid esta semana

JUAN LUIS VIVAS

Domingo, 9 de abril 2017, 00:52

La alcaldesa de Molina, Esther Clavero, se reunió esta semana con la directora general del Agua del Ministerio de Agricultura, Liana Ardiles López, para solicitar al Gobierno de España el inicio de las obras del proyecto de defensa frente a avenidas. Acompañada por la concejal de Vía Pública, Fuensanta Martínez, Clavero recordó a Ardiles que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, a través de la Dirección General del Agua, consignó una partida presupuestaria de 500.000 euros para el año 2016 con el fin de iniciar el proyecto, un dinero que no se ha concretado aún en ninguna actuación.

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Según explicó Clavero, «se presupuestaron de forma simbólica los 500.000 euros, cantidad insuficiente y sin visos de ejecutarla. Hoy arrancamos el compromiso de que se priorizará para incluir la inversión en los presupuestos de 2018, una vez realizado el correspondiente análisis del coste y el beneficio». Las obras incluidas en este proyecto fueron declaradas de interés general, y el Plan de Cuenca de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) recoge las obras de defensa de las ramblas de Molina de Segura, incluso su valoración. El retraso de las obras plantea, además, otro problema añadido, que es la caducidad de la aprobación del Estudio de Impacto Ambiental y la Declaración de Impacto Ambiental que, según marca la legislación, tienen seis años de vigencia. «Si antes no están ejecutadas las obras, sería tirar a la basura todo el trabajo realizado y volver a empezar, algo que no debemos permitir», señaló Clavero.

Asimismo, la alcaldesa añadió que «hoy es un gran día porque se confirma la voluntad de las partes para que se ejecute y lleve a término el proyecto». La primera edil sostiene que «como Administración, no debemos dejar escapar esta oportunidad; esto sería una falta de respeto a los técnicos de las diferentes administraciones y, sobre todo, a los molinenses». Además, la regidora reiteró que la limitación temporal de la declaración de impacto ambiental hace «imprescindible» la ejecución inmediata. La alcaldesa socialista apuesta por dejar a un lado las discrepancias políticas porque, además, «es una inversión rentable a corto plazo, ya que evitaría los numerosos gastos, tanto directos como indirectos, que se producen como consecuencia de los daños sufridos por las inundaciones».

Diez millones

El dinero presupuestado (más de diez millones de euros) es menor que los daños que las tormentas de agua y granizo han ocasionado en Molina en los últimos años, si se suma el importe de las inversiones realizadas para reparar servicios públicos y propiedades privadas durante los diversos episodios sufridos en los últimos quince años.

El desarrollo urbanístico en dirección a la carretera del Chorrico y a las urbanizaciones ha agravado el problema, porque la localidad está atravesada por una rambla de este a oeste, es decir, de Altorreal a La Alcayna hasta el barrio de Santa Rita. Hace años, antes del boom urbanístico, cuando llovía fuerte, el agua tardaba dos horas en llegar al casco urbano. Ahora, en menos de media hora se inundan las vías que atraviesan la rambla del Chorrico.

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La solución planteada es un proyecto debatido hasta la saciedad en el Consistorio molinense, en la Asamblea Regional y en el Congreso de los Diputados, ya que los primeros estudios se encargaron en junio de 2003. En concreto, el Plan de Avenidas plantea una derivación de caudales desde la rambla del Chorrico -que atraviesa el casco urbano- a la de las Canteras y los Calderones mediante dos grandes colectores, de 2,5 metros de diámetro. Uno de ellos estaría a la altura de la autovía, en la salida a Murcia entre Altorreal y El Chorrico. El otro se construiría en la calle Baleares. Ello supondría frenar el agua a la mitad y en la recta final de la rambla por la que se ha ido levantando parte del centro urbano molinense.

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