Los estudios del profesor Luis Garrote sobre los caudales ecológicos del Tajo, presentados en el Congreso Nacional del Agua celebrado en Orihuela, recobran actualidad ... ante la inminencia de las nuevas reglas de explotación del Trasvase que prepara el Ministerio de cara a los recortes de agua para los regadíos del Levante. El catedrático de Ingeniería Hidráulica de la Universidad Politécnica de Madrid, una autoridad en esta materia, ratifica en sus informes que la cifra en la que se basó el Ministerio para subir el caudal ecológico en el Alto Tajo tenía un margen de error muy grande. Así se refleja en un estudio pericial encargado por el Scrats para sustentar científicamente su recurso ante el Tribunal Supremo contra el Plan del Tajo. Luis Garrote advierte de que hay que ser conscientes de que las aportaciones del Tajo irán disminuyendo por el cambio climático, y que, a medio plazo, hay que buscar soluciones alternativas al Trasvase.
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–¿En qué consiste la ponencia sobre caudales ecológicos que envió al Congreso Nacional del Agua celebrado en Orihuela?
–Cuando se hizo el cálculo del caudal ecológico del Tajo, la cifra que se adoptó estaba basada en un método de cálculo de simulación de hábitat para las distintas especies en un tramo de río. Entre Bolarque y Aranjuez se estudiaron dos tramos que dieron resultados diferentes. En Almoguera salió una cantidad bastante alta, de 7,2 metros cúbicos por segundo (m3/s). Era un tramo muy cortito, de menos de 200 metros, frente a los 140 kilómetros que hay entre Bolarque y Aranjuez. Mientras que el otro tramo estudiado dio un caudal ecológico muy bajo, de menos de 3 m3/s y fue descartado.
–Usted lo recogió en su primer estudio. ¿Por qué lo descartó el Ministerio?
–El tramo con resultados más bajos se descartó porque se argumentó (desde el Ministerio) que tenía una singularidad morfológica y que no era utilizable, por lo que el único tramo que se consideró fue el que daba un caudal superior. Por cierto, lo mismo sucedió entre Toledo y Talavera, donde también se descartó el caudal más bajo. Lo que planteamos fue que ese tramo tenía una longitud muy corta para ser representativo de lo que ocurría en esos 140 kilómetros del río, donde había además distintas incidencias. Es decir, era muy poco representativo basarse en un único tramo de solo 180 metros para fijar los nuevos caudales ecológicos.
–¿Este informe se ha actualizado; sus conclusiones sirven en el momento actual?
–Hemos realizado un estudio hidráulico del río Tajo para ver qué disponibilidad de hábitats ofrece para las distintas especies, pero en lugar de analizar un tramo muy corto de 200 metros, hemos analizado un tramo con cartografía fiable de 44 kilómetros en total, que está dentro entre la zona comprendida entre Bolarque, en la cabecera, y Aranjuez. El estudio está más centrado en esta última, con el fin de obtener una idea de si el cálculo que se hizo para el Plan Hidrológico del Tajo era representativo o no de lo que ocurre en el conjunto del tramo. Y la realidad, como era de esperar, es que no es muy representativo. Salen unos resultados muy variables porque las condiciones hidráulicas del río van cambiando.
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–¿Este estudio es nuevo? ¿Qué valores de caudal salen?
–Es uno de los estudios que encargó hace un año el Sindicato de Regantes del Trasvase y que forma parte del informe pericial del recurso contra el Plan Hidrológico del Tajo (presentado en el Tribunal Supremo). En este estudio, no se puede calcular el caudal ecológico porque hay algunos datos que exigen un trabajo de campo que nosotros no hemos podido hacer. Sí se puede estudiar la variabilidad de los resultados y ver cual es la incertidumbre de un cálculo realizado en un único tramo de 200 metros. La realidad es que la incertidumbre que sale es enorme. Quizás con un margen de error muy grande, del 30% o del 40%. La conclusión es que la cifra en la que se basó el caudal ecológico tenía muy poca precisión. El caudal que realmente debería salir, si se estudiara todo el tramo, es bastante menor de los 7,2 m3/s que salía en su día en Almoguera. Está más próxima a los 6 m3/s, que era el caudal mínimo antes de la modificación.
–El Cedex ha realizado un estudio para cambiar las reglas de explotación del Trasvase y ajustarlo a los nuevos caudales ecológicos. Existe una gran expectación. ¿Tiene alguna idea de qué escenarios se pueden plantear?
