El proyecto Barlomar, la ampliación de la dársena de Escombreras, nace con una serie de condicionantes y restricciones que alejan esta infraestructura de sus objetivos iniciales, según ha podido saber LA VERDAD. El estudio ambiental estratégico deberá tener en cuenta una serie de ... limitaciones para los planes de la Autoridad Portuaria de Cartagena (APC), que pretende construir una superficie de 58 hectáreas adosada al actual dique sudoeste de Escombreras para buques de gran calado, así como incorporar una nueva área logística.
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Tanto el Gobierno regional como la APC sostienen que Barlomar no sustituye a El Gorguel, ya que ofrece servicios portuarios diferentes. De las seis alternativas que se están evaluando, el Ministerio para la Transición Ecológica apunta que deben considerarse también opciones conceptuales que no se basen solo en la ampliación de instalaciones: como el cambio de funcionamiento o las relaciones del Puerto de Cartagena con otros puertos para mejorar la eficacia de las instalaciones actuales. Junto a esto, recomienda que se tenga en cuenta la alternativa 0, que significa no hacer nada, lo cual evitaría los efectos sobre las especies y espacios protegidos. El secretario de Estado, Hugo Morán, indica que esta opción «siempre aparece» en todos los estudios de evaluación ambiental.
Asimismo, el Ministerio es partidario de las alternativas 1 y 2 desde el punto de vista ambiental, al estar ubicadas en la zona de servicio del puerto y fuera del espacio marino protegido. La primera significa quedarse en Santa Lucía y ampliar hacia Peñarroya, la cual suscita rechazo social, tiene menor calado y línea de atraque. La segunda supondría rellenar la dársena actual de Escombreras, afectando a la terminal de graneles líquidos (petróleo y gas).
Las otras tres alternativas (la PAC apuesta por una de ellas) afectan directamente a espacios marinos protegidos, sostiene el Ministerio. Menciona al respecto un informe del Servicio de Patrimonio de la Comunidad sobre los efectos que causaría en el paisaje y bien cultural, en el aprovechamiento turístico y en la candidatura de Cartagena para convertirse en patrimonio mundial de la Unesco. También hay un informe del IEO sobre la dispersión de contaminantes que puede afectar al medio marino, dada la presencia de metales pesados en los sedimentos de la zona.
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Insiste el Ministerio en que para la selección de alternativas debe tenerse en cuenta el precepto de mínima ocupación posible, ya que será valorada positivamente la opción que menos afecte a las especies, hábitats y espacios protegidos, por delante de otras consideraciones económicas y técnicas. El Ministerio pone una larga lista de deberes a la Autoridad Portuaria para que puede sacar adelante Barlomar, entre los que prevalecen los condicionantes medioambientales y las medidas correctoras. Se debe elaborar incluso un estudio sobre los efectos que el nuevo escenario de lucha contra el cambio climático tendrá en el tráfico de mercancías, especialmente del petróleo y carbón.
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Sobre las limitaciones a Barlomar, Hugo Morán explica que todos los proyectos acaban de alguna forma condicionados porque el promotor no dispone al principio de toda la información necesaria y desconoce las limitaciones. Recuerda que es la Comunidad Autónoma «quien tiene las competencias ambientales y culturales, y quien emite los informes al respecto», como sucede en este caso.
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