Hurgar en las reglas que regulan el Trasvase Tajo-Segura significa acometer una operación de alto riesgo; es la parte crítica de la maquinaria y, ... por tanto, cualquier modificación tiene unas claras consecuencias para el regadío del Levante. Aquí se parte de una premisa aparentemente muy simple: adaptar las reglas a los nuevos caudales ecológicos del Tajo que recortarán los trasvases en unos 80 hectómetros, más otros 20 destinados a los abastecimientos del Alto Guadiana. Sobre esta base impepinable y salvo que el Tribunal Supremo diga lo contrario, pueden salir unas nuevas reglas que administren con rigor técnico lo poco que resulte trasvasable en cada momento o, por el contrario, que el Ministerio, impelido por el Gobierno de Castilla-La Mancha, aproveche el viaje para hacer una reforma de mayor calado legal que deje el Trasvase 'minimum minimorum' para el regadío. La tentación es muy grande. Este es el temor que anida en el Sindicato de Regantes: que el bisturí de Teresa Ribera, camino del Parlamento Europeo, corte más de lo previsto. Tarea que remataría su sucesor o sucesora. Están casi convencidos de que existe un pacto oculto con tal fin, al margen de lo que digan los estudios del Cedex, por lo que consideran que el resto es marear la perdiz.
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La ministra abrió un proceso de consultas para guardar las apariencias, ya que no hizo lo propio con decisiones anteriores, igualando casi a las comunidades autónomas implicadas con el resto de interesados, y todo ello sin que haya encima de la mesa una propuesta sobre la que trabajar. A ciegas. De ahí que los gobiernos de la Región de Murcia, Comunidad Valenciana, Andalucía y Madrid hayan presentado un documento muy técnico marcando las condiciones en las que deben reformarse las reglas sin penalizar más el acueducto Tajo-Segura. Plantea propuestas que permitan clarificar el futuro escenario trasvasista para el Segura, el Guadiana y el propio Tajo.
La paradoja es que esta operación se produce cuando la cabecera del Tajo almacena importantes reservas que garantizan 'a priori' trasvases máximos mensuales en lo que resta de año, con la posibilidad incluso de llegar al Nivel 1.
En su documento conjunto, López Miras, Carlos Mazón y Juanma Moreno han ganado para la causa a su compañera Isabel Díaz Ayuso, que tiene mucho que decir sobre el Tajo, en tanto que la Comunidad de Madrid tiene preferencia a todos los efectos, y más considerando el incremento de los futuros abastecimientos de la capital de España. Díaz Ayuso, sin embargo, apenas se ha pronunciado sobre la subida de los caudales en Aranjuez, población de su comunidad, que cercena el Trasvase, o la depuración de las aguas del Jarama que desembocan en el Tajo, dos elementos clave. Si se ha incorporado ahora al lado trasvasista, es sin duda mérito político de sus compañeros. No obstante, para completar el abanico no cuentan de momento con la presidenta de Extremadura, María Guardiola, cuya región también juega un papel clave en dicha cuenca.
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Presumo que este frente hídrico de regiones gobernadas por el PP no hará ninguna mella en los planes del Ministerio, y más en las actuales circunstancias, en un contexto político excesivamente polarizado tras la maniobra de Pedro Sánchez; sobre todo estando Díaz Ayuso de por medio, con la animadversión que despierta en las filas del 'sanchismo'. Sería una lástima que se desaprovechara esta oportunidad para que el Ministerio y las regiones cedentes y receptoras del Trasvase de distinto signo alcancen la paz del agua, aunque sea mínima.
Este ambiente de confrontación política, entremezclado con la revisión de las reglas y las tensiones territoriales, puede explicar la ausencia total de directivos de la CHS en el acto del 45 aniversario del Trasvase organizado por los regantes, y más con López Miras y Mazón en primer plano. El organismo de cuenca excusó su asistencia a última hora (comentan que circuló un oficio interno con tal propósito). Los regantes explican que invitaron a instituciones, y no a partidos políticos, aunque varios diputados regionales habían pedido estar presentes y fueron admitidos. José Vélez, que señala que los socialistas no fueron invitados al acto en el Casino, replicó al PP aferrado al nuevo discurso del «fango», que el PSOE ha extendido a la polémica del agua.
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