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La controversia de los toldos en Lorca

Las lonas tenían que estar colocadas desde mayo, pero la negativa de algunos lo hace imposible. La situación puede poner en riesgo la participación de la ciudad en una experiencia piloto europea con estrategias para combatir el cambio climático a nivel local

Pilar Wals

Lorca

Domingo, 24 de junio 2018, 09:41

lorca. Es una incógnita, una incertidumbre, en estos momentos. La instalación de los toldos en las calles del centro de la ciudad como medida para paliar los efectos del sol y el calor ha generado una fuerte controversia después de que esta semana 'La Verdad' publicara unas declaraciones de la concejal de Urbanismo y Medio Ambiente, María Saturnina Martínez Pérez, en las que aseguraba que la negativa vecinal a permitir anclajes en sus fachadas ponía en riesgo el proyecto.

La experiencia pionera, apoyada por la Unión Europea, pretendía aplicar en la ciudad una serie de estrategias para combatir el cambio climático a nivel local. La instalación de toldos estaba prevista en las calles Corredera, Pío XII, Alporchones y Almirante Aguilar. En estos momentos la decisión está en el aire, aunque se ha creado un fuerte debate con más voces a favor que en contra.

¿Qué le parece que en las calles del centro histórico se instalen toldos?

  • Sel Lorenzo, empresaria «Estupendo. Darían sombra, quitarían el sol directo y crearían ambiente y calidez que es lo que necesitamos en el casco antiguo».

  • Ana Sánchez, comerciante «Deberíamos de tenerlos desde hace años. En esta calle, Pío XII, es imposible andar a determinadas horas. Son imprescindibles».

  • Baltasar cabrera, jubilado «Aquí de 365 días que tiene el año 350 hace sol. Permitirían que pudiéramos andar por las calles. Las temperaturas son muy altas».

  • Miguel Pérez, servicio técnico «Perfecto. Sería genial contar con toldos con el calor que hace en estas calles del centro. Sería la solución para poder ir por ellas».

  • María ascensión Sánchez, empleada «Bien. Así la gente se animará a venir al casco antiguo. Es imposible en las horas centrales por la intensidad con que pega el sol».

  • José de la Cruz Roldán, empleado «Muy bien. Necesitamos sombra para que la gente venga y pueda pasear. Ahora es imposible con las temperaturas tan altas que hay».

  • Diego Re, peluquero «Los necesitamos ya. A esta hora [mediodía] es imposible andar por la calle. Es una pena que algunos se nieguen a permitirlos».

  • Francisco Montoya, comerciante «Maravilloso. Estamos en la Ciudad del Sol, pero todo lo que sea mitigarlo es bueno. Hace mucho calor y ayudaría a sobrellevarlo».

  • Sandra Úbeda, comerciante «En una ciudad como Lorca son necesarios. Permitiría pasear por las calles del centro a determinadas horas en que se hace imposible».

  • Manuel Sánchez, marquetero «Yo no lo veo necesario. Creo que hay otras cosas más urgentes que poner toldos en las calles del centro, pero es mi opinión».

  • Francisco Parra, jubilado «Muy bien. Con el calor que tenemos todo lo que se idee para remediarlo me parece magnífico. Los creo muy necesarios».

  • Regino García Aragón, comerciante «Hacen mucha falta para que la gente no vaya como los lagartos buscando una sombra para evitar que el sol les achicharre».

  • Cristóbal Oliver, dependiente «Me parece perfecto. Muchas otras ciudades los tienen y han sido la solución al paseo de los ciudadanos en zonas de mucho calor».

  • Antonio Miñarro, autónomo «¡Hombre!... sería fantástico. Habría 'sombrica' y la gente podría pasear lo que invitaría a visitar más esta zona a determinadas horas».

  • Yolanda Rodríguez, nutricionista «A mí me parece genial, con el sestero que cae. Hace mucho calor tanto en verano como en invierno. Hay que protegerse».

  • Rogelio Martínez, empresario «Existían hace años, por lo que volveríamos a algo que ya surtió efecto. Me parece una idea magnífica que hay que aplicar ya».

  • Toñi Segura, comerciante «Beneficia a la ciudad. No podemos quedarnos atrás. Muchas ciudades lo tienen. Es necesario para atraer gente al casco antiguo».

  • Gregorio Albarracín, dependiente «Invitarían a que los ciudadanos pudieran recorrer esta zona. Ahora es imposible por la intensidad del sol. Hace falta zonas de sombra».

