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En pleno debate sobre la posible modificación de la Ley de recuperación y protección del Mar Menor, a la que se ha abierto el PP tras la presión de Vox, su socio en el Gobierno regional, los últimos datos científicos sobre el estado ... de la laguna recabados por la Comunidad Autónoma y el Gobierno central confirman la contaminación de la columna de agua por nitratos y su importancia en la degradación del ecosistema. Este vio frenado en 2023 su deterioro en comparación con años anteriores -en especial con 2016 y con los episodios de mortalidad de peces y crustáceos de 2019 y 2021-, pero continúa sin mostrar signos claros de recuperación. A dos meses del verano, con el temido efecto del aumento de la temperatura del agua, sobre la albufera pende la espada de Damocles de que se repita la eutrofización grave o 'sopa verde'.
«En conjunto, y a excepción de la zona ocupada por la masa blanquecina de agua, los parámetros descriptores del estado de la columna de agua indican que 2023 ha sido un periodo aparentemente estable. No obstante, esta estabilidad no se puede interpretar como recuperación del ecosistema lagunar, pues puede ser una etapa transitoria por factores climáticos [climatológicos]», explica el Instituto Español de Oceanografía (IEO) en su último 'Informe de actualización de resultados del programa de seguimiento del estado del Mar Menor', fechado en febrero y divulgado ayer por este organismo del CSIC, del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. También lo difundió el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Los responsables del Proyecto Belich, de seguimiento, estudio y modelización del estado del Mar Menor, explican que «la razón molar entre el nitrógeno y el fósforo total» indica que «existe un exceso de nitrógeno en el sistema». La combinación de ambos elementos genera una reacción química, que puede desembocar en la eutrofización y en una explosión de algas. Este proceso genera el riesgo de muerte de peces y moluscos por anoxia (falta de oxígeno).
El equipo de trabajo del IEO-CSIC, cuya dirección y coordinación corresponde al investigador del Centro Oceanográfico de Murcia Juan Manuel Ruiz, añade que «en las actividades de seguimiento biológico no se están obteniendo síntomas de recuperación de hábitats y especies clave». Este estudio forma parte del Marco de Actuaciones prioritarias para recuperar el Mar Menor, del Ministerio para la Transición Ecológica.
Respecto al seguimiento de la laguna por parte de la Comunidad Autónoma, hay una importante novedad sobre la información científica y su acceso público. A raíz de varias preguntas de LA VERDAD, el Gobierno regional reconoció que no publicaba en la web Canal Mar Menor (https://canalmarmenor.carm.es) y en sus redes sociales los datos sobre la presencia de nitratos, fosfatos y otros parámetros en la masa de agua del Mar Menor, que recoge a diario desde hace «cinco años». Solo volcaba los de transparencia, turbidez, clorofila, temperatura, salinidad y oxígeno, además de los semanales de «aforos y analíticas en diversos tramos de la rambla del Albujón» y de «otros aportes que descargan directamente en el Mar Menor».
Las mediciones del Imida (Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medio Ambiental) recogen que «las concentraciones de nitratos y fosfatos están por debajo de los niveles de detección, y por tanto presentan niveles estables, excepto en el caso de los nitratos». Estos «presentan niveles más elevados en el entorno de la rambla del Albujón». Así lo señalaron fuentes de la Consejería de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor, acerca de los 8,5 micromoles por litros de esa zona. Allí está una de las doce boyas de control. El Real Decreto sobre aguas superficiales, de 2015, fija el límite en 12,9. En toda la laguna, el valor de ortofosfatos es de menos de 0,52 micromoles por litro. El tope legal es de 0,76.
La concentración frente al principal cauce de la cuenca es fluctuante, muestra el Imida, de la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca. El 9 de enero había 82,7 micromoles. Según Medio Ambiente, «lo que desestabiliza el Mar Menor es la aportación de nutrientes, que entran especialmente a través de esa rambla y del acuífero y que podrían desencadenar un episodio de eutrofización».
«Esa entrada constante hace más difícil y lenta la recuperación del Mar Menor», añaden. Recuerdan que «cuando los nutrientes entran en contacto con la masa de agua se diluyen por todo el Mar Menor» y sostienen que, «por ello, es más representativo el análisis antes de su entrada al mar».
En la Consejería apuntan que «este año, debido a la sequía», los valores han caído en el cauce del Albujón. Y la estadística refleja un fuerte descenso del aporte de nitratos y fosfatos respecto a 2020. El registro máximo fue 13.897 kilos diarios de nitratos en abril de ese año, frente a los 1.427 recientes; y 434,62 kilos de fosfatos, frente a los 5 actuales. El Ministerio calculó que, por distintas vías, en 2022 la laguna recibió 3.580 toneladas de nitratos y 19,7 de fosfatos.
Con la publicación de los datos sobre la columna de agua, Medio Ambiente cumple con su deber de transparencia y difunde cifras clave para el debate público y la toma de decisiones. El Gobierno central difunde algunos datos del IEO sobre estas sustancias. Fuentes estatales indicaron que se ampliará la información en una web. Mientras, Vox y grupos empresariales y del campo cuestionan los informes científicos que sitúan los nitratos, fundamentalmente agrícolas, como principal factor de contaminación de la laguna y del acuífero; culpan a las aguas residuales urbanas; y exigen eliminar las restricciones a la agricultura y la ganadería intensivas que aprobó la Asamblea Regional en 2020.
El IEO-CSIC explica en su último informe sobre el Mar Menor que sus científicos, coordinados desde la sede de San Pedro del Pinatar, están «realizando muestreos para determinar el origen (agricultura, aguas residuales urbanas, ganadería, etc.) y las rutas de los nutrientes (nitrógeno y fósforo) que llegan a la laguna (escorrentía superficial, acuífero, aportes de pluviales, etc.), incluyendo posibles escapes de N [nitrógneno] por desnitrificación». El IEO avisa de «cambios en las condiciones físico-químicas de la laguna»; y de que «los cambios en la columna de agua se transferirán a través de la red trófica, desde la comunidad microplanctónica hasta los niveles superiores que se alimentan de mesozooplancton: macroplancton y peces».
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