José Ángel Antelo, ayer en el hemiciclo, seguido por Martínez Alpañez. JOSÉ M. RODRÍGUEZ / AGM

Los que mueven los hilos

BITÁCORA ·

López Miras lanzó una andanada de gestos y guiños a Vox para que le apoye, en un juego donde hay intereses entre bastidores

Viernes, 7 de julio 2023, 01:53

En el PP ya deberían saber por propia experiencia que no se puede ir a un debate de investidura sin los apoyos suficientes, y menos ... en esta ocasión, salvo que primen como así parece otros elementos (persona y cosa) e interferencias externas que tratan de manejar los hilos entre bastidores. No se explica de otra forma lo que está sucediendo. Por un lado converge la campaña recién iniciada, donde la Región se ha convertido para ciertos estrategas en una pieza clave del tablero nacional; y por otro lado se hace más visible la intención de Vox de meterle mano a la ley de Protección del Mar Menor, ya que mucho de lo que negocia gira en torno a los intereses que hay en juego en el Campo de Cartagena.

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Y el cambio de esta ley, el tejemaneje legislativo, debe hacerse a través de la Comisión de Política Territorial, Medio Ambiente, Agricultura y Agua, cuya presidencia ha recaído en Vox por cesión del PP. Verde y con asas. La portavoz de Podemos, María Marín, comentó ayer que el convidado del pacto PP-Vox sería el agronegocio del Campo de Cartagena, representado por la Fundación Ingenio. Es una de las impresiones que existen, como lo es también que Vox no haya aclarado todavía qué piensa cambiar/derogar/maquillar exactamente de dicha ley, salvo que se quiera devolver al campo a su estatus anterior, como ansían y alientan algunos.

Ayer asistimos en la Asamblea a una tercera fase de negociación en directo entre PP y Vox, con un discurso de López Miras muy dirigido al grupo de José Ángel Antelo para tratar de convencerlo y obtener su apoyo o abstención. Fue un discurso muy volcado en Vox, y con una doble cara: por un lado tuvo un carácter concesional, con un guiño detrás de otro que flirteaba con determinados postulados voxistas. Y por otro lado exhibió un tono didáctico, explicando a Antelo que tiene todos los mecanismos parlamentarios a su alcance para hacer valer sus ideas y propuestas a lo largo de los cuatro años de legislatura –que serán duros–, sin necesidad de que tenga que entrar en el Gobierno regional. Y por las mismas, puede exigir el cumplimiento de lo pactado. Sobre esta base: ¿qué parte no ha entendido Vox del funcionamiento parlamentario, cuando además ya tiene la presidencia de la Comisión que más se acomoda a sus pretensiones? Y no digamos lo que puede ocurrir con la negociación de los Presupuestos.

Vox modula su discurso

El discurso de López Miras, plagado de gestos hacia la bancada de Abascal, tuvo sus efectos, como lo demuestran las intervenciones del viceportavoz de Vox, Rubén Martínez Alpañez. Antes de que comenzara la sesión, calentó el ambiente diciendo que el debate era un acto de propaganda del PP, y avisando de que López Miras carece de apoyos. Al finalizar el discurso, el viceportavoz cambió el tono y señaló que López Miras estaba lleno de buenas intenciones, pero sin concretar; que no hay líneas rojas, que la mano sigue tendida, etc. Algo pasó entre medias, como si el candidato hubiera lanzado algunas señales esperadas: ley de apoyo a la familia y la crianza, oficina contra la okupación, más seguridad ciudadana, los trasvases, ciertas facilidades para los agricultores del Campo de Cartagena, recuperar el Plan de Vertido Cero.... Y también aquello que no mencionó. Una música que le sonó bien a Vox.

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Las intervenciones de Martínez Alpañez dejaron en un segundo plano a Antelo. Como si el primero fuera el encargado de marcar las pautas y el territorio, en la línea dura establecida por Jorge Buxadé y otros. Dicho esto, incluido el repertorio de guiños, todo apunta a que Vox mantiene su órdago. El PP contactó ayer tarde con los de Abascal para sentarse de nuevo a negociar: gobierno o nada, contestaron, según los populares. O sea, que aquí nadie sabe la hora que es, salvo quienes mueven los hilos.

PSOE y Podemos están convencidos de que PP y Vox lo tienen todo pactado y que asistimos a un «teatrillo». Puede ser así, aunque también es una opción que el PSOE, siendo un partido de gobierno, pueda abstenerse para que López Miras sea investido. Si tanto le preocupa que el PP pacte con la ultraderecha, tiene ocasión de demostrarlo.

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