La Fundación Poncemar y la Universidad de Murcia han puesto en marcha este jueves en Lorca la segunda edición del proyecto intergeneracional 'Vidas que se unen' con la participación de usuarios del centro de día de personas mayores y alumnos de cinco años del colegio San Cristóbal, en el que la mayoría de las familias proceden de otros países.
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Con la colaboración de Convive Fundación Cepaim, el objetivo es realizar actividades conjuntas de los niños con los ancianos para combatir estereotipos por edad o la procedencia étnica y fomentar la convivencia.
En esta edición se abordarán como contenidos principales la soledad no deseada, la inclusión y la accesibilidad, detalló el gerente de la Fundación Poncemar, Luis Martínez.
Se trata de que los «mayores con ciertas dificultades puedan identificar sus necesidades y plantear alternativas porque a veces se nos olvida preguntar a los verdaderos protagonistas», abundó la profesora de la UMU, Silvia Martínez de Miguel.
Se han incorporado al proyecto alumnos del Bachillerato de Artes del Instituto de Enseñanza Secundaria Bartolomé Pérez Casas, que también se encuentra en el entorno del barrio de San Cristóbal, para la realización de un documental teatralizado que se difundirá para invitar a la sociedad a reflexionar sobre lo que más preocupa a los ancianos.
Al mismo tiempo se pretende que los estudiantes «mejoren su capacidad de interacción social en contacto con otras generaciones», dijo la profesora de Cultura Visual del Bartolomé Pérez Casas, María Elena López. También formará parte de 'Vidas que se unen' la asociación de personas con espectro autista Astrade para favorecer su inclusión.
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Durante estos meses niños y mayores se reunirán para compartir juegos tradicionales, contar cuentos y pintar y también para que los mayores tengan contacto con la robótica y las nuevas tecnologías. Llevarán a cabo actividades de conocimiento del medio natural en el centro de día y en el colegio San Cristóbal y colaborarán en algunas de las sesiones maestros jubilados para enriquecer el proyecto.
En la primera edición se constataron mejoras en la autonomía física, cognitiva y motivacional de los usuarios del centro de día, así como la creación de vínculos solidarios, culturales, de respeto y de ayuda entre los niños y los mayores. La directora del colegio, María Luisa Sánchez, resaltó la «ternura, empatía y cariño» que deja huella en los menores que participan en el proyecto, «es imposible decir que no» a una nueva edición, reconoció.
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La concejala de Educación, Rosa Medina, dijo que esta iniciativa no solo potencia y ensalza los valores de la convivencia y el respeto hacia las personas mayores, también tiene una finalidad académica de investigación y de mejora de las relaciones y la calidad de vida de los ancianos.
Recordó que los alumnos del grupo de Infantil de cinco años del colegio San Cristóbal recibieron el curso pasado el Premio CERM, que otorga el Consejo Escolar de la Región de Murcia, en la categoría de alumnado por este proyecto.
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