Miguel Martínez

Migrantes de ida y vuelta ante la encrucijada alemana: «El país ya no es el que era»

Alemanes que residen en la Región y murcianos instalados en la nación germana dan las claves de unas elecciones federales que llegan con la crisis económica, la inmigración y la desconfianza política como principales preocupaciones

Domingo, 23 de febrero 2025, 07:14

Lo que pasa en Berlín no se queda en Berlín. Es por ello que toda Europa aguarda con expectación los resultados de las elecciones federales ... que celebra Alemania este domingo y que podrían confirmar el cambio de ciclo político en el corazón de la Unión Europea con el crecimiento de la extrema derecha. Estos comicios se producen con siete meses de antelación después de que el canciller socialdemócrata Olaf Scholz (SPD) rompiera en noviembre la coalición que se formó en 2021 y que unía a su partido con los liberales (FDP) y los verdes. Los alemanes acudirán a las urnas en un contexto de crisis económica, política y social en el que ha sido durante décadas el motor del viejo continente. «El país ya no es lo que yo conocí cuando llegué con once años, nadie pasa hambre pero ves a los jubilados en el supermercado tachando productos de la lista porque no les llega para comprarlos», explica Fuensanta Sánchez, quien hace más de 50 años dejó atrás su Molina natal para reunirse con su padre en Alemania, hasta donde él había emigrado en los sesenta para trabajar. Ella vive desde hace tres décadas en Oberhausen, en el estado de Renania del Norte-Westfalia, donde trabaja en una residencia de ancianos. Fuensanta es una de los 3.825 murcianos residentes en el país germano e inscritos en el Consulado. «Mi corazón está en Molina, pero Alemania me ha dado la vida que tengo, aquí nacieron mis hijas y nunca me ha faltado nada, por eso entiendo el descontento del pueblo alemán», señala.

Publicidad

  1. Crisis económica

    Dos años de recesión con el riesgo de sumar un tercero

Los dos años de recesión (2023 y 2024) que suma ya Alemania y el riesgo de añadir un tercero este 2025, según las previsiones, no han hecho sino alimentar ese descontento de la población al que se refiere Fuensanta. Este estancamiento económico se explica por el encarecimiento del precio del gas al iniciarse la guerra en Ucrania; la especialización de China en la manufactura avanzada, en la que ha adelantado al país germano, y los aranceles que Estados Unidos ha anunciado que aprobará para los coches, los chips y los productos farmacéuticos producidos en Europa, una medida que iría a golpear directamente en la línea de flotación de la producción alemana.

Markus Profus, en el Circuito de Velocidad de Cartagena, donde trabaja. J. M. Rodríguez / AGM

Si a Europa le preocupa lo que pueda ocurrir en Alemania, en la Región de Murcia no es distinto, ya que el país centroeuropeo es el principal destino de la exportación de frutas y verduras de la Comunidad, con más de mil millones de euros en 2024, al margen de la demanda de productos energéticos y químicos. Además, hay 1.849 alemanes residentes en la Región que seguirán con atención el rumbo que fijarán las urnas para su país. «Los políticos no han sabido dar respuesta a las necesidades de la población: las dificultades económicas, la inflación, la falta de competitividad y no haberse subido al carro de la digitalización le están pasando factura», razona desde Cartagena Markus Profus, un alemán de 51 años que siente la Región como su casa, aunque «siempre guardo un lugar especial para mi país». Markus llegó a la ciudad portuaria hace más de 20 años y lamenta que la Alemania de la que salió no es la misma: «Es como una señora mayor que vive de la venta de sus joyas, del pasado, pero eso se agota». En esta ocasión reconoce que seguirá las elecciones con especial interés: «Me duele ver que mi país se está quedando atrás, deberíamos evitarlo por la memoria de quienes lo levantaron hace décadas».

