Miras y Antelo, un estofado de Presupuestos de primer plato

Un prólogo que merece la pena olvidar, y que dio paso al primer capítulo de esta legislatura con la toma de posesión de las tres periodistas consejeras y los siete consejeros, todos conjurados para sacar adelante los Presupuestos de la Comunidad del año que viene, que tendrá como objetivo «blindar el estado de bienestar», dijo el superconsejero Luis Alberto Marín, lo cual suena tan 'de buten' como que es lo mismo de todos los años.

La aritmética de las cuentas autonómicas, no obstante, tiene este año elementos singulares: en primer lugar el estofado presupuestario que salga de la coalición PP-Vox, o sea, aquello que pretendan imponer los de Antelo a López Miras; en segundo lugar, la ausencia de Gobierno en Madrid y los cien días de bloqueo político en la Región están retrasando la elaboración del Presupuesto, hasta el punto de que el consejero Marín no sabe todavía qué cantidad recibirá del Gobierno de la nación para armar el capítulo de ingresos. No lo sabe él, ni tampoco el resto de comunidades autónomas, siendo además muy probable que se prorroguen las cuentas del Estado.

Conviene considerar que se entra en época de las vacas flacas con la vuelta a la disciplina presupuestaria impuesta desde la Unión Europea, lo cual obligará a ajustar los gastos para contener el déficit y la deuda galopante. Me permito recordar que en las etapas de Inmaculada García y de Juan Bernal se llevaron a cabo duros recortes de gastos en la Administración autonómica impuestos por el Gobierno central a través del Consejo de Política Fiscal y Financiera. El control era tal que los fondos estatales, empezando por el FLA, estaban supeditados a los objetivos de déficit.

Este es el escenario general, que impactará en la Región de Murcia, pese a que López Miras anuncie -como dijo en la entrevista que publicamos el pasado domingo- que no piensa aplicar ningún recorte hasta que Murcia reciba el mismo dinero que el resto de comunidades autónomas. Evidentemente ese maltrato financiero nos penaliza, pero llevamos así la tira de años con gobiernos de ambos colores. Para complicar más la ecuación, PP y Vox llevan en su flamante pacto la promesa de nuevas rebajas y ayudas fiscales, lo cual convertirá el Presupuesto de la Comunidad en la cuadratura del círculo. La principal herramienta financiera para la acción de Gobierno será otra prueba de fuego en las relaciones entre PP y Vox, para comprobar hasta qué punto coinciden las políticas de ambas formaciones.

La repesca del consejero Luis Alberto Marín, con una amplia cartera de competencias y reforzado de autoridad, puede considerarse un acierto de López Miras, aunque resulta sorprendente el fugaz recorrido político de ida y vuenta del consejero, que ha dejado el escaño en el Congreso y el grupo económico del PP nacional para regresar a Murcia, lo cual deja traslucir las escasas posibilidades de Núñez Feijóo para ser investido.

Después de seis años en San Esteban (28 de dominio del PP), López Miras y sus consejeros se enfrentan básicamente a problemas domésticos en «la mejor tierra del mundo», parafraseando al presidente, que aún no se han resuelto (listas de espera, abandono escolar, tasas de pobreza, etc), y que se añaden a los retos de siempre, en este caso bajo el machacón eslogan de la «moderación y la centralidad», para tratar de distanciarse del extremismo y la ultraderecha.

Que Miras vaya a ser «inflexible» con el agua y el Trasvase suena a más de lo mismo, a tratar de sacar votos; y que José Manuel Pancorbo piense pelear para recuperar la línea de Chinchilla está muy bien. Todo lo que sea tener enfrente en Madrid a un gobierno del PSOE le viene de perlas al Ejecutivo murciano, ahora en coalición. El argumento es tan sencillo como decir que se castiga a la Región. Y quien dice agua e infraestructuras estatales (aquí se está invirtiendo una morterada en los últimos seis años), también dice Mar Menor.

Pancorbo, muy conocedor del sector, ha dado con la tecla al advertir de que «las obras públicas funcionan a base de dinero, tenemos que buscar financiación», sabedor de que su departamento se ha quedado en el chasis presupuestario desde la crisis de 2008.

Volviendo al Mar Menor, no hay que ser un lince para saber que se va a tocar el 'asunto'. Una cosa es que no se cambie la actual ley de protección de la laguna, como dijo López Miras, y otra muy distinta que PP y Vox pretendan introducir nueva normativa y legislación «para aumentar su protección». ¿Eso cómo se come? Probablemente aprobando otro reglamento de medidas que 'complemente' al que ya está contenido en la ley. Lo cual equivaldría a eclipsar los puntos que el sector agrícola y ganadero considera más controvertidos. El presidente de la Federación de Cooperativas Agrarias, Santiago Martínez, dijo que hay cinco artículos «imposibles de llevar a cabo. Vox ha manifestado su intención de modificarlos, y ahora confiamos que se puedan cambiar». Martínez fue de los pocos dirigentes del agro, si no el único, que asistió a la toma de posesión de Sara Rubira.