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Inma Ruiz
Lorca
Domingo, 8 de septiembre 2019, 13:37
Consuelo Pinilla y sus amigos jamás imaginaron, cuando visitaban de forma furtiva las minas de Pulpí en aquellos veranos de su adolescencia, que allí se escondía la segunda geoda más grande del mundo y la de mayor tamaño de Europa, que ya fue bautizada como la 'catedral' de Pulpí. En el mes que lleva abierta al público, ha recibido 6.000 visitas y ya hay 16.000 reservas hasta enero. La expectación que ha generado en todo el planeta desborda las previsiones. La central de reservas recibe más de mil llamadas al día y no da abasto para atender a todos los interesados. La página web se colapsa, «nadie se esperaba esta respuesta tan rápido», reconoce a 'La Verdad' una de las administrativas, Ana Martínez.
La pedanía costera de San Juan de los Terreros, perteneciente a la localidad almeriense de Pulpí, es un asentamiento de veraneantes lorquinos desde los años 60 y miles de murcianos disfrutan cada verano de sus playas o tienen allí sus segundas residencias, como le ocurre a Consuelo y a su familia. A finales de esa década, la Mina Rica, que se encuentra a tan solo tres kilómetros de la costa, fue abandonada tras ser explotada durante casi un siglo. La sierra del Aguilón, en cuyas entrañas se ubica, fue durante los 80 y 90 del siglo pasado el lugar favorito de los veraneantes más jóvenes para correr aventuras a hurtadillas por las oscuras galerías a espaldas de sus padres.
Ahora 200 visitantes recorren al día esos túneles subterráneos, algunos de gran altura, creados por los mineros con pico, pala y voladuras con explosivos para extraer plomo, hierro y plata. Muchos visitantes son lorquinos, de la comarca y de toda la Región de Murcia, pero también proceden de distintos puntos de España como Madrid, Cataluña, Asturias, Valencia o Andalucía. Franceses, ingleses y belgas acuden a conocer el tesoro de Mina Rica que ha protagonizado portadas de la prensa de lugares tan alejados como Corea e Indonesia. Buena parte de ellos vienen expresamente para conocer la geoda, como Pablo Domínguez y María Dolores Regalado, procedentes de Granada. «Desde que escuchamos en la radio que se podía visitar llamábamos todos los días para conseguir comprar la entrada. Ha merecido la pena», confiesa María Dolores.
«Vienen a visitar la geoda y quedan fascinados con la mina», dice satisfecha a 'La Verdad' la coordinadora de las visitas, la geóloga Mila Carretero. El nombre de Mina Rica es muy apropiado por la cantidad de minerales diferentes que alberga, entre ellos cuatro de los cinco minerales con luminiscencia que existen en el mundo. «Parecen cuevas naturales, por la altura que tienen las galerías», comenta asombrada una de las visitantes, María del Mar Maroto. De Barcelona pero afincada en Vera, adquirió las entradas hace dos meses. «Ha sido imposible reservar en agosto, quería haber venido con unos amigos, pero tendrá que ser el año que viene».
El trayecto de 500 metros por galerías subterráneas hasta llegar a la gran geoda, a 60 metros de profundidad, está plagado de sorpresas para el visitante, que puede contemplar algunas minigeodas o geodas partidas como preludio del gran regalo de la naturaleza que guarda Mina Rica, la bella geoda de cristal de yeso de gran transparencia, que mide 8 metros de largo por 1,8 de ancho y 1,7 de altura. «Muchos lloran de emoción» cuando se adentran en la cavidad para contemplar de cerca y palpar los prismas de selenita formados hace más de un millón de años y «hacen que yo misma me emocione», desvela una de las guías, Encarni Egea.
Más de dos kilómetros de galerías de la mina no se han abierto al público por motivos de seguridad, al no haber sido reforzados los entibados para evitar derrumbes, algunas de ellas están poco exploradas y los geólogos advierten de la existencia de otras geodas ocultas en la roca de las que, de momento, se desconocen sus dimensiones. En otra fase de rehabilitación, se ampliará el recorrido y se instalará un montacargas para acceder hasta el segundo nivel de la mina, donde se encuentra la geoda. La explotación turística de Mina Rica no ha hecho más que empezar.
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