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–No tengo ni idea de cómo lo están enfocando. El sentido común dice que, si se han elevado los caudales ecológicos, se van a elevar los desembalses de referencia (al Tajo) y eso va a obligar también a elevar los niveles en los que se establecen las condiciones para restringir el Trasvase. Evidentemente, el Trasvase se tiene que ver afectado. Una vez que conozcamos las nuevas reglas, será relativamente sencillo hacer una simulación del funcionamiento del sistema y de la repercusión que puede tener a largo plazo. Si están tardando tanto, es porque están afinándolo, para intentar buscar la mejor solución de las posibles, pero está claro que el incremento del caudal ecológico necesariamente va a tener una repercusión negativa muy importante en la disponibilidad de agua, porque, si no la tuviera, querría decir que hasta ahora el Tajo se ha estado explotando mal, que se ha estado vertiendo más agua al propio Tajo de la que era necesaria.
–En el anterior ciclo hidrológico, el caudal medio circulante ha sido, en general, superior a los 6 metros cúbicos.
–Es por la propia naturaleza de la explotación y la necesidad imperativa de los caudales ecológicos. Como el gestor tiene un tramo de río muy largo desde los embalses de cabecera al punto de control de Aranjuez, puede haber muchas incidencias en el recorrido y, por ello, tiende a cubrirse en salud y asegurarse de que van a pasar los caudales mínimos en Aranjuez soltando más caudal del estrictamente necesario. Es cierto que hay períodos en los que ha pasado mucha más agua de la que era absolutamente imprescindible, y eso es algo que hay que corregir.
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–Sobre esa base, ¿podría darse que circule por Aranjuez mucha más agua de lo que marcan los nuevos caudales ecológicos?
–Hay que pensar que el comportamiento va a ser el mismo. Si antes el mínimo era 6 m3/s y circulaban 7,30 u 8, ahora que el mínimo es 8,5 de media en todo el año, los caudales pueden ser igualmente superiores al mínimo. Creo que hay que intentar afinar en la medida de lo posible. Hay que hacer un ejercicio de buena gestión del agua y no despilfarrarla; no soltarla si no es necesaria. Hay que pensar en los embalses de cabecera como la cuenta común del banco, donde se ingresa un dinero que son las aportaciones. ¿Y quién tiene tarjeta para sacar de esa cuenta? El Tajo y el Segura, y luego el banco cobra una comisión que es la evaporación. Y si el Tajo saca dinero de ese banco, el Segura no va a poder sacar. Eso está clarísimo. Independientemente de las reglas de operación que se puedan plantear. El agua que se vierte al Tajo del Tajo no puede ir al Segura.
–¿Cree como dice el presidente de los regantes del acueducto, Lucas Jiménez, que con las nuevas reglas habrá varios meses al año de 'trasvases cero'?
–Sí. Según como se decida poner la regla y los objetivos que se marquen, es muy posible que en condiciones hidrológicas habituales como las que hemos tenido en los últimos años, más bien secos, habrá un trasvase mucho menor. También es posible que las nuevas reglas se planteen para evitar llegar al nivel 4 (trasvases cero). Para lograrlo, se reduce la cantidad a trasvasar al Segura, con lo cual se evita que la cabecera baje a ese nivel.
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–Teniendo en cuenta la evolución del régimen de aportaciones y los efectos del cambio climático, ¿prevé que está más cerca que lejos el final del Trasvase para los regadíos del Levante?
–Eso ya es una declaración de mucho calado que prefiero no hacer, pero sí es cierto que las perspectivas de evolución en el contexto del cambio climático no son buenas, porque se han reducido las aportaciones en la cabecera de una forma significativa, y lo que dicen la totalidad de los modelos climáticos es que se puede reducir aún más. La propia concepción del Trasvase establece que solo se pueden trasvasar los excedentes y, si se reducen las aportaciones, lo primero que se van a reducir son dichos excedentes. Hay que ser consciente de ello y, a medio plazo, hay que buscar soluciones alternativas al Trasvase.
–La desalación...
–Hay dos soluciones: por un lado, los recursos no convencionales, como la desalación; y, por otro lado, la reducción de la actividad o la mejora todavía más de la eficiencia en las nuevas técnicas de riego. Hay que pensar que la tecnología puede ir progresando. Ya ha mejorado mucho. El regadío del Levante es una zona tecnológicamente muy avanzada y no hay que pensar que ha llegado ya al límite tecnológico de lo que puede hacer. Estoy seguro de que, con la gran capacidad y el conocimiento que hay en la zona, se puede mejorar en las técnicas de cultivo.
