De izquierda a derecha, los rectores de la UMU José Antonio Lozano Teruel, Juan Roca Guillamón, Juan Monreal Martínez, José Ballesta Germán, José Antonio Cobacho Gómez y José Orihuela Calatayud.

Los magníficos deberes del rector de la Universidad de Murcia

Seis exrectores de la UMU plantean, desde su conocimiento y con perspectiva, los grandes desafíos de Luján de cara a su reelección

Lunes, 21 de febrero 2022, 12:20

Su conocimiento de las grandezas y miserias, de los desafíos y ventajas, de los retos y obstáculos, de la centenaria Universidad de Murcia, es profundo. Los catedráticos José Antonio Lozano Teruel, Juan Roca, Juan Monreal, José Ballesta, José Antonio Cobacho y José Orihuela han dirigido ... el Rectorado en las últimas cuatro décadas, enfrentando lances propios del momento que les tocó vivir, pero también otros que se han anquilosado a la institución. Con la perspectiva de los años y el diagnóstico sereno que propicia la distancia, los seis exrectores repasan los grandes desafíos que afronta la Universidad de Murcia.

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La institución inicia el próximo martes un nuevo capítulo de su historia. Ese día se celebran elecciones al Rectorado, a las que concurre como único candidato el actual rector, José Luján. La propuesta única deja pocas dudas sobre el desenlace, ya que el sistema electoral de la UMU no exige un porcentaje mínimo de participación para validar el resultado. El próximo rector de la UMU será, salvo imprevistos, José Luján, a quien los seis exrectores más recientes –el fallecido Antonio Soler Andrés ocupó el cargo entre 1984 y 1990– han puesto, incitados por este período, tareas. Entre ellas, reclaman una respuesta a la transformación social, que avanza hacia la digitalización, y a un mercado laboral que demanda competencias que la UMU debe propiciar.

La sempiterna queja por la, a juicio de los seis exrectores, deficitaria financiación que recibe la Universidad de Murcia, también es compartida por los catedráticos que durante años dirigieron la institución, y que claman por subvenciones acordes a lo que la sociedad exige de la institución.

Las elecciones para renovar el gobierno de la UMU se celebran el martes con un único candidato, el actual rector

El envejecimiento de las plantillas se ha impuesto en los últimos cursos como otra de las urgencias de la Universidad de Murcia, que como todas las instituciones españolas, paga ahora las consecuencias de los recortes impuestos durante la crisis de 2008, que impidieron convocar las plazas que ahora deberían dar el relevo. La elevada tasa de profesores asociados que los exrectores animan a rebajar es también herencia de aquella recesión.

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José Luján, actual rector de la UMU. Ros Caval / AGM

El reto de la participación

Las votaciones para elegir al rector que debe hacer frente a esos y otros retos se celebran en la Universidad de Murcia el próximo martes, pero con pocas incógnitas abiertas. El principal hándicap de la candidatura única, la encabezada por Luján, se centra en lograr un porcentaje de participación aceptable, que de alguna manera legitime su elección. Una tarea muy complicada, teniendo en cuenta las bajas tasas que suelen registrarse. En los últimos comicios, y a pesar de la concurrencia de cinco candidatos, la participación apenas llegó al 17,48%. La cifra es engañosa, ya que los estudiantes suman 34.300, y solo votaron el 12,66%. En cambio, votaron el 73,91% de electores del Grupo A (personal docente e investigador funcionario) y el 67,53% del personal de administración. En esta ocasión, resulta complicado alcanzar ese porcentaje, ya que el incentivo para votar sin competencia es menor.

El sistema electoral no exige un porcentaje mínimo de participación; bastará con que obtenga mayoría simple

El reglamento establece que no es necesario un porcentaje mínimo de votos afirmativos para la elección del único candidato. Para salir elegido, basta con que Luján logre mayoría simple, es decir, más de la mitad de los votos. Las papeletas son ponderadas, y su valor depende del grupo al que pertenece el elector.

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Rector entre 1980 y 1984

José Antonio Lozano Teruel: «La estructura es obsoleta, funcionarial y burocrática»

«La UMU no puede ser ajena a la mediocridad que caracteriza a las universidades españolas, lo que me hace recordar una reflexión hecha hace 40 años por el rector Francisco Sabater, quien, en mi opinión, fue providencial para la UMU: 'Un grave peligro para la universidad española será la posibilidad de pasar desde el indeseable caciquismo de los catedráticos al no menos indeseable caciquismo de los mediocres'. Poco tiempo después, yo, como rector, añadía mi preocupación, afirmando que nuestras universidades no están preparadas para la investigación, por la carga burocrática, la falta de estímulos, y la rémora que suponen aquellas personas que se dedican a subsistir y no a producir…. La universidad debe ser un lugar dinámico y competitivo; es muy difícil que eso suceda cuando es una universidad de funcionarios… la estructura es obsoleta, funcionarial y burocrática. Necesitaría un cambio gigantesco para poder cumplir la gran misión que puede y debe realizar. Pero, para ello, debe disponer de mecanismos para separar el trigo de la paja y facilitar, no obstaculizar, que el talento se desarrolle».