  1. Problemas de convivencia

    Preocupación por la sensación de inseguridad

A esta pérdida de la fortaleza de la que los alemanes siempre han presumido y que formaba parte de su identidad se le suma el malestar creciente hacia la inmigración, que ha aumentado tras los ataques de las últimas semanas, que se han cobrado la vida de media docena de personas y que este viernes dejaron herido grave a un turista vasco en Berlín. «Antes era impensable que pudiera haber un incidente en un mercadillo de Navidad y ahora lo impensable es que se celebre uno sin instalar bloques de hormigón que impidan el paso de vehículos», apunta Markus. Con él coincide Fuensanta, a quien preocupa «el incremento de la inseguridad en las calles. Mucha gente ahora siente miedo al salir. Te expones a que te roben o te amenacen».

Publicidad

Fuensanta Sánchez nació en Molina de Segura, pero vive desde hace más de 50 años en Alemania. LA VERDAD

La forma de evitar riesgos divide las opiniones. Hay quien aboga por endurecer el control para reducir la llegada de extranjeros, otros, por mejorar la convivencia para el beneficio mutuo. Es el caso del catedrático de Antropología de la UMU Klaus Schriewer, quien asegura que Alemania está envejeciendo y tiene «un problema gravísimo de mano de obra», por lo que propone fomentar la formación e integración de la población inmigrante para mejorar también la convivencia. Schriewer llegó a Murcia desde Hamburgo hace más de veinte años para realizar un trabajo de posgrado acompañado de su pareja. Ambos decidieron establecerse e integrarse en la Región, pero mantienen una estrecha vinculación con su país de origen, sobre todo ahora que una de sus hijas ha emprendido el camino inverso, yendo a estudiar a Alemania. «Me preocupa que los ataques de los últimos meses están aumentando la sensación de inseguridad y también que magnates como Elon Musk intenten influir en las elecciones para animar al voto a la extrema derecha», expone.

El catedrático Klaus Schriewer partió desde Hamburgo para hacer un trabajo de posgrado en Murcia, donde lleva viviendo más de 20 años. V. Vicente / AGM
  1. Tensión política

    El problema del cordón sanitario

Alternativa para Alemania (AfD) ha sabido canalizar el descontento para fortalecer el sentimiento nacionalista. Este partido euroescéptico apuesta por restringir duramente la inmigración, a la que culpa de que el país «esté al borde del colapso». AfD ha crecido en las encuestas hasta el punto de llegar a ser virtualmente la segunda fuerza en el Bundestag. «La inmigración es un tema clave en esta campaña y AfD tiene la posición ventajosa», explica Andrés Ballesteros, vocal del Colegio de Ciencias Políticas de la Región de Murcia, quien señala que un aumento del poder de este partido podría afectar al equilibrio de la UE al tener que negociar con una Alemania menos comprometida con la integración y la cohesión, con una postura más ambigua frente a Rusia y más inclinada al proteccionismo y el endurecimiento en las fronteras, además del impulso que daría a otros partidos euroescépticos en países como Francia e Italia.

Publicidad

La cartagenera Marta Díez vive en Berlín desde hace más de una década, donde trabaja como maestra. LA VERDAD

La cartagenera Marta Díez llegó a Berlín hace once años y es maestra en el barrio multicultural de Neukölln, en el que vive junto a su hijo de tres. Reconoce que su percepción en el día a día «está alterada. Aquí no hay racismo, sino todo lo contrario: miedo al auge de la extrema derecha». No obstante, sabe que en barrios próximos con mayor población de origen alemán la situación está cambiando. «Me preocupa lo que pueda ocurrir después de las elecciones, además de por el racismo también porque la extrema derecha recortaría los fondos de ayudas sociales que son muy necesarias para las familias», advierte.

El resto de partidos se han apresurado en dejar claro que mantendrán el histórico cordón sanitario que Alemania levantó hace décadas para evitar que formaciones radicales accedan al Ejecutivo. Sin embargo, los sondeos que dan la victoria al partido conservador (CDU) también prevén que pueda necesitar a AfD, con el que ya ha llegado a acuerdos puntuales en materia de inmigración y en cuya organización hay miembros que han disculpado públicamente la barbarie del nazismo y a sus líderes. Ballesteros cree el principal problema al que tendrán que hacer frente los partidos tradicionales radica en mantener el cordón sanitario para dejar fuera del Gobierno a un partido al que se prevé que vote en torno al 20% del electorado, mientras que las encuestas dan un 31% al CDU y el 15% al SPD, que se desplomaría. «Hasta ahora era más fácil porque tanto a izquierda como a derecha los partidos más extremos eran minoritarios. El primero que rompa esa tradición sufrirá la muerte electoral a corto plazo. Es una situación muy compleja», apunta.