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–El Consejo de Estado, y así lo recogió el Plan del Tajo, indicó que hay que establecer una metodología y criterios comunes más precisos y actualizados para fijar los caudales ecológicos. ¿Significa que el Ministerio reconoce implícitamente que sus cálculos no son buenos?
–El tema es bastante complicado porque los cálculos de caudal ecológico se hacen, en principio, siguiendo lo especificado en la Instrucción de Planificación Hidrológica. Pero esta no propone un único método, sino un abanico de métodos, y en cada uno de los métodos se puede aplicar con una amplia horquilla de valores. Eso quiere decir que existe una gran discrecionalidad por parte de la Administración para poder fijar los caudales ecológicos. No es, por ejemplo, como el IVA o el IRPF que tenemos que pagar en función de lo que compramos o ingresamos. En los caudales ecológicos, hay un abanico de posibilidades, distintos métodos para calcularlo y, dentro de cada método, se pueden tomar distintos valores, por lo tanto, la variabilidad que se puede obtener en los resultados es muy grande. Lo que constató el Consejo Nacional del Agua fue que los valores de caudal ecológico que se habían especificado eran muy variables de unas zonas a otras de España. Muy altos en unas y muy bajos en otras. Evidentemente, eso causa problemas y los afectados por esas decisiones se pueden quejar, y tienen razón cuando se quejan. Tanto los consumidores y usuarios de agua, porque le han puesto un caudal ecológico alto, como los ambientalistas y los defensores del medio ambiente, porque, en fin, el caudal ecológico en algunos sitios es muy bajo.
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–En las revisiones al alza de caudales que se han aplicado en este ciclo hidrológico, ¿la del Alto Tajo ha sido la más alta?
–En España hay casi 5.000 masas de agua, con una enorme casuística, en las que se han fijado caudales ecológicos. Y lo que yo he visto al analizar todos estos caudales ecológicos es que los procedimientos de análisis que se han aplicado en los distintos sitios han dado lugar a resultados muy diferentes. Eso, en principio, no es deseable. Sería deseable que hubiera una variabilidad en los resultados, pero en función de circunstancias y criterios objetivos. Por ejemplo, los ríos que están aprovechados se podrían proteger fijando un caudal ecológico más elevado que los ríos que no están sometidos a presiones de ese tipo. Los ríos que están protegidos o en un espacio natural protegido sería lógico que tuvieran un caudal ecológico más alto que otros. Y en los ríos donde hay demandas importantes sería razonable que tuvieran un caudal ecológico más ajustado, más pequeño. Pero lo que hemos visto nosotros, la impresión que hemos sacado al analizar los valores es que ha dependido de otros factores que no hemos sido capaces de identificar. Hemos encontrado una variabilidad enorme y no sabemos muy bien a qué se debe.
–¿Tiene alguna consideración técnica sobre el Convenio de Albufeira, que garantiza unos caudales anuales de Tajo, Guadiana y Duero? A veces se critica que entra en Portugal más agua de la que corresponde.
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–El Convenio de Albufeira es el resultado de los acuerdos internacionales y, por lo tanto, es un documento de máximo rango que es obligado cumplir. Los científicos tenemos poco que opinar sobre ello porque tiene una componente diplomática. La realidad es que los principales usos del agua en Portugal son de tipo hidroeléctrico. Ellos también tienen regadíos, como nosotros, pero la principal queja que tienen los portugueses es que el agua que se utiliza en España para regar se retira del sistema y, por lo tanto, ellos no la pueden turbinar. Desde ese punto de vista, tienen razón. Lo que responden los españoles a eso es que es cierto que se destina una cantidad de recursos importantes al regadío y que, por lo tanto, el agua que se vierte a Portugal es menor que la que se vertería en régimen natural, pero que, a cambio, se proporciona de forma regulada y les cuesta menos turbinar. Las dos partes negocian y, como buenos vecinos, han llegado al Convenio de Albufeira, que a mí me parece correcto. Debemos conservar y cuidar la convivencia porque los portugueses son, en general, buenos vecinos. El Gobierno hace bien en cumplir el convenio.
–¿Relacionar las situaciones que existen en la cabecera y en la cola del Tajo sería mezclar churras con merinas?
–Por supuesto. La aportación de cabecera de en torno a los 800 hm3 al año es ridícula en comparación con la aportación total de la cuenca del Tajo. La parte que va a Portugal no debe ni tiene que salir de la cabecera del Tajo.
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