Rector entre 1990 y 1994

Juan Roca Guillamón: «El raquitismo de la financiación es un problema prioritario»

«El actual momento de la UMU es achacable a la ausencia de una política estatal de apoyo decidido a la universidad y a la atomización autonómica que hayamos llegado a una disparidad poco razonable de estudios. El problema no es de ahora, es que seguimos queriendo tener una universidad de primera... con un coste de tercera. El raquitismo de la financiación es un problema prioritario y sempiterno, pero no el único. Tampoco ha ayudado que cada ministro quiera hacer 'su ley'. Existe conflicto de selección y estabilidad del profesorado, que ha llevado a un inconveniente exceso de asociados. Urge reconducir esa figura a los límites para los que se creó. Se observa un preocupante envejecimiento de las plantillas del profesorado numerario. Considero que tiene que ver con el actual sistema de selección, basado casi exclusivamente en el peso de la investigación medida por exigentes parámetros que no necesariamente reflejan la calidad. Ello ha llevado a una casi inexistente valoración de la docencia. Observo con satisfacción que el programa del profesor Luján detecta con acierto estos y otros muchos trances».

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Rector entre 1994 y 1998

Juan Monreal Martínez: «Siga trabajando en incrementar la cultura empresarial en la UMU»

«Un periodo de gobierno de 8 años en la UMU y liderado por la misma persona y su equipo, ofrece suficientes oportunidades para ir consolidando proyectos que se consideran fundamentales para la institución. La universidad es una empresa compleja en recursos humanos y materiales y que hay que gestionar bien en el día a día y, sobre todo, a través de aquellos proyectos que se consideran estratégicos para el crecimiento y desarrollo de la universidad.

Sin pretender dar consejos al rector Luján, que bien conoce las fortalezas y debilidades de nuestra empresa universitaria, me permito señalarle que siga trabajando con intensidad y convencimiento en incrementar la cultura empresarial en la universidad. La formación que se imparte y la investigación que se produce, tanto en términos de cultura como de I+D+i, deben estar orientadas muy directamente a apoyar y desarrollar la empresa y todo su tejido empresarial. Hoy más que nunca, la UMU debe ser una institución con alianzas y colaboración estrechas con los empresarios de nuestra Región, generadores de bienes económicos y sociales».

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Rector entre 1998 y 2006

José Ballesta Germán: «No podemos seguir generando 'milenials' mileuristas»

«Un principio personal que siempre he mantenido, nunca doy consejos si no me los piden. Y en el caso de que me los pidan, darlos siempre en privado. Aporto una reflexión general y muy superficial sobre la universidad. El sistema universitario español se ha convertido en un pesado mastodonte, muy atomizado, con intelecto privilegiado, pero excesivamente departamentalizado y burocratizado. No hay una adaptación eficaz a la revolución digital. Persiste un desajuste entre la formación y la demanda laboral. Ha tratado de reducirse con algunas medidas acertadas, como las dobles titulaciones. Pero aún es insuficiente. Las plantillas están envejecidas. No ha habido recambio y el que se ha producido, en muchos casos, no ha mejorado al que existía. La universidad debe repensar sus modelos de enseñanza tradicionales. Hay que potenciar la hibridación entre áreas, y salir del círculo vicioso de formar profesionales para que los solicite la sociedad, hacia la formación de profesionales que lideren la sociedad. No podemos seguir generando 'milenals' con una perspectiva de mileuristas casi perpetua».

Rector entre 2006 y 2014

José Antonio Cobacho Gómez: «La financiación es determinante para afrontar los retos»

«La universidad debe afrontar cambios importantes para adaptarse a un sistema social en continua transformación, que avanza hacia la digitalización, y a un mercado laboral que demanda otras y mejores cualificaciones. Sin perjuicio de que se deba acrecentar la eficiencia del gasto y evaluar la idoneidad de la oferta, las universidades públicas exigen dotaciones suficientes para prestar un servicio de más calidad. Y aún se está lejos de alcanzarlas. La financiación es determinante porque será así como se podrán afrontar otros retos vinculados a ella: revertir el elevado grado de envejecimiento con nuevos profesionales preparados para un sistema laboral más moderno y tecnificado, y reducir gradualmente el exceso de profesores asociados hasta que queden quienes cumplan la función para la que fue creada esa figura, profesionales de prestigio con labores docentes puntuales, basadas en su experiencia, y remuneración digna. Otro aspecto crucial es que las universidades deben proyectarse más al exterior y a la sociedad, potenciando la internacionalización y mejorando la transferencia».

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Rector entre 2014 y 2018

José Orihuela Calatayud: «Estamos lejos de la realidad de la calle»

«Estamos lejos de la realidad de la calle y creo que vamos más detrás que delante del cambio social. Necesitamos un cambio en la gobernanza para afrontar nuestras disfunciones internas: excesivo control asambleísta y corporativista de las decisiones importantes. Recursos humanos mejor localizados y más especializados: no hay un diseño de carrera para técnicos ni profesorado de investigación. Hay demasiados 'falsos asociados». La reforma laboral y modificación de la Ley de Ciencia permiten mejorar las figuras de contratación y modelos contractuales que no utilizamos. Hay que universalizar todas las actividades susceptibles de modalidad 'online'. Seguimos mendigando en la tarta presupuestaria. Encima podríamos encontrarnos con que los gastos de personal acaben por superar la subvención nominativa, lo que resultaría catastrófico. Se precisa más inversión en I+D+i así como un plan de financiación plurianual en capital humano e inversiones que nos inmunice de ambiciones personales, diatribas políticas y conveniencias electorales».

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