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Imagen paradisíaca del Mar Menor, tomada el jueves en la playa del camping próximo al aeropuerto de San Javier.

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Imagen paradisíaca del Mar Menor, tomada el jueves en la playa del camping próximo al aeropuerto de San Javier. Javier Carrión / AGM

El Mar Menor pone la otra mejilla

Los bañistas buscan las zonas sin fango para disfrutar de sus aguas tranquilas en el verano más crítico. Algunos esperaban «verlo peor»

Lunes, 10 de agosto 2020, 07:36

En su verano más crítico, el Mar Menor aún regala días de baño relajado y, según en qué orillas, aguas transparentes donde recordar -solo recordar- la laguna que fue. No son pocos los que disfrutan de un agosto más a remojo de sus aguas castigadas aunque, como dice Joaquín, bañista yeclano de Lo Pagán desde hace 30 años, «la procesión va por dentro». «No hay derecho a que dejen morir esto -señala la orilla de Villananitos- porque es de todos, también de mis nietos». Le molesta la flacidez de los fondos tanto como que «no hayan hecho nada por arreglarlo». «Es que pisas y está como fofo», interviene otra bañista condecorada por veteranía, ya que Juani lleva «la edad que tiene mi hija, 35 años, bañándonos en el Mar Menor, y lo he visto cada año ir a peor».

La remesa de turistas llegados para las vacaciones de agosto agradece, sin embargo, «que en la playa se está mucho mejor, con menos gente». «Hay días que hasta aparcas cerca de la playa», constata Joaquín bajo su gorra verde camuflaje.

En ruta desde la zona norte del Mar Menor, en busca de las mejores orillas, es mejor guiarse por la sabiduría popular, es decir, abrir la sombrilla allá donde se encuentren más bañistas. Los hay licenciados en el arte de hallar los fondos menos maltratados. Este verano brilla especialmente la playa de Lo Pagán, que se extiende desde El Atalayón hasta el Centro de Actividades Náuticas. La línea litoral que quedó despejada frente al hotel Neptuno, tras la retirada de los restos del balneario Floridablanca, se ha convertido en una de las preservadas de los males que padece el ecosistema. A esta orilla no suelen llegar tantas algas y el agua luce azulada.

Numerosos veraneantes ocupan la playa Barnuevo, en Santiago de la Ribera. Javier Carrión / AGM

Con las oscuras perspectivas que pintaba el aumento de la temperatura, el Mar Menor resiste casi milagrosamente, ya que los aportes de residuos químicos de la agricultura siguen inyectándole su peor veneno. Los científicos temían otra caída del oxígeno parecida a la del pasado octubre, cuando el episodio de anoxia acabó con toneladas de peces muertos en las orillas. Sin embargo, tras la caída en primavera del nivel de oxígeno en un 20%, se ha estabilizado y el riesgo de una nueva mortandad parece más lejano.

Salinidad y transparencia

La salinidad en cambio no termina de recuperar los niveles propios del Mar Menor, ya que los últimos análisis señalan 40,6 gramos por litro, frente a los 44 habituales de la albufera. Su condición de lago hipersalino, por encima de los 36-38 gramos por litro del Mediterráneo, es lo que protegía al Mar Menor de las especies invasoras, a las que ahora se encuentra más expuesto. Los últimos análisis de la Comunidad Autónoma indican, además, que la clorofila se sitúa en torno a 2 microgramos por litro, frente a los 10 que alertan del riesgo de eutrofización o 'sopa verde'.

La transparencia es otro cantar, ya que los valores oficiales detectan casi 4 metros, pero la turbidez se hace evidente en la mayor parte de la albufera. Este dato, que suele ser el más valorado por los bañistas, se encuentra «en las playas más alejadas de Los Urrutias», que se revela como una especie de 'zona cero' de la crisis ambiental, según informa un técnico de Medio Ambiente.

Tranquilidad y aguas transparentes en la playa de Mistral, en La Manga. Antonio Gil / AGM

«Cuanto más alejado de Los Urrutias, mejor», señala, sobre todo debido a la mayor cantidad de lodos con nitratos y materiales en suspensión que recibió la costa sur de la laguna. Las quejas de los bañistas en esta franja costera son el indicador del malestar. La orilla de La Manga da la razón a esta regla de calidad playera. La transparencia aumenta a la vista a medida que se sube hacia la cubeta norte.

Justo enfrente, en la playa Barnuevo de La Ribera, agosto ha perdido densidad de público, aunque quedan los incondicionales de la laguna, mayoritariamente familias con niños y mayores. «Se ve el agua más turbia según el día, según sople levante o lebeche, pero hay algas muertas en el fondo», cuenta Leonor, que toma el sol «casi cada día, pero pocas veces me baño», afirma.

Más apoyos que quejas

En la playa Carrión de Los Alcázares, la albaceteña Elena asegura que «este año he vuelto porque tenía reservado el apartamento desde enero y me temía lo peor, porque dicen que han pasado cuatro DANA, pero me lo esperaba peor». Ya solo queda cerrada la playa de La Concha, por los materiales que arrastró la riada y que aún quedan en el fondo. A simple vista se ven al menos tres barcas semihundidas y, desde el club náutico, un usuario señala «un armario hundido ahí, a pocos metros de la orilla». En Carrión y Manzanares, el baño está permitido, pero con escarpines o las clásicas cangrejeras.

Varios bañistas disfrutan de la tranquila playa Carrión, en Los Alcázares. A. Salas

Las mejores orillas se encuentran en Las Palmeras y Los Narejos, también en El Espejo, aunque esta playa ha perdido arena con los temporales. En la Oficina de Turismo de Los Alcázares aseguran que «la gente pregunta por el estado del agua, pero este año nos dan ánimos, porque han visto lo que hemos pasado».

El apoyo a la causa del Mar Menor se ve cada semana, con la participación de vecinos y turistas en los 'paseítos ecologistas' que organiza la plataforma 'Por un Mar Menor vivo', que aúna a varias asociaciones vecinales y ambientales. El viernes pasado fueron sumando adhesiones en la manifestación realizada por Villananitos, y ya preparan una marcha masiva el próximo 20 de agosto por la desembocadura del Albujón.

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