A. NEGRE / J. G. BADÍA
Martes, 9 de junio 2015, 01:11
Su paradero era una incógnita desde la madrugada del sábado, pero ayer, tristemente, dejó de serlo. La Policía Nacional investiga la muerte de un militar, de 28 años, cuyo cadáver apareció ayer totalmente calcinado en un paraje de la pedanía molinense de La Ribera junto a su automóvil. Agentes de este cuerpo, ayudados por Guardia Civil y por un ingente número de efectivos del Ejército, rastreaban desde la tarde del sábado la Región en busca de cualquier pista sobre este joven, teniente del Tercio de Levante de Infantería de Marina, destinado en Cartagena. Un juzgado de instrucción de Molina se hizo cargo ayer de la investigación y decretó el secreto de sumario. Según pudo saber este diario, la Policía no descarta, por el momento, ninguna hipótesis.
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La llamada de un familiar del militar disparó el sábado todas las alarmas. Según pudo saber este diario, éste alertaba de la desaparición del joven y ofrecía algunos datos algo preocupantes -lo que en la jerga policial se conoce como desaparición inquietante-. Las primeras investigaciones permitieron centrar la búsqueda en los alrededores de la pedanía murciana de Barqueros. La última llamada del teniente se había registrado en un repetidor de la zona, según explicaron fuentes cercanas al caso.
Con esta pista, los efectivos se pusieron a trabajar. Los vecinos de Barqueros asistieron atónitos al despliegue de unos 200 efectivos del Ejército de Tierra y de la Policía Naval que trataban de dar con el teniente. En las labores de búsqueda también participaron ayer el helicóptero de la dirección General de Emergencias, con base en Alcantarilla, bomberos del Consorcio de Extinción de Incendios, Guardia Civil y Policía Nacional. Diego Martínez, pedáneo de Barqueros, explicó que el despliegue había generado sorpresa entre los vecinos, a muchos de los cuales se les mostró la fotografía del militar por si lo reconocían. «Ha sido un despliegue tremendo».
La búsqueda terminó en la tarde de ayer, cuando un vecino alertó de la aparición de un cadáver en un paraje de la pedanía de La Ribera de Molina, muy cerca del Cabezo Cortao. A falta de la confirmación de la identidad, todas las fuentes apuntaban ayer a que se trataba del militar desaparecido, pero será necesario aún esperar a las pruebas de ADN para una total seguridad.
El cadáver apareció tendido a unos diez metros de su vehículo, un Ford Focus de color gris, en una zona de vaguada. El vehículo fue trasladado a la comisaría donde se realizará una inspección ocular. La Policía Nacional, por el momento, no cierra ninguna puerta.
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