Medio kilo de 'F' de farlopa
Un acusado de tener 560 gramos de cocaína en paquetes envasados al vacío y rotulados en su casa de Caravaca ingresa en prisión provisional
Cuando los policías locales de Caravaca de la Cruz vieron la actitud nerviosa de Miguel Ángel A. V., su olfato de sabuesos les dijo ... que algo escondía. Eran las 19.30 horas del pasado 21 de julio cuando pararon y cachearon al colombiano de 48 años en la calle Canalica y 'et voilá!'. Descubrieron que llevaba en sus bolsillos seis 'pollos' (término como se conoce vulgarmente a un gramo de cocaína envuelto en porciones de plástico para venderlo). Lo incautado arrojó un peso de 5,58 gramos de 'coca'. No era un gran alijo, pero suficiente para llevarlo al calabozo por un delito contra la salud pública.
Los agentes municipales lo trasladaron a la comisaría y comenzaron a interrogarle. Que de dónde venía, que a dónde iba. Que a quién iba a vender la droga... Mientras le preguntaban, Miguel Ángel no paraba de recibir llamadas telefónicas en su móvil. Los agentes se percataron de que, además, aparecían ventanas de WhatsApp en las cuales se le citaba en diferentes lugares para repartir alguna mercancía que no especificaban, pero sí cantidades supuestamente de droga que le reclamaban: «medio», «uno», «la mitad»...
El detenido confesó que se dedicaba al menudeo de droga, ya que no trabajaba desde febrero. También cantó que había recibido la mercancía esa misma mañana. «Diez medios y tres 'pollos'», les dijo. Cantidades que vendía a 25 euros el medio gramo y a 50 euros el 'pollo'. Las diligencias del registro y la detención de Miguel Ángel fueron remitidas al cuartel de la Guardia Civil del municipio. Cuando se entrevistaron con el detenido, los agentes del Área de Investigación, que lo conocían por su «actividad delictiva habitual», detectaron incoherencias acerca de su vivienda habitual.
Los agentes registraron el domicilio «consentido voluntariamente por el investigado», señala el auto del juez
Les dijo que residía en la calle Chile, cuando los guardias civiles sabían que realmente esta persona tenía su vivienda en la calle Cuesta de Don Álvaro. Durante este segundo interrogatorio, el arrestado confesó a los investigadores que en esta última casa tenía otros cincuenta gramos de cocaína, «que no tiene más», y ese era el motivo por el cual dio una dirección diferente a la real.
Positivo en el 'coca-test'
Ese mismo día, tres horas después de recibir las diligencias de la Policía Local, los guardias civiles registraron la casa «consentida voluntariamente por el investigado», según señala la sentencia a la que LA VERDAD ha tenido acceso.
La cantidad de droga que hallaron en las dependencias de la vivienda fue mucha más de lo afirmado por el sospechoso y sí, había más droga de la que dijo, más de medio kilo, tanta que no había rincón de la casa en el que no hubiera alguna postura de coca escondida.
Tal y como expone el atestado, la vivienda consta de un salón, un aseo, un cuarto usado como trastero, una cocina y tres habitaciones dormitorio. El registro comenzó en el salón de la vivienda, donde los agentes encontraron un paquete de tabaco y en su interior 53 gramos de marihuana. En un mueble de madera hallaron una papelina de plástico con 70 gramos de cocaína y 272 euros en billetes fraccionados. A partir de aquí, la cantidad de droga que encontraron fue 'in crescendo'.
En una habitación, descubrieron, en un cajón y envueltos en plásticos, 4,93 y 5,72 gramos de una sustancias blanca rocosa, «que tras ser sometidas al dispositivo 'coca-test', arrojó un resultado positivo en cocaína». En este escondite había además una pelota de 40 gramos de coca envueltos en plástico de color verde.
Pero fue en el segundo cajón de la mesita donde estaba el premio gordo, pensarían los agentes. Allí, hallaron tres envoltorios. Uno de ellos de 95 gramos; el segundo estaba envasado al vacío y marcado con una inscripción 100 'F' (100 de 'farlopa') y la báscula marcó 108 gramos. El tercer bulto, con el rótulo 50 'F', pesaba 60 gramos. Todos los paquetes contenían cocaína, tras el análisis de la sustancia.
El resumen del registro domiciliario fue la incautación de 560 gramos de cocaína, 140 gramos de marihuana, 4.000 euros, una báscula de precisión, envoltorios y cierres para la distribución y venta de la droga, por lo que el acusado fue detenido por un delito de tráfico de drogas.
Finalmente, el pasado 24 de julio, el detenido fue puesto a disposición del titular del juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Caravaca de la Cruz, en funciones de guardia, quien decretó su ingreso en prisión.

«Hemos recurrido; la entrada a la vivienda fue irregular»
La defensa de Miguel Ángel, asumida por el abogado penalista Eduardo Romera, afirma que en la instrucción del caso existen irregularidades en la actuación de la Guardia Civil, que tira por tierra la acusación contra su cliente. «Miguel Ángel fue asistido al día siguiente de su detención por un abogado de oficio. Luego nos hicimos cargo del caso nosotros. Descubrimos que en el momento del registro domiciliario él no estaba asistido por un letrado, tal y como establece la Ley de Enjuiciamiento Criminal, para informarle de las consecuencias jurídicas de la entrada en su casa». Para el experto penalista existe una nulidad total del registro de la vivienda, «porque se vulnera la inviolabilidad del domicilio y la tutela judicial efectiva. Ambos son derechos constitucionales y fundamentales. La consecuencia que establece el artículo 11.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial es que es nulo de pleno derecho. Por lo tanto, ese medio kilo de cocaína y esos 140 gramos de marihuana que aparecieron en la casa, no valen como prueba para condenar a mi cliente. Lo único por lo que se le puede reclamar algún tipo de responsabilidad es por llevar los dos gramos y los cuatro medios gramos en el bolsillo». Romera manifiesta que han recurrido el auto y han presentado una nulidad de actuaciones, «y no me cabe duda de que la Audiencia Provincial nos la va a dar».
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