  • Alfonso Martínez, cámara de televisión «Daría gusto pasear por la zona comercial. A determinadas horas es imposible por la intensidad del sol. No hay casi sombras».

  • María Antonia Ayala, dependienta «Me parece genial. Creo que sería un gran acierto. La gente podría pasear y ver escaparates. Ahora es imposible por el sol».

Entre los que, no solo apoyan la iniciativa, sino que están dispuestos a actuar de mediadores con los vecinos que muestran su negativa al proyecto están los comerciantes. «Hablamos con la edil de Urbanismo y nos pusimos a su disposición para hacer de intermediarios», afirmó Regino García Aragón, comerciante de la calle Pío XII. «Quizás el proyecto no ha sido del todo bien explicado y algunos no lo han entendido, por lo que queríamos ayudar a mostrar los beneficios que puede generar no solo para el comercio o la hostelería, sino para la ciudadanía en general».

Sel Lorenzo Empresaria Ana Sánchez Comerciante Baltasar Cabrera Jubilado Miguel Pérez Servicio técnico María Ascensión Sánchez Empleada José de la Cruz Roldán Empleado Diego Re Peluquero Francisco Montoya Comerciante Sandra Úbeda Comerciante Manuel Sánchez Marquetero Francisco Parra Jubilado Regino García Aragón Comerciante Cristóbal Oliver Dependiente Antonio Miñarro Autónomo Yolanda Rodríguez Nutricionista Rogelio Martínez Empresario Tomi Segura Comerciante Gregorio Albarracín Dependiente Alfonso Martínez Cámara de televisión María Antonia Ayala Dependienta

«No inventamos nada»

Sus negocios no están incluidos en la zona de afección de los toldos, pero son unos de los más firmes defensores de esta iniciativa. Se trata de Ana Sánchez, conocida comerciante del tramo alto de la calle Pío XII, que apuesta no solo por su implantación, sino por su ampliación. «Los resultados están demostrados en muchas ciudades, por lo que no vamos a inventar nada, sino que vamos a dar una solución a un problema que tenemos». En la misma línea se muestra el peluquero Diego Re que tiene su establecimiento junto al de Ana Sánchez. «Nosotros lo que pedimos es que se amplíe a tramos como el que ocupamos, donde es muy necesaria su instalación».

Este reportaje cobra forma al mediodía en las calles Corredera, Pío XII y Alporchones. A duras penas se pueden localizar viandantes, pero más difícil se hace encontrar una sombra. «Está el sol en todo lo alto y no hay lugares donde resguardarse de él», apunta Isabel María Alonso. Le acompaña, en un carrito, su nieta María de dos años. «Hemos salido porque este fin de semana nos vamos ya a la playa y tenía que hacer algunas compras de última hora, pero se hace imposible ir por la calle». Un grupo de mayores, tertulianos de un bar cercano, se quejan del calor. «Los toldos tenían que estar ya puestos, como en todas las ciudades donde hacen estas temperaturas», se queja Manuel González. No es el único. Salvador Romera también pide más espacios de sombra. «A esta hora solo se puede estar a gusto en la Plaza de Calderón de la Barca. El problema es que cada vez hay menos árboles y cuando los podan los dejan pelados y hasta que les salen las hojas...».

Casi dos meses de retraso

El proyecto europeo Life Adaptate, en el que está incluida la iniciativa de colocación de las lonas, debía haber comenzado en mayo, por lo que casi lleva dos meses de retraso. En riesgo podría estar la experiencia que tiene un presupuesto de 327.953 euros. Una parte importante, 179.615 euros, corría a cargo de una subvención de la Unión Europea, mientras que el Ayuntamiento iba a aportar casi 150.000 euros. Se iban a colocar toldos en las calles peatonales y comerciales del recinto histórico de la ciudad, pero también se iban a estudiar los beneficios que estos generaran. Desde mayo a septiembre se controlaría la temperatura de estas zonas a distintas horas del día, para contrastar su eficacia.

Además, se pretendía hacer un muestreo entre la población para conocer el grado de satisfacción. Las encuestas también abarcarían a los hosteleros y comerciantes para conocer si se han producido beneficios en sus establecimientos, esto es, si durante ese tiempo se ha notado un incremento en el consumo y las ventas. Curiosamente la ciudad contó hace años con toldos en algunas de sus calles más comerciales. En la calle Santiago, en sus fachadas, aún quedan algunos anclajes que sostenían aquellas primeras lonas que eran a base de tejidos más o menos resistentes y que intentaban proteger a los viandantes de las altas temperaturas del verano.

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