Las huellas de los terremotos de Lorca de 2011 son aún muy visibles en el cementerio de San Clemente más de 12 años después de la catástrofe. Los cientos de visitantes que este miércoles cruzaron las puertas del camposanto pasaron delante de algunos de los decadentes panteones históricos en los que, por su apariencia de abandono, posiblemente haga décadas que sus puertas no se abren para que los familiares limpien las lápidas y coloquen flores frescas ante la tumba de sus seres queridos.
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Cornisas, piezas decorativas y elementos escultóricos que se desprendieron por los seísmos fueron retirados, inventariados, catalogados y almacenados, pero en algunos casos no volverán a su lugar, al menos a corto plazo, porque no se ha podido acreditar la titularidad de estas edificaciones singulares para acceder a las ayudas que se concedieron para la rehabilitación.
El conjunto de panteones históricos del cementerio de San Clemente está compuesto por una treintena de construcciones funerarias que marcaban el estatus de las familias que las encargaron cuando abrió el camposanto en 1900. Responden a diferentes estilos arquitectónicos que van del bizantino al mudéjar, pasando por el neogótico y el modernista. Estos panteones están inscritos en el catálogo del Patrimonio Cultural de la Región de Murcia con grado de protección uno. Algunos recuperaron su esplendor al poco tiempo de los terremotos, como el de Adela Cachá Arcoya, bajo la dirección del arquitecto Juan de Dios de la Hoz,
La Comunidad Autónoma destinó una partida de 200.000 euros para la restauración de 11 de estas joyas arquitectónicas con los fondos del Banco Europeo de Inversiones (BEI), pero fuentes de la Consejería de Cultura explicaron a LA VERDAD que solo disponen de la documentación completa de dos de los panteones. Esto incluye el proyecto, la justificación de la titularidad y las facturas en el caso de que se hayan acometido ya algunas obras, por lo que serán subvencionados próximamente. Otros dos están pendientes de algunos detalles para completar la documentación requerida.
En estos dos casos, los costes de las obras de cada panteón no superan los 20.000 euros, según las mismas fuentes, y consisten en la consolidación de la edificación y en la recuperación de volúmenes perdidos, reparación de molduras y frescos y anclaje de elementos ornamentales para garantizar su seguridad ante posibles movimientos sísmicos.
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La Consejería de Cultura argumenta que «la dificultad para acreditar la titularidad de los panteones ha sido el principal freno para poder otorgarles las ayudas», porque «en la mayoría de los casos los dueños han ido falleciendo y ha existido gran dificultad para identificar a los descendientes y acreditar que todos ellos cumplen con los requisitos legales» como herederos para obtener el dinero.
El proceso se ha dilatado tanto en el tiempo que el plazo para justificar la subvención ante el BEI finalizó el 30 de junio, pero Cultura asumió el compromiso de responsabilizarse del pago a los propietarios con fondos propios. Por tanto, sigue abierta la posibilidad de que las familias que quedan por poner al día su documentación lo hagan para poder rehabilitar estas edificaciones decimonónicas, patrimonio histórico de la ciudad.
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