![La mancha blanca se afianza en la línea costera del Mar Menor](https://s2.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2024/04/23/mancha-kg4G-U21021827423953hD-1200x840@La%20Verdad.jpg)
![La mancha blanca se afianza en la línea costera del Mar Menor](https://s2.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2024/04/23/mancha-kg4G-U21021827423953hD-1200x840@La%20Verdad.jpg)
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Hace ocho años, en la primavera de 2016, «las concentraciones de clorofila en el Mar Menor multiplicaron por más de 100 los valores medios de las últimas dos décadas. Aquel evento fue conocido como 'sopa verde' y supuso la pérdida del 85% de las praderas ... de plantas acuáticas, los denominados macrófitos bentónicos, que tapizaban de forma casi continua los 135 kilómetros cuadrados del fondo de la laguna». Así lo recuerda el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) en el último dosier sobre el avance de sus medidas para la recuperación ambiental de la laguna.
En este informe, el Miteco actualiza la información recabada por el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) sobre un fenómeno que, como la eutrofización de 2016, ligada a la entrada masiva de nutrientes, ha avanzado de forma notable hacia la línea de costa en el último año; sigue arrasando las praderas marinas, al dificultar el paso de la luz; y se ha convertido en la única zona de la laguna sin la estabilidad, por precaria que sea, que presenta el resto del ecosistema desde 2023.
Las imágenes del satélite Copernicus de la Unión Europea muestran la expansión de esta «pluma de agua blanca» hacia el humedal del Carmolí y la urbanización Bahía Bella, en el límite entre los municipios de Cartagena y Los Alcázares. Afortunadamente, no se ha constatado un nuevo avance hacia zonas de baño desde diciembre. Hace un año, la mancha ocupaba 15 kilómetros cuadrados y crecía desde el entorno de la desembocadura de la rambla del Albujón a la isla Perdiguera y el área próxima al humedal del Carmolí.
Los investigadores mantienen su preocupación, ya que los análisis evidencian «la casi total ausencia de vegetación bentónica en el área de la superficie ocupada por la pluma». Hay «valores críticos» de luz disponible para que las plantas realicen la fotosíntesis, la turbidez es extrema y hay un alto nivel de clorofila.
El IEO sigue estudiando «la composición, la causa y el origen» de esta pluma, que presenta acumulaciones de calcita y sobre la que existe la hipótesis de que está relacionada con la entrada de agua del acuífero, altamente contaminado por nitratos.
Sobre el deterioro ecológico del Mar Menor, el reciente informe del IEO también expresa la inquietud por las olas de calor marinas, que «han sido más frecuentes en los últimos diez años y que se están volviendo más extremas». El año pasado hubo ocho, dos de ellas fuertes y seis moderadas. Los expertos temen que la combinación de este aumento de la temperatura del agua, que llegó a 31,2 grados en 2023, con el exceso de nutrientes desencadene en «valores fuera de los umbrales de tolerancia de ciertas especies» al nitrógeno y en «nuevos episodios disruptivos a corto y medio plazo».
Además, investigadores del CEBAS-CSIC, «después de hacer un análisis de precipitaciones torrenciales, han visto que en los últimos quince años la frecuencia ha aumentado significativamente, coincidiendo con un contexto de cambio climático». «Creen que este cambio puede haber incidido en la vulnerabilidad de la laguna y la pérdida de resiliencia», advierte el Ministerio.
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