Publicidad

Sandra Jiménez, en el Jardín Inglés de Múnich, ciudad en la que vive desde hace una década. LA VERDAD

Frente al auge de AfD han surgido sobre todo en las grandes ciudades de la Alemania occidental movimientos en defensa de los derechos humanos y en favor del libre movimiento que han protagonizado diversas manifestaciones, algunas de ellas especialmente multitudinarias, como la que se celebró en la ciudad de Múnich el pasado 8 de febrero, en la que se calcula que se reunieron 250.000 personas al grito de 'Nosotros somos el cordón sanitario'. Precisamente en Múnich vive desde hace una década Sandra Jiménez, una benielense que defiende que la suya es una ciudad muy segura y especialmente tolerante. «Las protestas piden no meter en el mismo saco a personas problemáticas y a los inmigrantes que están buscando mejorar su vida», aclara.

  1. Crisis de identidad

    Los alemanes están «muy decepcionados»

La falta de confianza de los ciudadanos con la clase política, un problema que ya sufren muchos países europeos, aterriza con fuerza en estas elecciones alemanas. «Están afrontando ahora un proceso de aceptación de que la suya ya no es la economía que era, a la vez que han experimentado una tremenda decepción con los políticos, en los que tenían una confianza absoluta. Incluso la gente que no votaba a los partidos que estaban en el poder confiaba en que estos harían lo que habían prometido. Pero esto ha dejado de ser así», explica Sandra.

Publicidad

«Hay mucha polarización. Han recibido una educación basada en la tolerancia y quieren dar una oportunidad a quienes llegan buscando mejorar su vida, pero sienten que están perdiendo su economía y su identidad y los ataques de las últimas semanas no ayudan», explica el benielense Alejandro Pallarés, que vive desde hace cinco años en Alemania, donde realiza un trabajo postdoctoral en el Instituto de Patología del Hospital Universitario de Heidelberg, al suroeste del país. Reconoce que para algunos inmigrantes como él, Alemania ya no es una opción a largo plazo: «Sentimos que estamos de paso para mejorar nuestra economía y nuestro currículum, pero ninguno de los españoles que he conocido quiere jubilarse en este país de inviernos largos y veranos cortos en el que además la economía no está yendo bien», sostiene. «Incluso los alemanes jubilados se plantean cada vez más emigrar a países como España, Grecia o Polonia porque sus pensiones ya no les dan para tener una buena calidad de vida».

El benielense Alejandro Pallarés, tras presentar un estudio de su línea de investigación postdoctoral en el Hospital Universitario de Heidelberg. LA VERDAD

La complejidad de la situación en medio de la que los alemanes acuden a las urnas cuenta con un factor particular: la culpabilidad heredada por el nazismo, que les ha llevado a demostrar su solidaridad con los demás para desmarcarse de esos hechos. Sin embargo, la guerra en Ucrania ha terminado por hacer saltar una losa que, especialmente a las nuevas generaciones, les resulta muy pesada. «Hay mucha gente que tiene miedo de entrar en guerra si nos involucramos más. El pueblo está en contra de enviar dinero y armas a Ucrania, pero el gobierno ha tomado su propio camino y eso va a pasarle factura», augura Markus Profus.

Noticia Patrocinada

Alemania se enfrenta a unas elecciones cruciales que no solo marcarán el rumbo del país, sino que enviarán un mensaje al resto de Europa, y que podrían poner a prueba los principios de unidad y solidaridad de la UE en un momento de especial tensión geopolítica con EE UU y Rusia.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Primer mes por 1€

Publicidad