Vecinos de Letur observan el casco histórico arrasado por la riada, tras desbordarse el arroyo que cruza la localidad albaceteña. Guillermo Carrión/ AGM

Las lluvias torrenciales en Moratalla alimentaron el arroyo que arrasó Letur

Los mapas de la CHS reconocían las calles más afectadas del pueblo como zonas peligrosas por riesgo de inundaciones, pero no por riadas

Jueves, 31 de octubre 2024, 00:08

La DANA pudo haber causado una verdadera tragedia en tierras de la Región de Murcia el pasado martes, pero una combinación de factores lo evitaron, y entre ellos está el papel que jugó la orografía del terreno en la comarca del Noroeste y sur de ... Albacete. Municipios como Moratalla y Caravaca de la Cruz llegaron a acumular en 24 horas entre 250 y 200 litros por metro cuadrado, unos volúmenes que sobre el terreno son difíciles de gestionar y más en zonas rurales y montañosas.

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Desde las sierras de Burete y Lavia y el valle del Aceniche (entre Bullas y Cehegín) hasta las pedanías altas de Moratalla se creó un pasillo tormentoso, un frente azotado por un viento húmedo del sureste que provocó precipitaciones localizadas y muy intensas, a diferencia de otros territorios como Andalucía, donde el temporal dejó lluvias más generalizadas y menos virulentas.

«Incidieron de forma muy destacada los relieves montañosos orientados a ese flujo húmedo», derivando en registros pluviométricos difíciles de ver en el Noroeste, explica a este periódico Víctor Ruiz Álvarez, doctorado en Geografía y experto en planificación y gestión de riesgos naturales, además de portavoz de la Asociación Meteorológica FrostSE.

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Conforme avanzaban esas lluvias por la comarca murciana, las precipitaciones iban a más hasta alcanzar el Campo de San Juan y la cabecera del Arroyo de Letur, donde se llegaron a registrar 230 litros por metro cuadrado. Aquí está la clave de por qué la localidad más afectada de Albacete por la DANA, donde ya se han cuantificado un fallecido y varios desaparecidos, entre ellos dos murcianos, acabó con el centro del pueblo convertido en un río caudaloso que se llevó todo a su paso.

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«En Letur no se registraron más de 60 litros por metro cuadrado. La crecida del agua no se produjo en el entorno de la localidad, sino en la cabecera del arroyo, en el término municipal de Moratalla», detalla el experto. Las sierras de la Umbría de la Mata y del Zacatín sirven de frontera entre la Región de Murcia y Castilla-La Mancha, pero está conformada por multitud de cauces y barrancos que desembocan en Letur, siguiendo una dirección sur-norte para acabar alcanzando el río Segura entre los pantanos de la Fuensanta y el Cenajo.

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«Siempre es peor que llueva en zonas de interior que en zonas de costa, la laminación del agua no es la misma. La velocidad que alcanza en una zona montañosa es superior. De ahí que la crecida del arroyo fuera tan intensa». Ruiz Álvarez compara esa situación y cómo afecta la geografía del terreno con el pasillo de precipitaciones que también se formó en las vegas del Segura el martes, pero con registros que fueron considerablemente inferiores.

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Cartografías

Ante situaciones como esta, la DANA volvió ayer a abrir el debate sobre el riesgo de inundaciones y la incidencia que tiene este factor a la hora de decidir dónde se construye o de qué forma se canaliza el agua en una zona que tiende a acumularla. Los mapas de peligrosidad de la Confederación Hidrográfica del Segura reconocen ese riesgo por inundaciones en un menor o mayor periodo de tiempo (probabilidad a 10, 100 y 500 años) en Letur. En concreto, en las calles que van paralelas al arroyo a su llegada al pueblo a través de un encauzamiento como todas aquellas que terminaron más afectadas por las avenidas, que tienen una salida natural de agua al final de la localidad en forma de barranco. Sin embargo, la cartografía que recoge qué superficies son zonas de flujo preferente o de riadas no contempla las mismas zonas, y no abarcan las calles con mayores daños. El flujo del agua, según este mapa, se desvía en mitad de Letur hacia la derecha, por otro arroyo.

Piden revisar las zonas inundables y el diseño urbano en Letur en el nuevo plan de inundaciones del Segura

«No es ni mucho menos la primera vez que ocurre, y la zona ha sido estudiada a efectos del riesgo de inundación. El problema del diseño del canal, el puente y las calles es bien conocido, pero no se ha solucionado en décadas», explicaba este miércoles Stefan Nolte, técnico de la Plataforma en Defensa de las Fuentes de los Ríos Segura y Mundo, quien pide revisar estas cuestiones en la tercera planificación de la gestión del riesgo de inundación de la Demarcación Hidrográfica del Segura (2028-2033).

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Sin crecidas 'relámpago'

El portavoz de FrostSE pone su foco en los ríos murcianos Quípar y Argos, ambos con unas crecidas del caudal considerables durante el martes: «fueron crecidas extraordinarias, pero no 'relámpago' como en Letur».

Los cauces de ambos ríos sí que se desbordaron, pero sin causar daños. No se dieron las circunstancias para que llegaran a causar los mismos desperfectos que se han visto en ríos similares en la Comunidad Valenciana y Andalucía.

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  1. Los pantanos de la cuenca ganan másde 20 hectómetros

La demarcación del Segura recibió entre el lunes y el martes una precipitación media areal de 25 l/m², con un volumen acumulado equivalente a 478 hm³. Los embalses de la cuenca han recibido una cifra superior a los 20 hm³ en tres días, hasta ayer, «aunque hay que puntualizar que todavía sigue entrando agua procedente de ramblas, barrancos y ríos». Por embalses, el Cenajo ha ganado 7,2 hm³; le sigue Fuensanta con 4,2 hm³ y Alfonso XIII con 3,5 hm³, los que más aportaciones de lluvia han captado. En menor cuantía, el Talave (1,8 hm³), la Pedrera (1,5 hm³) y Camarillas (1,1 hm³).

Las lluvias de este episodio de DANA han sido muy repartidas en toda la demarcación del Segura. Sin embargo, «no son suficientes para paliar a corto plazo la situación de escasez coyuntural que sufren algunas zonas de cuenca del Segura». A pesar de ello, las precipitaciones contribuyen a la recarga de los acuíferos subterráneos, los caudales ecológicos de los ecosistemas fluviales o en la acumulación de reservas en los embalses.

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