La suegra, la madre y la viuda del lorquino Francisco Javier Moreno, reciben el pésame durante la misa.

«No han desaparecido, están con el Señor»

Un millar de personas acompañan en la iglesia de Santiago de Lorca a las familias del lorquino y el aguileño fallecidos en la catástrofe aérea de los Alpes franceses

A. S. / I. R. / P. W. R

Miércoles, 1 de abril 2015, 22:16

«No han desaparecido. Están con el Señor, en compañía de Jesús, al que le pedimos que os ayude a pasar estos momentos de dificultad». Estas fueron algunas de las palabras que el párroco de la iglesia de Santiago, Eduardo Sánchez Carrasco, pronunció en la noche de este miércoles durante la misa de funeral que se ofreció en memoria de Francisco Javier Moreno y Fernando Martínez, los dos murcianos que murieron en la catástrofe aérea de los Alpes franceses.

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El templo, que abrió sus puertas hace unos meses tras ser reconstruido después de los terremotos de mayo de 2011, acogió a casi un millar de personas que abarrotaron todos los bancos y las sillas que se habilitaron en la nave central, por lo que muchos tuvieron que seguir la ceremonia de pie e incluso en el atrio de la iglesia.

En los primeros bancos, frente al altar, se situaron las familias de Francisco Javier y Fernando, aún conmocionadas por las circunstancias que han rodeado la pérdida y respondieron con sollozos y abrazos a las primeras muestras de pésame de amigos y conocidos, antes de que se iniciara la misa.

La vuida de Francisco Javier, acompañada por su familia, recibió el cariño de los asistentes entre sollozos.

El joven transportista tenía 43 años cuando tuvo lugar la tragedia aérea y aunque era natural de Puerto Lumbreras, vivía desde que se casó en Lorca. Su sobrino político, Fernando, era vecino de Águilas. Estaba casado y tenía dos niños pequeños. Era muy conocido porque su familia regenta dos pastelerías en Águilas. Una en la pedanía de Calabardina y otra en el centro de la ciudad.

A la misa en memoria de los dos fallecidos asistieron la mayor parte de la Corporación municipal. Ocuparon distintos bancos a lo largo de la nave central del templo. El alcalde, Francisco Jódar, no quiso hacer declaraciones a los periodistas. Los hermanos del joven de Águilas recibieron el pésame de muchos lorquinos que los conocían de Calabardina. Ellos tampoco podían contener la emoción durante la misa de funeral.

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