Alumnas marroquíes atienden al profesor en su clase de español en el colegio San Cristóbal. Jaime Insa / AGM

Las mujeres marroquíes rompen la barrera del idioma en Lorca

Cuarenta madres del barrio de San Cristóbal aprenden español en el colegio de sus hijos y otras 90 están en lista de espera para poder hacerlo

Inma Ruiz

Lorca

Domingo, 16 de febrero 2020, 11:05

Un aula del colegio público San Cristóbal, en el barrio del mismo nombre, está reservada de lunes a jueves a mujeres marroquíes que quieren aprender español. Son mujeres inmigrantes, madres de alumnos de ese centro decididas a superar la barrera del idioma, que limita su día a día ya que ninguna habla español aunque llevan más de una década viviendo en este país.

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Fueron los profesores, incapaces de entenderse con las madres de sus alumnos, los que pidieron ayuda para implantar la iniciativa, que comenzó el curso pasado con 20 progenitoras. Este año se ha duplicado la cifra y hay 90 más en lista de espera. Reciben clases tres horas a la semana, por la mañana, mientras sus hijos están en el colegio, lo que facilita la conciliación. La Fundación Cepaim es la encargada de impartir la enseñanza del español con una subvención del Gobierno de Murcia.

El San Cristóbal no es un colegio al uso ni se desenvuelve como tal, el centro es una pequeña Torre de Babel. De sus 510 alumnos, solo 88 son españoles y los otros 390 son de 17 nacionalidades distintas, la mayoría marroquíes, destaca su directora, María Luisa Sánchez, en declaraciones a LA VERDAD.

Las incorporaciones de niños marroquíes a lo largo del curso son frecuentes. Ni ellos ni sus pares hablan castellano. «Dar clase en estas condiciones es un salto mortal», reconoce la directora. En el área de Infantil, con un 84% de niños inmigrantes, es inviable avanzar en los contenidos curriculares y la comunicación con los padres es imposible.

Por eso, entenderse con las madres se ha convertido en uno de los principales retos de este colegio, donde «se forman supermaestros y la vocación se pone a prueba». Las madres que han aprendido español tienen ahora más recursos y una participación más activa en la comunidad escolar. «Me siento muy bien porque puedo hablar con los vecinos, con el médico y con los maestros, antes necesitaba ayuda», asegura Hayat, una de las alumnas. «Queremos relacionarnos, tenemos que aprender porque estamos en España», añade, mientras su compañera Ghizlan afirma que «ahora podemos ayudar a nuestros hijos».

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Estas mujeres «son unas heroínas», confirma su profesor, Pedro Martínez. La forma de articular las palabras y la grafía en árabe es muy diferente al castellano y el aprendizaje es muy lento pero «les gusta y tienen muchas ganas». Las de un nivel más avanzado ya son capaces de hacer redacciones. Practicar el idioma es fundamental y tienen que hacer deberes en casa.Sus hijos son la primera generación de españoles de sus familias y comienzan a olvidarse del árabe, según reconocen ellas mismas. Aprenden a leer, ven la televisión en castellano y se relacionan en este idioma. «Mi hija ya no sabe hablar árabe», dice Ibtissam.

La mayoría de estas mujeres no supera los 30 años de edad, tienen entre tres y cinco hijos y durante su estancia en España solo se han relacionado con marroquíes. Ahora su mentalidad ha comenzado a cambiar porque quieren otra vida para sus hijas, menos dependiente de los maridos. «A mi hija la imagino muy diferente a mí, no quiero que viva igual que yo ni que se case tan joven, será profesora o doctora», dice Hayat. «La mayoría piensa como yo», confirma.

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El curso de español solo dura un cuatrimestre y la directora del centro pide que se pueda ampliar a todo el curso. «Hemos tenido que hacer frente a la realidad árabe antes que otros colegios y la respuesta ha sido fantástica», está completamente normalizada, asevera.

Nuevas herramientas para la integración de los inmigrantes

Veinticinco profesionales que trabajan con extranjeros participarán en el curso 'Herramientas para el empoderamiento y la integración de inmigrantes a través del teatro'. Financiado por La Caixa, cuenta con la colaboración de la Escuela de Adultos Alto Guadalentín, Cepaim, Cazalla Intercultural y de la Concejalía de Igualdad. Servirá para mejorar sus competencias utilizando el teatro como medio para llegar a las mujeres inmigrantes. Forma parte del ciclo 'Creadoras', que busca el empoderamiento femenino de las migrantes a través de la cultura local.

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